El Pachuco que forjó una patria
Víctor M. Navarro
La casa de Tin Tan es el mundo de la comicidad, el humor y los juegos de lenguaje. La casa de Tin Tan es Ciudad de México, es Ciudad Juárez, es la pantalla, el desparpajo y la libertad a toda costa.
La casa de Tin Tan es la imaginación desatada, el baile, la corporeidad hecha risas, la realidad hecha trizas; la casa de Tin Tan es una vecindad en el centro del exDF, la casa de Tin Tan es la vida que se reinventa, la casa de Tin Tan es un museo.
El Museo Kaluz inauguró en el mes de agosto Tan Tin Tan. Un mexicano del siglo XXI, exposición multimedia dedicada al Rey del Barrio que despliega en sus distintas salas documentos, escenarios, trajes, objetos, recuerdos, carteles, fotografías, a la par que proyecta un ciclo de películas de ésas que presentan un universo que se resiste a ser encasillado. La singular muestra, que quiere darle la bienvenida en primer término a la comunidad que vive y labora en las inmediaciones del museo, estará abierta hasta finales de noviembre, aunque posiblemente el espíritu del distinguido Pachuco permanecerá allí quién sabe cuánto tiempo, pues allí, en el número 85 de Avenida Hidalgo, se alzaba antaño la vecindad en que nació Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo.
Esa construcción de avenida Hidalgo esquina con Reforma era en aquel entonces una de esas antiguas casonas del Centro Histórico que fueron conventos o palacios y luego quedaron a la deriva, en manos de rentistas que a duras penas les daban mantenimiento. Allí, en la entrada al barrio de Peralvillo, creció Germán con sus hermanos teniendo como jardín la Alameda Central y sus fuentes como ocasionales albercas.
Aunque hay un solo Tin Tan verdadero, su existencia comporta varios nacimientos, el primero un día 19 de septiembre de 1915; el segundo en 1927, cuando por razones laborales su padre, aduanero, tiene que trasladarse con su familia a Ciudad Juárez. El niño de doce años habrá de regodearse en esa placenta pluricultural. El tercero cuando a partir de la radio, las carpas, el vodevil, la música, el baile y la actuación, se da cuenta de que el mundo de la actuación sería su futuro.
El espanglish, la tatacha, y el americaqui lo motivaron a crear entes como La Chiva, Topillo, Topillo Tapas y encontrar en El Pachuco su primera realización del personaje intemperante, excesivo e hilarante, con un habla muy particular.
Prontuario biográfico
Año de 1927. A sus doce años Germán Gómez Valdés Castillo emigra con su familia una breve temporada a Veracruz para después establecerse en Ciudad Juárez. Termina con dificultad la secundaria y la preparatoria no le interesa. Deja la escuela para ponerse a trabajar. Su padre, Rafael Gómez Valdés, hombre de aduanas y trabajo, no quiere que su hijo de diecinueve años esté de holgazán en casa, ni de vago en las calles relajeando con pandillas de cholos, y lo recomienda a su amigo Pedro Meneses, gerente y dueño de la estación radiofónica XEJ. Allí se movería como pez en el agua.
Inició de barrendero y pegando etiquetas a los discos. Atraído por los micrófonos, el joven Valdés se dedica a hacer imitaciones de los artistas de la época como Toña la Negra, Juan Arvizu, Ramón Armengol, pero la de Agustín Lara es la que le gana un lugar en la programación de la XEJ. Descubre que las voces, la actuación, la parodia, el humor, el relajo y la música serían sus géneros, su vida. En la radio, excelente plataforma de iniciación, con don Pedro escribiría guiones y realizaría programas cómicos. Por otra parte, la mezcla de los idiomas inglés y español siembran en Germán Valdés la semilla para desarrollar su siguiente etapa. Y así, respirando la atmósfera del mundo radiofónico, bailando con la escoba o con una secretaria, paso a paso intuye; mejor, se da cuenta de que lo suyo es crear un personaje de sí mismo.
Lo escuchan Paco Miller y su muñeco Don Roque, el empresario lo invita a su caravana de artistas para viajar haciendo comicidad; conoce a Marcelo Chávez, su nuevo amigo y carnal, y de allí pa’l real. Se pasan algunos años recorriendo la República Mexicana, afinando sus sketches y sus personajes hasta llegar a 1943, cuando debutan en el Teatro Esperanza Iris en el centro de Ciudad de México. Iniciaba la carrera del genio de la comicidad mexicana.
Meses después de ser un éxito en el Iris debuta en el centro nocturno El Patio y aparece en su primer filme, un cortometraje al estilo del cine mudo estadunidense de comedia, dirigido por Paco Miller y con las actuaciones de Germán Valdés la Chiva, Carlos Mezcal y Pachita Nick Carter. En ese mismo 1943 participa en Hotel de verano, de René Cardona, con el Pachuco y su carnal Marcelo hablando tatacha en su máxima expresión.
En 1945, con El hijo desobediente, de Humberto Gómez Landero, da inicio la carrera meteórica de Tin Tan, la cual registra más de un centenar de películas. Entre tantas cintas hilarantes, divertidas y adelantadas a su tiempo hay que mencionar sus cuatro obras maestras: Calabacitas tiernas (1948), El rey del barrio (1949), El revoltoso (1951) y El ceniciento (1951). Se añaden sus dos doblajes de excelencia, la voz del oso Balú en El libro de la selva (1967) y el gato arrabalero O’Malley en Los Aristogatos (1969), ambas producciones de Walt Disney. Nos damos cuenta de que Tin Tn se adelantó a su tiempo, la industria cinematográfica del país no supo darle el lugar adecuado a su imaginación y creatividad.
La última escena (antes de los créditos)
En 1970 murió Marcelo Chávez y Germán Valdés monta un show con su esposa, Rosalía Julián, quien se molestaba cuando alguien decía que Germán había terminado en las carpas, como si eso entrañara una degradación. Pero como ella recuerda y aclara: “La Carpa México no lo era realmente, ahí formamos el dúo Tin Tan y su costilla, cantábamos, hacíamos chistes, yo era su Patiño y él terminaba cantando estoy loco/ loco por ti.”
Hace cincuenta años, el 29 de junio de 1973, en la Clínica de la Asociación Nacional de Actores, a las 8:50 de la mañana falleció el Rey del barrio.
Ahora ha vuelto a casa. Habrá que aprovechar la oportunidad para visitarlo y obsequiarle un aplauso l