Fármacos inmunomoduladores, que se elaboran en ese país, también podrán usarse de modo efectivo como métodos de terapia individual, confió el mandatario
Moscú.
Rusia está cerca de comenzar a producir una llamada vacuna contra el cáncer y medicamentos inmunomoduladores de nueva generación, que confío en que pronto podrán usarse de modo efectivo como métodos de terapia individual
, anunció el presidente Vladimir Putin esta semana, en un reciente foro sobre nuevas tecnologías.
El titular del Kremlin, en plena campaña para su relección dentro de un mes, no ofreció detalles, pero circula abundante información que permite afirmar que la ciencia rusa sigue avanzando en la búsqueda de soluciones a esta implacable enfermedad que ahora afecta en este país, con cifras del ministerio ruso de Sanidad, a 4 millones 500 mil pacientes en diferente grado de tratamiento y que cada año sega la vida de muchas personas en el mundo.
Lo que está cerca de producir Rusia –en opinión de los expertos locales en la materia, por citar uno, Yevgueni Cheriomushkin, investigador del Instituto de Oncología Clínica de la Academia de Ciencias Médicas de Rusia–, no se trata propiamente de una vacuna para prevenir que surja la enfermedad, sino llevamos más de 10 años intentando elaborar un fármaco que, de acuerdo con los resultados de las distintas fases de experimentación con voluntarios, puede resultar efectivo en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer
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Piensa lo mismo el oncólogo Viacheslav Lisovoy, quien no cree que “en una perspectiva cercana las ‘vacunas’ van a relegar a los métodos tradicionales de tratamiento del cáncer, pero eso sí ya podemos asegurar que muy pronto vamos a contar con una opción de curación adicional que hará posible frenar la expansión de metástasis y, en esa medida, prolongar la vida de los pacientes”.
Labor de una década
Serguei Leonov, subdirector del laboratorio de medicamentos innovadores y agrotecnologías, uno de los científicos que dedica su tiempo desde 2014 a tratar de crear una vacuna
contra el cáncer, señaló: “tomamos –explica en el suplemento Ciencia (26/4/23), del periódico Kommersant– muestras del tejido de un tumor de un enfermo para forzar el envejecimiento de las células mediante radiación y quimioterapia. Después, injertamos esos tejidos en animales y observamos cómo evoluciona el tumor. Si se frena el desarrollo de éste o de plano se detiene, nos da la posibilidad de probarlo en enfermos oncológicos”.
Y agrega: pero se trata de un enfoque totalmente personalizado porque tomamos las células de un solo paciente, trabajamos con ellas y luego se las volvemos a injertar a él mismo. Nos queda mucho trabajo por delante
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Una semana antes del anuncio de Putin, el académico Serguei Krasny, subdirector del Centro de Oncología y Radiología Médica de Bielorrusia, dio a conocer en conferencia de prensa en Minsk que en 2024 comenzaremos a fabricar Elenagen, considerado una vacuna contra el cáncer, aunque llamado así de modo convencional, ya que no genera un efecto profiláctico, sino ayuda a curar algunas variedades de cáncer
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El Elenagen, cuya fórmula creó el biólogo molecular Alexander Shneider, ciudadano estadunidense nacido en San Petersburgo, fundador y actual director del CureLab Oncology, Inc, comenzó a probarse en Bielorrusia en 2020, antes de la pandemia de covid, y el año pasado dio resultados esperanzadores contra ciertos tipos de tumores; en otros casos, no ejerció ningún efecto en la dinámica de la enfermedad; y en otros, todavía hay que efectuar más pruebas, según Krasny.
Y en abril del año pasado, el ministerio ruso de Sanidad registró el fármaco Kymriah, del laboratorio suizo Novartis, que se usa en 23 países para tratar la leucemia linfoblástica aguda en pacientes de tres a 25 años de edad –Rusia tiene cerca de dos mil afectados que requieren este medicamento– y cuyo costo por curso completo, que asumen los respectivos Estados, asciende a 475 mil dólares (más o menos, 8 millones 100 mil pesos al tipo de cambio de ayer).