José Santos Valdés, maestro de México
HIGINIO ESPARZA RAMÍREZ
Santos Valdés fue, hasta 1947, un activo organizador sindical del magisterio. Nunca dejó de laborar como maestro mientras fue representante gremial. A lo largo de toda su vida, fue un crítico severo de la burocracia sindical, a la que consideraba como parte de los villanos de la pedagogía.28 jul 2020
En mayo de 2019 el Congreso del antiguo Distrito Federal (hoy ciudad de México, instituyó la medalla al mérito docente que lleva el nombre del profesor José Santos Valdés, como un reconocimiento a su figura de luchador social y gestor de la educación pública en el país. La entrega de la presea tuvo lugar en el recinto de la primera legislatura del Congreso. La medalla, explicó en su momento la diputada Lilia María Sarmiento, constituye el reconocimiento pleno de los legisladores a los docentes más sobresalientes.
Con días de anticipación, los familiares del Maestro radicados en la Ciudad de Lerdo, recibieron invitaciones para estar presentes en la ceremonia, encargándose el asesor y capacitador en mercadotecnia y suegro del homenajeado, Simón Álvarez Franco, de difundir el histórico evento y aprovechar al mismo tiempo el momento para las remembranzas. «Fue célebre por sentarse a descansar en la plaza de armas de Lerdo y a platicar con todo el mundo. (Yo fui, en mis tiempos de reportero bisoño, parte de ese mundo)
«Sus logros en la educación fueron trascendentales y a pesar de ser un apolítico y laicista, no tuvo problemas con la Iglesia en sus planes para incorporar a las escuelas católicas a la educación pública, sustituyendo las imágenes religiosas con las de los héroes nacionales, don Benito Juárez, principalmente. No fue un come curas -subraya Álvarez Franco. «Por el contrario respetaba las ideologías y los pensamientos de los demás. Es cierto que se codeaba con líderes de la izquierda y en su casa recibió en diferentes ocasiones a los presidentes Echeverría y López Portillo, pero siempre se mantuvo al margen de la política. Tampoco fue elitista.
Generoso con sus compañeros de profesión, hipotecó su casa para pagar la fianza de siete normalistas capturados después del enfrentamiento armado en Madera, Chihuahua, un cruento hecho histórico que el profesor José Santos Valdés plasma en su libro «Madera». Fundador y guía de cinco generaciones de maestros normales rurales, apoyó la edición de veinte tomos sobre la obra completa en pro de la educación normalista durante cinco años en planteles de Durango y Zacatecas.
En la ciudad de Lerdo hay un museo instalado por el profesor Gabriel Castillo Domínguez dedicado al profesor José Santos Valdés, precisamente en el edificio que ocupa la fundación del mismo modo creada en memoria del ilustre docente normalista. Está formado con aportaciones de familiares, compañeros y gente que lo conoció y trató, destacando objetos de uso personal; copias de sus escritos y entrevistas a medios de comunicación nacionales, además de libros y una extensa biografía colocada en una de las paredes del recinto, localizado frente a la plaza de armas Benito Juárez. En cada aniversario luctuoso, familiares, amigos y maestros normalistas, le rendían homenajes a un costado del parque Victoria, con ofrendas florales, guardias de honor al pie su busto. Falleció el profesor Castillo Domínguez y las convivencias vinieron a menos, ante la fría casa -ahora- que albergó los sueños, inquietudes y nuevos proyectos de su larga y fructífera existencia.
Pero el movimiento de protesta no cede: el jueves, maestros normalistas de Aguascalientes, de Nieves, Zacatecas y de San Marcos, se reunirán en el Salón Azul de la Presidencia Municipal de Lerdo, para hacer valer su inconformidad ante funcionarios estatales, municipales y del ramo educativo. «Se duda que acuda el gobernador», anticipó uno de los organizadores.
Las familias Valdés Flores, Saucedo Valdés, Álvarez Macías, Valdés García, Álvarez Valdés y Scott Álvarez, por su parte enviaron una carta a El Siglo de Torreón, desaprobando la intentona del cambio, «sin restar méritos al doctor Rosas Aispuro».