Vida y resistencia: Rubí Tsanda Huerta, Nadia Ñuu Savi, Susi Bentzulul, Sitlali Xaurima Chino y Zara Monrroy, cinco escritoras en lenguas originarias
Blanca Athié
De norte a sur, entre mar, desierto y montaña, las sesenta y ocho lenguas indígenas habladas en México también resisten en la escritura, por eso es de reconocer a sus autoras que nos invitan a sentipensar sus realidades a través de un vasto crisol literario que resiste doblemente a un canon universalmente patriarcal y colonizador.
A nombres ya consolidados como Irma Yodo, Natalia Toledo, Angélica Ortiz, Yasnaya Aguilar o Mikeas Sánchez, le sigue una generación sobresaliente de autoras jóvenes bilingües que, a través de sus voces maternas, van creando mundos como espejos para todas las mujeres sin importar latitud geográfica, donde vemos reflejadas nuestras heridas.
Escribir para re-existir
Los aportes que el filósofo Enrique Dussel y el sociólogo Aníbal Quijano han hecho en torno a las narrativas decoloniales o teorías poscoloniales, han influenciado para generar nuevos marcos de análisis y tomar conciencia sobre la relación entre estética y el patrón colonial de poder en este primer cuarto del siglo que corre. Asimismo, resulta notable el trabajo que en esta línea ha realizado el artista e investigador afrocolombiano Adolfo Albán Achinte, quien propone el término “re-existencia” para nombrar la tarea decolonial de reconocimiento y dignificación de las prácticas sensibles y creativas que resultan de las cosmovisiones ancestrales que, lejos de pertenecer a un pasado, resisten y están más vivas que nunca. Cabe recalcar que el término “artístico” es sustituido por “práctica creativa y sensible”, pues implica desterritorializar al arte (en este caso la literatura) de su territorio de poder y dominio por parte de grupos hegemónicos, una especie de línea de fuga si pensamos en la propuesta teórica de Deleuze y Guattari, que en realidad representa la experiencia de la multiterritorialidad pensada por Haesbaert.
Las líneas de fuga de las que hablamos en el multiterritorio implican a la vida y a la resistencia, como identitarias de las escrituras de la re-existencia que a continuación ensayaremos en la obra de cinco destacadas escritoras en lenguas originarias, nacidas entre los años ochenta y noventa.
La maternidad en Rubí Tsanda Huerta
“Las letras son semillas”, suele repetir la escritora p’urhépecha nacida en 1986. En su metáfora nos sugiere la escritura como una concepción y un proceso de gestación que incluso nos va transformando; por lo menos a ella le ha funcionado escribir así, nacer así, renacer así.
Rubí Tsanda es también reconocida por ser una gran activista y lingüista para el fortalecimiento de su lengua materna. Incluso forma parte de la Academia de Lengua P’urhépecha de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). Además de poeta, activista y comunicadora de su lengua, se considera a sí misma madre o, dicho de otra manera, la maternidad forma parte de su identidad p’urhépecha y, sobre todo, de su poética o espejo literario.
Tsanda es autora de varios poemarios y coautora en diversas antologías. Pero es de destacar Nàandi pireku ma cheti sapiin/ Cantos de una mamá p’urhépecha a su hija, un poemario autobiográfico que nace a partir de su embarazo, en el que ambas vidas (la de ella y la de su hija) estuvieron comprometidas, acontecimiento que le sirve para indagar en la memoria ancestral de abuelas, madres e incluso curanderas sobre la creencia de curar a los bebés con cantos de arrullo como experiencia nutrida de la maternidad; es de resaltar que de las distintas etapas de vida de la mujer p’urhépecha, la madre o la “wariti” significa “mujer que regresa de la muerte”; la maternidad, que en su cosmovisión comienza desde el proceso de gestación, implica en sí misma una etapa de renacimiento o metamorfosis, aprendizaje o crecimiento y, sobre todo, resistencia en la memoria colectiva y ancestral, una especie de jardín donde la vida ha vencido a la muerte.
La migración en Nadia Ñuu Savi
Nadia López García, mejor conocida como Nadia Ñuu Savi, nació en la mixteca alta de Oaxaca en 1992. Es poeta, promotora y tallerista Tu’un Savi para las infancias. Ha recibido numerosas distinciones, entre las que destaca el Premio Nacional de la Juventud 2018, así como el más importante hasta ahora: el Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón en 2021, por su poemario Dorsal (FCE), y fue la primera mujer en recibirlo. Cuenta además con un máster en Gestión de la Inmigración de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona.
Además del diálogo entre la palabra y la naturaleza (Tu’un Savi significa Lengua de la lluvia) a Nadia le interesa abordar las migraciones y los desplazamientos por violencia y cómo eso afecta en la niñez indígena. Como hija de migrantes jornaleros le interesa crear un puente entre su propia historia y el presente actual, puesto que la migración es identidad.
Considera que cuando era niña sufría la ausencia de su madre y padre; ese sentimiento de abandono dejó cicatrices que ha habitado conscientemente a través de la literatura. Por eso escribe poemas sobre la tristeza del adiós, pero también sobre la esperanza de los reencuentros, tal como lo refleja en este poema:
Ta dina sukuachi kintuu
Para todos los niños que se quedan
Tsikua kunaa me maa
ta saa kuzu/ tsáni koo nchacha.
Matsanu
¿ma´a ichi maa?”
La noche se la llevó,
mientras los pájaros dormían
un sueño sin alas.
Matsanu
¿A dónde fue mamá?”
La memoria y el cuerpo en Susi Bentzulul
Nacida en 1995 en San Juan Chamula, Susi Bentzulul es poeta, feminista y traductora maya tsotsil. Su debut literario es el potente poemario Tenbilal antsetik/Mujeres olvidadas (editado por Tierra Adentro). El cuerpo como territorio de resistencia y la memoria colectiva contra el olvido es el eje central de su libro.
La denuncia evidente ante la hegemonía lingüística y el sistema capitalista, colonial y machista, no le quitan un ápice a la belleza poética de su obra, incluso la convierten en una imprescindible fuente literaria. Como bien apunta la epistemóloga decolonial Adrienne Rich, en su icónica obra Nacimos de mujer: “En la mayoría de los casos, nuestras vidas y las vidas de las mujeres que nos precedieron jamás han sido contadas completamente, salvo en forma oral. Pero ya no podemos arriesgarnos a mantener nuestra tradición oral: una tradición que se basa en estrechas redes familiares y que depende de que las distintas generaciones vivan en la misma ciudad o barrio […] Así, los cuentos de la madre, e incluso la lengua materna, son fuente de literatura.”
Así pues, la memoria como herramienta literaria está bien lograda en las letras de esta joven poeta que pretende sanar a través de las heridas de la madre:
Sts’uj xch’ich’el
Una herida sangra
Sts’uj xch’ich’el ta jch’ulel.
Ja’ snopbenal jme’ ch-ok’
xchi’uk ta st’uxijes stsatsal xchijtak.
Ta juju siuel ep ya’lel sat.
Ta sjal batel ts’ijilal li jme’e.
Una herida sangra en mi alma.
Es el recuerdo de mi madre que llora
y moja la lana de sus borregos.
Por cada hebra, mil lágrimas.
Mi madre teje un largo silencio.
La mujer y la palabra en Sitlali Xaurima Chino
Las mujeres indígenas wixaritari tienen en Sitlali Xaurima Chino Carrillo, nacida en 1992, a una gran defensora de sus derechos y una apasionada de la palabra. Premio Estatal de la Juventud 2020, es también la primera mujer presidenta de Concertación Agraria de San Sebastián Teponahuaxtlan y Tuxpan de Bolaño. En esta última comunidad wixárika ha radicado gran parte de su vida. Es consciente de que sentipensar el territorio como una identidad femenina no es sólo un derecho, sino también una resistencia que la poesía teje en las palabras.
“La mujer wixárika ha sido objeto de muchas críticas, sabotajes y menosprecio dentro y fuera de sus comunidades. El camino por el reconocimiento pleno de nuestros derechos y participación no ha sido fácil, a pesar de estar comprometidas desde nuestros espacios para la construcción de un mundo más justo y armonioso; por ello es importante visibilizar todas estas prácticas que nos duelen y queremos erradicar de diversas formas, desde la escritura, desde los cantos, desde los bailes y en este sentido compartir pensares, sentires”, cuenta Xaurima para La Jornada Semanal. Aquí un poema suyo:
Ta ’tei mutinuiwaxitsie
Cuando nació nuestra madre
’Ukari tayeiyari meputahii,
ta ’hetsie me ’puutanua ’aixi temiteueriekaki,
’Uka ta’tei niwetsikatsie hayuyeitiaka tatiumi.
’uka haramatsie hayuyeitiaka tatsiuti haritia,
’uka hikuritsie hayuyeitiaka maitsika pitatiupitia.
Hikita meputitsuaka tewaratimaiyaxiki tekawaraeriwaki,
kememaitika yatekwatekahu,
ta yeiyari te meuyeweximekt,
ta’niukiri mekwa’enie.
La mujer convertida en maíz
nos ofreció alimento,
la mujer convertida en agua
nos dio fortaleza,
la mujer convertida en peyote
nos brindó sabiduría.
Ahora lloran porque las olvidamos,
porque no las recordamos,
porque vamos por el camino del mal,
porque estamos perdiendo nuestra identidad,
y porque ya no escuchan nuestra lengua.
Agua y vida en Zara Monrroy
El mar también es territorio y prueba de ello es la poeta, rapera y danzante Zara Monrroy, nacida en 1991 en Punta Chueca, Sonora, perteneciente a la Nación Comca’ac. En su cuerpo-territorio el mar y el desierto se unen, abren caminos para eternos caminantes y danzantes, ya que ser nómada forma parte de la identidad seri, cuya movilidad gira en recursos acuíferos. Aunque van y vienen, a donde vayan llevan consigo el territorio, el agua, la vida en su vitalidad misma:
Hax Isax / Agua Vida
Hant iti yaai com tcoo ma taax ziix desierto hapá taax ah xo, hax isax izax taax hant iti yaai com tcoo ma iti spaho zah xah za quiix pop taax.
Nuestro territorio es un lugar desértico, pero hermoso lugar sagrado de flores silvestres y medicinales, desde donde invoco el agua al monte y sus bellos paisajes, porque el agua es vida, invocamos el agua a través del canto de mar
(Fragmento tomado de Hax Isax, Hax coamit. Agua vida, invocando el agua, Zara Monrroy, Raíces Alcorce Ediciones, 2023.) l