La dulce historia del alfeñique 

Llamamos alfeñique a las figuras de azúcar harinosa o azúcar glas que se hacen especialmente para día de muertos. Los aztecas hacían figuras para sus ofrendas de amaranto y otras pastas comestibles, se dice que estos son los primeros alfeñiques que conocieron los habitantes de nuestro continente.

La dulce historia del alfeñique

La palabra “alfeñique” proviene del árabe andalusí al fayníd, palabra con la que se designa a la pasta de azúcar cocida y estirada en barras muy delgadas y retorcidas. En México, se elaboran con él figuras de dulce harinoso o azúcar glass, principalmente para las festividades del Día de Muertos.

Época prehispánica

Antes de la llegada de los españoles a nuestro país, no se conocía el azúcar de caña. Los antiguos mexicanos elaboraban figuras de amaranto y otras pastas comestibles. Se dice que estos son los primeros alfeñiques que conocieron los habitantes de nuestro continente.

Las usaban como regalo y ofrenda para sus muertos. Eran figuras con forma de cráneos hechas con semillas de amaranto y mieles silvestres, como la que extraían del maíz, del corazón del maguey, de las abejas llamadas Tzoalli o de frutas.

 

Los españoles prohíben el uso del amaranto

Al arribar los españoles, y con ellos la prohibición del amaranto, el dulce de alfeñique fue adoptado por los mexicanos utilizando la caña de azúcar para fabricarlo.

Las monjas relacionaban al alfeñique como figura tradicional de los meses de noviembre y diciembre para las celebraciones del Día de Muertos, así como en las posadas y la cena de Navidad. Sus formas más comunes son calaveras, ataúdes, ángeles, animales varios y frutas.

Algunas investigaciones afirman que la elaboración del dulce de alfeñique se inició en Toluca, hoy capital del Estado de México. En el año 1630, don Francisco de la Rosa, vecino del valle, solicitó a la Corona española el permiso para fabricar el dulce de alfeñique típico de la península, elaborado con masa de azúcar y aceite de almendras. Don Francisco abrió su comercio de dulces de alfeñique en la calle Real, hoy Avenida Independencia.

 

Durante la Colonia, la tradición del dulce del alfeñique español se combinó con la prehispánica dando origen al dulce mexicano de alfeñique. Actualmente, este dulce está elaborado con azúcar harinosa, clara de huevo y chaucle o raíz de papaloquelite recolectada en los municipios de Tonatico, Ocuilan y Coatepec Harinas. Los artesanos alfeñiqueros comienzan su elaboración en febrero, y durante nueve meses crean y modelan las diversas figuras que hoy apreciamos, una gran cantidad de alfeñiques en miniatura, dulces vaciados y dulces de pepita de calabaza.

Un alfeñique distinto por cada estado de la república mexicana

En Puebla se elaboran con forma de calaveras, cajitas de muertos o sepulcros. Sus ingredientes principales son la almendra, el cacahuate o la semilla de calabaza mezclados con azúcar y huevo al estilo del mazapán.

En Oaxaca, las formas del alfeñique son de calaveritas, coronas, cruces y muertitos hechos de azúcar cristalizada con miel en el centro.

Las formas de ataúd, carros tirados por muertes, venados y calaveras de azúcar de pasta blanca son tradicionales en el Estado de México.

En la Ciudad de México se hacen las calaveras de azúcar natural, de chocolate y paletas con forma de calaveras.

En Guanajuato, son caramelos artesanales hechos a base de azúcar de caña cernida con miles de colores, figuras, brillos y sabores.

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