Alemania, una reflexión para Querétaro

 Pocos sacerdotes, pocos fieles.

Este artículo tomado del semanario El Observador, en su número 592-2, es una reflexión muy explícita de uno de los mejores periodistas que tenemos en Querétaro, Jaime Septién, sobre la situación del hambre en algunos países y la degradación, por la abundancia en otros. Hoy 25 de mayo esta convocada una manifestación a favor de la vida, por la Diócesis de Querétaro, que saldrá de diferentes rumbos de la ciudad de Querétaro hacia el centro y nada mejor para entenderla que las palabras de un hombre de compromiso, ha dicho “Existen muchas formas de ser católico”, pero la congruencia del pensar, sentir y actuar como tal es la diferencia.
 

FRANKFURT. Una de las iglesias más bellas de esta gran ciudad alemana es la de San Leonhard. Una parroquia que atiende a la gran cantidad de angloparlantes que viven en Alemania, desde japoneses hasta irlandeses, liderados, por supuesto, por los estadounidenses.

En San Leonhard solamente hay un sacerdote. Y dos Misas: la del sábado a las 5 de la tarde, y la del domingo a las 9 y media de la mañana. Uno pensaría que es propio de la gran ciudad. A 25 kilómetros de Frankfurt está el pequeño pueblo de Königstein, con un total de 15 mil habitantes. El templo de Santa María tiene una Misa el domingo a las seis y media de la tarde: el sacerdote lo cierra y lo abre, llama a Misa, tira la basura… Esta iglesia celebra en 2006 sus 250 años de haber sido erigida.

No es, ni con mucho, un retrato de Alemania. Desde luego está el sur, Baviera, la región del papa Benedicto XVI. Pero sí es una muestra de cómo el catolicismo languidece en las tierras de la razón infinita, del triunfo del mercado y de la satisfacción casi absoluta de las necesidades materiales. Cuando una nación prospera tanto en términos materiales, se va olvidando de Dios. Y de la Iglesia. ¿Para qué la quiere, si le habla de exigencias que no están dispuestos a escuchar?

Frente a las estaciones de trenes, en el centro histórico de las ciudades alemanas, jóvenes arrastrándose no por un pedazo de pan sino por una dosis de droga. Prostitución galopante, la mayor parte por sudamericanas y europeas del oriente. Son las escorias de una cultura que ha mandado el corazón de Jesús, es decir, el amor, a la basura; que se ha erigido orgullosa sobre la tradición y que ha orillado a las vocaciones sacerdotales al terreno de lo excéntrico, como los astronautas o los traga fuegos del circo. Gente rara.

Y, sin embargo, en Alemania florecen las agencias de ayuda a los pueblos y a las iglesias necesitadas. Kirche in Not, Adveniat, Miserior, Cameco, son algunos de los nombres de estas agencias. Están aquí para recordarle a Europa y al mundo que los sacerdotes son necesarios, que los fieles son necesarios, que solamente actuando en comunidad podremos recuperar lo mejor de todas las orillas del mundo. Que, si desde aquí partió el cristianismo, desde allá, por ejemplo desde América, habrá de regresar el corazón.
Jaime Septién

Director General

El Observador 

Número 592-2

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