La violinista española presentará hoy el programa, uno de sus favoritos, en la sala Nezahualcóyotl del CCU
La violinista española de ascendencia peruana Leticia Moreno regresa a México para interpretar hoy, en la sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario (CCU), uno de sus programas favoritos: Las ocho estaciones, conformado por Las cuatro estaciones del compositor veneciano barroco Antonio Vivaldi y Las cuatro estaciones porteñas del músico argentino Astor Piazzolla.
Si bien en ocasiones anteriores ha participado como solista con la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ofunam), ésta será su primera ocasión con la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata (Ojuem) y el director Rodrigo Macías, quien estará al frente de esa agrupación en este concierto extraordinario, programado a las 20 horas.
Es un programa habitual en mi repertorio; lo he hecho muchas veces. Es uno de mis programas favoritos, pero también de los más exigentes e intensos, porque, aunque son obras conocidas, tienen muchas posibilidades y son complejas. Generalmente lo toco sin director, pero se requiere de más tiempo de ensayo
, dice a La Jornada Moreno, quien es alumna de Mstislav Rostropóvich y ha colaborado con músicos de la talla de Zubin Mehta, Esa-Pekka Salonen, Krzysztof Penderecki, Paavo Järvi, Vladimir Ashkenazy y Yuri Temirkanov.
La intérprete asume particular fascinación por la obra de Piazzolla, que la llevó en cierto momento a rodearse de músicos argentinos para comprender mejor el estilo, el lenguaje y la dicción de aquel compositor, además de haber grabado un disco con la música de éste para el sello alemán Deutsche Grammophon. Piazzolla es su título, y como parte de ese material buscó rememorar o revivir al Quinteto Tango Nuevo, que era el laboratorio
de ese autor.
Más aún: después de esta presentación en México, la violinista viajará a Estados Unidos para tocar Las cuatro estaciones porteñas con la Filarmónica de Los Ángeles, bajo la batuta de Gustavo Dudamel, su director titular.
Obras y autores contrastantes
De regreso a Las ocho estaciones, describe que se trata de un programa fascinante
tanto para intérpretes como para el público, al conjuntar dos obras y dos autores que son profundamente contrastantes, tanto en lenguajes y estéticas como en visiones del mundo.
Son obras muy diferentes en forma y colores; obviamente, corresponden a épocas diferentes; pueden tener ciertas similitudes y paralelismos, pero son mundos muy distintos, extremos. Por eso las mantengo separadas (en el concierto) por un receso
, explica Moreno.
“La música de Vivaldi es espectacular, y en particular Las cuatro estaciones son una obra cumbre de la literatura musical. La principal diferencia es que Vivaldi toca hacia afuera y hace un homenaje a la naturaleza, mientras Piazzolla mira hacia adentro, a las emociones, desde las vísceras; su música es muy profunda e introspectiva, pese a que es bella, exótica y seductora.”
Agrega que buscó en Vivaldi pintar sonoramente la naturaleza
, describirla a través de las arcadas, los pizzicati y legatos: “Es algo que tengo muy presente cuando interpreto Las cuatro estaciones, que él deseó imitar el sonido y los lamentos de los pájaros, del viento entre las hojas mientras duerme el pastor, el ladrido de un perro. Vivaldi ilumina la naturaleza de manera muy especial, además de que no tenemos que adivinarla a través de la música, sino que nos la escribe”.
De Las cuatro estaciones porteñas de Piazzolla, destaca que nos piden buscar mucho en nuestro interior, por lo menos a mí
. Comenta que al interpretar la obra del autor argentino siempre tiene muy presente la frase de Borges de que el tango es un sentimiento triste que se baila, porque es una música tan atractiva y seductora que nos olvidamos del verdadero sentimiento que hay en ella
.