Bemol sostenido
Alonso Arreola
¿Se acuerda de las películas de El señor de los anillos, lectora, lector? Su director es Peter Jackson, un neozelandés particular que supo reunir lo más añejo de las tradiciones occidentales con lo más nuevo de la tecnología en audio, tratamiento de imagen y efectos especiales. Ello resultó especialmente útil, verbigracia, durante la producción de la exitosa serie Get Back, dedicada a los Beatles. (Hablamos sobre ella en este mismo espacio.)
Para dirigirla, Jackson utilizó eficientemente las posibilidades de la Inteligencia Artificial. Usó programas que le permitieron separar instrumentos y voces humanas en canales individuales. Esto marcó la diferencia con trabajos similares, pues pudimos distinguir cada instrumento (incluida la voz en diálogos casuales) luego de ser limpiado, ecualizado, tratado y vuelto a mezclar con el resto. Sin ello el resultado hubiera sido mucho menos disfrutable, por momentos imposible.
Con esa experiencia, parece natural que Paul McCartney y Ringo Starr se acercaran a Jackson en su intento por rescatar “Now and Then”, una de las canciones de John Lennon que no pudieron incluir en la famosa Beatles Anthology de 1996 (la otra fue “Grow Old With Me”). En aquel momento aún vivía George Harrison, con quien alcanzaron a desarrollar las también inéditas “Free As a Bird” y “Real Love”. Pero abandonaron los otros temas que Lennon dejara a Yoko Ono en un casete, pues no podían rescatar ni el piano ni la voz. Ahora, empero, las cosas fueron distintas gracias a los avances tecnológicos. Finalmente consiguieron analizar e identificar ambos elementos para apartar a uno del otro.
Hecho eso, McCartney y Starr le cambiaron estructura y añadieron partes y arreglos de cuerda encargados a Giles Martin, hijo de su mejor cómplice (el llamado Quinto Beatle): George Martin. Yendo más lejos, tomaron algunas de las guitarras que Harrison propusiera en el ’96 y, poniéndose en los zapatos de sus compañeros ausentes, produjeron un video melancólico que mezcla imágenes de este “hoy” y de aquel “entonces”, cuando cambiaron el rostro del mundo.
Así, junto con “Now and Then” nació la polémica en forma de múltiples preguntas que extendemos a usted. ¿Era necesario “terminarla”? ¿Tenían derecho de hacerlo Paul, Ringo y Yoko? ¿Tiene el nivel, el aire, el duende de su repertorio previo? ¿Lo hicieron por dinero? ¿Están de acuerdo los hijos de Lennon y Harrison? ¿Qué tanto peso tienen las críticas de los expertos? Porque debemos decirlo: apenas tenía unas horas de lanzada (fue promovida como “la última canción de los Beatles”), cuando incontables youtubers ya estaban puestos a “analizar”, diseccionar e inspeccionar sus entrañas más objetivas y sus impulsos más subjetivos.
Sumándonos a lo que juzgue usted, nos parece que su armonía es muy bella. Juega principalmente con acordes menores. La melodía de la voz, creemos, es lo mejor que posee. La participación de la orquesta es más que efectiva. Tiene una melancolía agridulce, emparentada con la última etapa del Cuarteto de Liverpool. Sus valores de producción plantean un intento transparente: recuperar timbres de la época en que estuvieron juntos sus miembros, pero con las ventajas técnicas de nuestros días. Nos gusta. Sí. Mientras más la escuchamos más nos gusta. Esto pese a lo que algunos de nuestros amigos piensan. Para ellos “Now and Then” es un remedo, una caricatura de lo que fueron los Beatles. Algo que no debió existir.
Su letra es insulsa, cierto. Pero a la distancia cambia de significado. Se lo concedemos. Eso y que es mucho mejor que la mayoría de los bodrios que lideran nuestras listas de popularidad. Eso y que sólo estando en los zapatos de Paul y Ringo, con esa vida a cuestas, podríamos entender a cabalidad su deseo por saludar al pasado en forma conclusiva. ¡Que hagan lo que quieran! ¡Se lo han ganado! Sí. Entonces y ahora se lo han ganado. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.