La banda estadunidense celebra su 20 aniversario con su disco Antics
Interpol remitió a casi 160 mil presuntos fanes a una prisión acústica de alta sonoridad pero, antes, les hizo confesar su delito: amar a una banda de rock puro que tiene esencia para trascender.
Lo hizo en el foro del espacio público preferido de México, el Zócalo capitalino, donde la gratuidad da esencia de libertad, a estados catárticos de felicidad como los que vivió la gigantesca horda variopinta reunida anoche en la plancha principal del país y calles aledañas, a la que no importó ser cautiva por el sonido de las cuerdas de Daniel Kessler y de Paul Banks, los incesantes golpes de baquetas (de Chris Broome, en sustitución de Sam Fogarino, quien recién se sometió a una cirugía de columna) y los duros sonidos del bajo de Carlos Dangler.
Llevamos (sic) 20 años viniendo… Aquí es nuestra segunda casa. Gracias por venir
, dijo en español Paul Banks líder de la agrupación.
Interpol, que celebra el aniversario número 20 de su álbum Antics, punto de inflexión en su carrera, en realidad no detuvo a nadie: sólo se robó el corazón de miles de personas presentes donde la Luna tiene su ombligo.
La Interpol, sin su julia ni su agencia internacional, ejecutó en modo aristocrático su estilo garaje oscuro con mensajes bucólicos y directos sobre la condición humana.
La banda, no delictiva, de influencia post punk revival, exploró con sus canciones las corrientes subterráneas con serpenteantes arreglos y riffs que elevaron hasta el cielo; así como la precisión percutiva de Chris Broom rompió los tiempos del bombo tratando de que no se extrañara a Fogarino; en tanto, la voz de Paul Banks –que no deja de recordarnos a la cavernosa de Ian Curtis, de Joy Division– exudó una profunda y anhelante vulnerabilidad que conmovió al respetable, llevándolo al cliché: histeria colectiva
Buena música
El grupo noirish –con referencia a los filmes noir– ha hecho redadas por años captando cada a más sospechosos de caer en la manos de su buena música, como anoche.
Demostró con este concierto que etiquetas burdas como alternativo
e indie
han desaparecido como sus calificativos. Hoy día, es simplemente, uno de los grupos de rock más distintivos, consecuentes y duraderos del siglo XXI hasta ahora. Y un cuarto de siglo después de su vida útil, la banda sigue encendida en sus capturas.
Sonaron piezas como Pioneer, C’mere, Narc, My Desire, Obstacle 1, The Rover, All the Rage Back Home, Rest My Chemistry, PDA, Not Even Jail, NYC, Evil, Slow Hands, Untitled, No I in Threesome y Stella. También ejecutaron algo de su The Other Side of Make-Believe, séptimo álbum que algunos consideran una obra maestra de tristeza, oscuridad e introspección.
Pocos se perdieron el concierto. Pantallotas en calles como 20 de Noviembre, Pino Suárez y Venustiano Carranza extendieron la redada de esta corporación internacional de rock.
Interpol y su cercanía con el público nacional se notó no sólo con este megaconcierto. Desde su primera visita ha sido seguida por fotógrafos profesionales y amateurs. En una galería de la colonia Roma se montó una exposición de gráficas de sus visitas. La muestra se compuso de 23 imágenes, de 10 fotógrafos diferentes. Todas muestran a los tres integrantes en sus presentaciones en vivo. Las imágenes se exhibieron en una de las paredes del Sótano 085M, showroom de la marca mexicana Tony Delfino, que se encargó de hacer las camisetas oficiales de show.
La banda tiene tanto arraigo en la CDMX que para todos los fanes también se abrieron dos tiendas efímeras. Una en Foro Allende, también del Centro, en la que la gente, por un sólo día, pudo adquirir mercancía edición limitada en conmemoración al concierto del Zócalo. La tienda estuvo abierta todo el sábado, antes y durante el concierto, de 10 a 23:59 horas. Asimismo, se abrió a la que llamaron The Big House, en General Prim, en la Juárez, donde se pudieron adquirir pósteres, discos de vinilo y otros artículos oficiales.
Además, el show contó con la participación de Water from your eyes, dúo neoyorquino de pop búsqueda, así podría nombrarse. Está integrado por Rachel Brown y Nate Amos. No es la primera vez que comparten escenario con Interpol. Pertenecen al mismo sello, Matador, que los produce a ambos y los puso en contacto desde 2022, lo cual ha derivado en una relación. Interpretaron rolas de su disco Crushed By Everyone.
El gobierno de la Ciudad de México informó que en la realización de este evento masivo participarían más de mil 700 servidores públicos, apoyados con 155 vehículos pertenecientes a 14 secretarías y dependencias capitalinas. En cuanto a la derrama económica, anunció que podría ser de unos 950 millones de pesos, derivada de la actividad registrada principalmente en los sectores de transporte, alojamiento, alimentos preparados, entretenimiento y de comercio, cuyos giros son principalmente restaurantes, minisuperes, tiendas de abarrotes, bares, cafeterías y hoteles.