El procedimiento consiste en combinar metales y sales con nanopartículas para crear películas delgadas que cubran y sanen las heridas, señala Gabriel Luna
Un equipo de investigadores encabezado por el doctor Gabriel Luna Bárcenas desarrolló un método de creación de nanopartículas que combina polímeros naturales –como los que se encuentran en la cáscara de los camarones– con diversos metaless para crear películas delgadas que ayuden en el tratamiento de quemaduras.
En entrevista con La Jornada, el profesor distinguido en biomateriales del Instituto de Materiales Avanzados para la Manufactura Sostenible y la Escuela de Ingeniería y Ciencias, del Tec de Monterrey, explicó que desde hace más de 10 años él y sus colaboradores han trabajado en la utilización de sustancias como la quitina, un polisacárido que se encuentra en el exoesqueleto de muchos insectos y crustáceos.
“Se puede hacer una modificación química o enzimática y esa quitina se convierte en quitosano, el cual ha pasado por muchos ciclos de boom y debacle en su investigación, y con el cual se pueden generar películas, como si fuera un plástico transparente, al que le añadimos partículas de metales o sales metálicas a nivel micro y nanométrico”, explicó.
Algunos de los elementos que utilizan en este escala –equivalente a la milésima parte de una micra– son el oro, la plata y el cobre, o sales metálicas como el titanato de bario o de estroncio, o el óxido de zinc. En combinación con el quitosano, se obtienen materiales compuestos o compositos
útiles para el tratamiento de daños cutáneos.
“Inducimos quemaduras de primero y segundo grados en ratas Wistar, con los protocolos médicos y prácticas de buen trato a los animales; cortamos un parche de esta película en las dimensiones correctas, y regulamos la cantidad de nanopartículas para que las células se regeneren, sin contaminación bacteriana y sin atacar a las células ‘buenas’”, indicó Luna, quien por 20 años colaboró en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, campus Querétaro.
Luego de destacar el papel en estas investigaciones de la bióloga celular María Cristina Velasquillo Martínez, del Instituto Nacional de Rehabilitación, el experto resaltó que en México hay más de 100 empresas camaroneras que producen cientos de toneladas de desechos, por lo que la materia prima para el mencionado desarrollo es de fácil acceso.
Las películas de tratamiento de quemaduras aún no se encuentran en la fase preclínica, donde pueden probarse en seres humanos, pero Luna manifestó su optimismo en que su equipo alcance en breve dicha condición.
Al ser consultado sobre el potencial económico de estas y otras iniciativas, el experto destacó que el instituto, a través del Tec de Monterrey, promueve que sus investigadores detonen la creación de empresas de base tecnológica con sus desarrollos científicos.
“Necesitamos reinventarnos, reconvertirnos, porque si no, seguiremos con quejas de que ‘no me dan (recursos)’. Tenemos que ser autocríticos y hacer más por lo que nos pagan. Nos falta dar ese salto, y ello nos corresponde a nosotros como investigadores y a nadie más”, enfatizó.