La extinción biológica, al lado de otros problemas ambientales, como el cambio climático, están propiciando el fin de la vida en el planeta tal y como la conocemos hoy, sostiene el ecólogo mexicano Rodolfo Dirzo, quien ayer, al lado de su colega y compatriota Gerardo Ceballos, fue reconocido con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, en la categoría de Ecología y biología de la conservación, por documentar y cuantificar la magnitud de la llamada sexta gran extinción de especies.
La magnitud e importancia del problema de la extinción biológica es crítico porque, para empezar, comemos biodiversidad, dependemos de ella para nuestra alimentación, así como para tener un balance de gas atmosférico compatible con el funcionamiento planetario y de la sociedad
, señala en entrevista con este diario.
“Por fortuna para Gerardo y para mí, hemos tenido oportunidad de sacar a colación la importancia de ese fenómeno, sin menospreciar los otros problemas ambientales, como el cambio climático. En última instancias, ambos temas –la extinción biológica y el cambio climático– están muy unidos, inexorablemente.”
De acuerdo con este científico, nacido en 1951 en Cuernavaca y quien actualmente es investigador y profesor en la Universidad de Stanford, Estados Unidos, la solución a esos graves problemas que mantienen en vilo la existencia de la humanidad y otras especies es incompatible con el modelo económico y político imperante en el mundo, basado en el capitalismo y neoliberalismo.
El capricho de crecer a corto plazo
Esta manía social por el crecimiento económico a corto plazo, sin tomar en consideración los factores que están en el trasfondo de todo esto, es un sistema que no puede funcionar. Tenemos que tomar en cuenta, además, que nuestro planeta es un ente biológico, un ente funcional finito, también; los ecólogos lo llaman capacidad de carga, la capacidad de sostener una población, en este caso la población humana, que no puede ir más allá de lo que el planeta puede aportar
, explica.
“Entonces, no hay manera de poder seguir con la forma en que estamos usando el planeta hoy día. Tiene que ver muchísimo con otro asunto que es más bien del ámbito social: la tremenda inequidad en la distribución de recursos. Basta ver los datos a escala local, regional y global de, por ejemplo, la producción de alimentos. Actualmente, la cantidad de los producidos sería suficiente para alimentar a toda la población humana.
Sin embargo, esto no ocurre por factores como la tremenda inequidad y el tremendo desperdicio que hacemos. ¡Cómo es posible que en nuestra sociedad del siglo XXI no podamos abordar estos hechos dolorosos, afrontarlos y recomponerlos! Si el uso de esos recursos en toda la población fuera igual que en Europa o Estados Unidos, en este momento estaríamos en un colapso total.
En su opinión, una de las rutas para evitar una catástrofe planetaria sería abolir el problema de “la inequidad tan profunda en la sociedad actual, en gran medida impulsada por esa crecimientomanía que nos impulsa a corto plazo el mejor beneficio económico, sin tomar en cuenta lo que está en el trasfondo de todo ello, desde el punto de vista ambiental”.
Al respecto, destaca la importancia del trabajo científico, así como de la divulgación y la difusión de ese conocimiento, con el fin de penetrar en forma mucho más amplia en el imaginario colectivo de la sociedad y comenzar a encontrar soluciones colectivas.
A veces la gente no percibe el significado de este factor de comunicación que yo creo es crítico. Pienso que necesitamos también impulsar mucho a la juventud, engancharla en esos asuntos, como en el caso de la activista sueca Greta Thunberg, quien se ha vuelto un paladín y ha tenido un impacto profundísimo en llamar la atención sobre el problema del cambio climático. Ojalá encontremos también un paladín de la bandera de la biodiversidad y que nos ayude con una voz fresca, juvenil e impactante a difundir lo que está en juego, para poder remediarlo.
Rodolfo Dirzo mencionó que en los últimos 550 millones de años de la vida en el planeta ha habido cinco grandes pulsos de extinción, el más reciente hace 65 millones, en el que desaparecieron los dinosaurios, por la caída de un meteorito en lo que hoy es la Península de Yucatán.
Resaltó que a diferencia de aquel evento, los seres humanos no debemos detener ahora un meteorito, sino la forma en que procedemos, y así podemos evitar una sexta extinción masiva
.
Uno de los mayores desafíos para lograr ese cometido, considera, estriba en cómo podemos poner esto en el imaginario de las personas para que perciban la magnitud de lo que tenemos enfrente. Es un problema profundo que el científico mismo, sabiendo eso, no va a tener capacidad de resolverlo por sí solo
.
Necesario, educar a los jóvenes
A su decir, es necesaria la participación de las ciencias políticas, asociadas con las naturales, la tecnología, la ingeniería, las matemáticas, entre otras ramas del conocimiento, además de las dimensiones social y humana.
“¿Cómo podemos hacer esto de manera que los chicos y chicas de las generaciones que vienen y que van a tener que lidiar con todo estos problemas sean capaces de percibirlos y afrontarlos? ¿Cómo, para que las áreas protegidas –aproximadamente 14 por ciento de la extensión terrestre– sean realmente tales y no reservas en papel, y que sean espacios efectivos para salvaguardar lo que nos queda, de manera que a partir de esas áreas podamos después expandir y hacer un poquito de reforestación y ‘refaunación’ de nuestros ecosistemas?”, agrega.
En fin, tenemos un panorama en frente de nosotros que es de lo más atractivo, apasionante de afrontar, un desafío, el cual podríamos superar si nos lo propusiéramos de manera colectiva. Para mí, el énfasis central de todo esto es trabajar de manera colectiva.
Entre otros aspectos, Rodolfo Dirzo es reconocido a escala global por haber acuñado el concepto defaunación
, retomado de la deforestación, para referirse al desbalance en las especies animales o a su pérdida o exterminio.
Precisa que la defaunación tiene un componente que ya se ha visto a lo largo de las cinco grandes extinciones planetarias: el concepto de los ganadores y perdedores. Refiere que los primeros son, sobre todo, las pequeñas especies, debido a que no requieren hábitats extensos, no son de gran tamaño corporal y tienen pocas crías a lo largo de su existencia.