Los tres estadios de la vida humana: el estético, el ético y el religioso, signados por la angustia y la desesperación.

Kierkegaard y los tres estadios de la existencia humana

José Rivera Guadarrama

Este artículo presenta los conceptos básicos del pensamiento del gran filósofo danés Soren Kierkegaard (Copenhague, 1813-1855), a saber, los tres estadios de la vida humana: el estético, el ético y el religioso, todos signados por la angustia y la desesperación.

 

Considerado un filósofo existencialista, el pensamiento de Soren Kierkegaard (Copenhague, 1813-1855) está enfocado en los problemas que acechan al individuo, al uno, a la persona. En ese sentido, las tendencias de sus reflexiones son su anhelo apasionado de interioridad, buscan el sentido de lo vivido, el contacto directo con la existencia humana.

Para Kierkegaard, cada uno de nosotros es un algo concreto, temporal, un devenir que tiene una percepción entre lo temporal, lo terrenal y lo eterno. Para este filósofo, estas situaciones representan un modo de ser existente y libre, pero cuando indagamos y queremos saber quiénes somos, descubrimos que vivimos angustiados.

Mediante estas secuencias o sentimientos humanos se debe tomar en cuenta que, para entender la doctrina de Kierkegaard, es necesario saber que la libertad es uno de los conceptos clave ya que, para él, esta es la verdadera esencia de la existencia.

En ese sentido, este filósofo analiza al individuo desde tres estadios o esferas. A lo largo de sus textos filosóficos irá desarrollando estadios que se pueden dividir en estético, ético y religioso. Cada uno de estos episodios se asumen a partir de la experiencia personal.

Empero, para este autor es importante hacer notar que una de las dimensiones inevitables de la existencia es que en ella hay dolor y desesperación. Esto es así porque Kierkegaard considera que la vida, antes de pensarse, se vive y se asume con todo lo que en ella sucede. La existencia es fuente de angustia, de riesgo y desesperación.

Kierkegaard comienza a esbozar las tres etapas o formas de vida por las que tiene que pasar el ser humano. En primer lugar plantea el estadio estético, el cual representa la forma de vida en la que cada persona está bajo la impresión de lo sensible, de los sentimientos, del placer y el goce en sus distintas posibilidades. Es decir, el esteta vive en el instante, cada persona busca alguna sensación que de inmediato se le escapa, y por lo tanto le produce una sensación de vacío, y en consecuencia en la profundidad del esteta ronda la desesperación.

“Elige la desesperación, la desesperación misma es una elección, ya que se puede dudar sin elegir, pero no se puede desesperar sin elegir. Desesperándose uno se elige de nuevo, se elige a sí mismo, no en la propia inmediatez, como individuo accidental, sino que se elige a sí mismo en la propia validez eterna”, escribe Kierkegaard.

Posteriormente, cada persona va a explorar otra sensación, a la que este pensador llama el estadio ético. Éste implica una cierta estabilidad y una continuidad que la vida estética, como búsqueda incesante de la variedad, excluía de sí misma. En esta esfera ética, cada persona entra en contacto con lo general y renuncia a ser una excepción. Es decir, ya no está, como antes, a la búsqueda de experiencias y sensaciones. Al contrario, en esta etapa el individuo ordena su vida al cumplimiento del deber, asume sus responsabilidades.

Dicho estadio ético también se puede interpretar o manifestarse como una esfera intermedia. Es indispensable pasar por ella, pero sin que uno pueda detenerse ahí. Por la vía ética, el ser humano se elige a sí mismo y por su elección no puede renunciar a nada de lo que ha llegado a ser, ni siquiera los aspectos más turbios y sombríos de su personalidad.

De esta manera, Kierkegaard plantea la tercera esfera, la categoría del estadio religioso, como un estar ante Dios. Esta presencia, este pensamiento o sensación de Dios es la que va a dominar la existencia humana. “Estar ante Dios es dejar que él sea mi medida”, dirá este pensador. El tránsito o cambio de un estadio a otro se realiza, sin duda, por el camino de la angustia y la desesperación.

“El hombre no podría angustiarse si fuese una bestia o un ángel. Pero es una síntesis y por eso puede angustiarse. Es más, tanto más perfecto es el hombre, cuanto mayor es la profundidad de su angustia”, escribe. Sin embargo, el objetivo de Kierkegaard no es decirnos a los cuántos años se siente o se debe practicar alguno de estos estadios y la manera de superarlos. Al contrario, para él, cada uno de nosotros sentirá, con toda intensidad, esos estadios en algún momento de su vida. Su planteamiento filosófico es una llamada a la decisión y un intento de llevar al individuo a ver su situación existencial y las grandes alternativas o problemáticas que ha de afrontar durante el tiempo que dure su vida.

Esta entrada fue publicada en Mundo.