Trabajadores Rurales Sin tierra

Cuarenta años de los Sin Tierra
Magdiel Sánchez Quiroz*
En el principio fue la acción. El pueblo brasileño enfrentó la dictadura cívico militar que dominó el país entre 1964 y 1985 a través de distintas formas de lucha. La organización popular rebelde encontró en la ocupación de tierras una vía eficaz para enfrentar la injusticia, el terror y la miseria. Cientos de familias comenzaron a ocupar latifundios improductivos, bajo el apoyo de estudiantes, militantes de izquierda, sindicatos y la Comisión Pastoral de la Tierra de la Iglesia católica. Para la década de 1980, las ocupaciones de tierras cobraron mayor fuerza. Fue entonces que aconteció el primer Encuentro Nacional de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, del 20 al 22 de enero de 1984 en Cascavel, Paraná. Su propósito fue conducir las ocupaciones en una estrategia de lucha por la tierra a largo plazo y por una reforma agraria. Así se fundó el movimiento conocido hoy, simplemente, por sus siglas MST.

¡La tierra no se gana, se conquista! ¡La tierra para quien la trabaja y vive! fueron las dos consignas de ese primer encuentro del MST. Poco a poco y con base en una enorme voluntad colectiva, el MST resignificó la lucha por la tierra en toda América Latina. Para 1995, en medio de intensas movilizaciones obreras y rurales, bajo un gobierno democrático burgués y una Asamblea Constituyente que no había dado pasos sustanciales para resolver la cuestión agraria, el MST definió sus objetivos y programa de reforma agraria. Éstos hicieron explícito que el MST luchaba por la construcción de una sociedad sin explotación, se proponía garantizar que la tierra fuese un bien común y que el socialismo era, tanto la vía para acabar con las injusticias, como la base de los valores necesarios para un nuevo tipo de relaciones humanas.

El MST agrupa hoy a más de 450 mil familias (más de 2 millones de personas). Tiene presencia en los 24 estados de Brasil. Su principal forma de lucha es la ocupación de tierras improductivas poseídas por los grandes latifundios. En las ocupaciones instala campamentos que, con el tiempo se convierten en Asentamientos y Cooperativas productivas. Desde el primer día de la ocupación el MST instaura una forma de organización en la que la educación popular y la formación política tienen un papel predominante. No invade ni despoja injustamente a nadie. Su derecho a la ocupación es reconocido por el Estado. Aunque a lo largo de los años el MST ha sido atacado por enfrentar a los poderes fácticos de las mafias políticas brasileñas, la burguesía nacional y los grandes capitales trasnacionales.

Su trabajo se estructura en 14 sectores: el Frente de Masas, que organiza el trabajo de base y la concientización para la movilización; desde una visión agroecológica, el sector de Producción es el responsable de trabajar la tierra bajo la forma cooperativa; el sector Salud se encarga de la lucha por una salud universal; Derechos Humanos realiza la defensa del MST contra su criminalización y ataques; también impulsa iniciativas de reforma agraria por la vía jurídica; Proyectos y Finanzas construyen la autonomía e independencia económica del movimiento; los sectores Género, Juventud y LGBT son claves para enfrentar las formas de opresión en la vida cotidiana, fortalecen la militancia y creación de un potente sujeto colectivo plural; Formación, Educación, Cultura y Comunicación son los sectores destinados a potenciar las capacidades humanas de la militancia en función de los objetivos y programa del movimiento; Relaciones Internacionales coordina el internacionalismo y solidaridad de un movimiento que tiene distintas formas de presencia en América, Europa, Asia y África.

El MST sostiene una batalla intensa contra las grandes trasnacionales de la agroindustria capitalista. Enfrenta al capital financiero y a los grandes especuladores del campo. Lucha contra las políticas neoliberales, la violencia de la ultraderecha, las relaciones neocoloniales y el imperialismo. Lucha también contra la violencia patriarcal. Articulador de grandes frentes, como La Vía Campesina Internacional y la Asamblea Internacional de los Pueblos, logra que sus batallas nacionales tomen escala mundial. Su bandera está presente en la solidaridad con Cuba, Venezuela, Haití; Palestina, el pueblo Saharaui; los pueblos de África y Asia.

El MST ha creado una propuesta inédita de organización que cada día enfrenta al capitalismo con una propuesta de socialismo latinoamericano. Su capacidad para hacer converger en la práctica múltiples experiencias de lucha e ideologías emancipatorias, le han dado forma a un movimiento que inspira y alienta a quienes quieren romper su condición de opresión, dominación y explotación.

Con apenas 40 años de vida, el MST promete seguir luchando y abriendo nuevos caminos para las utopías más ambiciosas en el aquí y el ahora. Enhorabuena ¡Larga vida al MST!

Filósofo

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