Periodismo que no educa, simplemente es entretenimiento, decía José Santos Valdés, uno de los padres fundadores del normalismo rural. El periodista Luis Hernández Navarro es, entre sus múltiples oficios, un tejedor de historias que ayudan a educar.
Marcado por los sucesos de la década de los 60 en México y el mundo, desde su juventud, Hernández Navarro se comprometió con las luchas sociales, primero en el movimiento obrero en el Valle de México, en la zona de Ecatepec, con los trabajadores de muebles
, contó a Kau Sirenio. Después se incorporó al Instituto Nacional de Antropología e Historia, donde comenzó su militancia sindical desde la base y llegó a ser secretario general del sindicato. En esta etapa participó de la fundación de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y también pudo acercarse más a otras luchas, de organizaciones campesinas, cafetaleras y al movimiento indígena. En 1995 sería convocado al cuerpo de asesores por la paz con justicia y dignidad
por el EZLN.
Hernández Navarro conoce muy bien al movimiento magisterial democrático, su historia, sus actores, su mística, sus formas, sus debilidades. En 1981 publicó Las luchas magisteriales 1979-1981 y más tarde también Cero en conducta. Crónicas de la resistencia magisterial (2011) y No habrá recreo. Contra-reforma constitucional y desobediencia magisterial (2013). Desde el conocimiento y acompañamiento al magisterio crítico, Hernández Navarro se ha involucrado también en los debates sobre el proyecto educativo del país.
Los terribles sucesos del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, donde 43 estudiantes de la normal rural Raúl Isidro Burgos fueron desaparecidos y otros tres fueron asesinados, calaron hondo en amplios sectores de la sociedad mexicana. Frente a las múltiples y multitudinarias exigencias de justicia y presentación con vida de los jóvenes de Ayotzinapa en México y el mundo, los poderes formales y reales de México respondieron con campañas de desprestigio y criminalización contra las escuelas normales rurales y contra sus estudiantes. Conmovido y convocado por aquellos hechos, Hernández Navarro participaría de múltiples formas en la exigencia de verdad y justicia para los 43 de Ayotzinapa. Para ayudar a echar abajo esa larga e intensa campaña de desprestigio contra las normales y sus estudiantes, que ni era nueva ni acabaría en aquellos días, Hernández Navarro se dio a la tarea de investigar con mayor profundidad sobre las normales, sus estudiantes y sus murales; de hacer entrevistas, de encontrar historias, escribirlas, tejerlas y ayudar a explicar a otros por qué las normales y las y los normalistas son tan incómodos para el Estado mexicano. El resultado: La pintura en la pared. Una ventana a las escuelas normales y a los normalistas rurales (2023).
Comprometido con ayudar a entender las luchas de los y las de abajo, en 2012 Hernández Navarro publicó Siembra de concreto, cosecha de ira, que dedicó a su amigo Don Pablo González Casanova, al maestro con cariño
. En este texto, el autor analiza las razones, formas y riesgos de un poderoso movimiento ecologista popular que denuncia y confronta a los causantes del desastre ambiental en México. Dos años después, en 2014, nuestro autor publicó Hermanos en armas. Policías comunitarias y autodefensas, un libro necesario para comprender cómo los pueblos de México se organizan para defender la vida en un contexto de agudización de las violencias, a mirar las contradicciones en esos procesos que reivindican la autodefensa, la seguridad y la justicia, y también a denunciar la criminalización y estigmatización que se hace desde el poder hacia esos procesos.
Las historias que Luis teje son muchas y difíciles de resumir. Ha entrevistado a intelectuales, artistas, presidentes, dirigentes revolucionarios, organizadores populares… Sus escritos son seguidos con atención en varias partes del mundo. En días recientes, Luis Hernández Navarro fue uno de los galardonados –junto a Sabina Berman– con la presea John Reed a lo mejor del periodismo y en junio de 2023 recibió también el Premio Nacional Carlos Montemayor.
Sirvan estas palabras para abrazar con respeto a Hernández Navarro, al compañero Luis, al tejedor de historias.
* Sociólogo