En Tlacotalpan, se festeja durante los meses de enero y febrero las fiestas en honor de la Virgen de la Candelaria. En esta celebración la ciudad comparte con todos los asistentes su historia, arte, cultura y gastronomía, entre otras manifestaciones.
Cada año, los habitantes de Tlacotalpan se visten de rojo y salen a las calles para admirar el lento paso de su imagen patrona: la Virgen de la Candelaria. ¡Conoce los pormenores de esta singular fiesta!
Conforme se acerca la noche, aparecen los “toritos” los que salen de los talleres de los coheteros, y también esas bebidas preparadas con ron y jugo de frutas. Ni los primeros rayos del sol desaniman a los parranderos. La perla del Papaloapan no tiene un momento de sosiego hasta que termina la fiesta, el 9 de febrero.
Y es que en estos días Tlacotalpan recibe visitantes de todos los rincones del país, que no cesan de imitar a sus anfitriones y a los jaraneros, quienes realizan aquí la cumbre de sus picardías. En este encuentro de músicos, los participantes venden sus instrumentos, intercambian coplas y acompañan con versos y melodías al público durante todo el tiempo que dura esta festividad, sin importar si es de día o de noche. Con un poco de suerte es posible escuchar a los mejores exponentes del son jarocho, esos grupos que nos representan en los festivales internacionales. Mono Blanco, Los Vegas y los Cojolites (estos últimos una agrupación integrada por jovencitos que no alcanzan los 20 años) son asiduos asistentes a esta celebración, a la que también concurren jaraneros de las más humildes rancherías del estado de Veracruz.