La Sierra Gorda, Enclave Minero
Prehispánico Desde el Clásico
La Sierra Gorda en su totalidad, está llena de vestigios prehispánicos, tanto de ciudades de mineros, de agricultores, administrativas, cultuales, con sus respectivos juegos de pelota, existen las minas y las bocaminas, campamentos nómadas y pinturas rupestres, desde San Luis de la Paz hasta Zimapán, recorriendo los ahora estados de Guanajuato, Querétaro e Hidalgo, por donde pasa.
Nos dicen quienes están inmersos en estos estudios, históricos, antropológicos y arqueológicos de la zona, que el auge minero prehispánico de la Sierra Gorda, se da al mismo tiempo que el del ahora Zacatecas y Arizona, y está ligado a las redes de comercio de mesoamérica nuclear. Una muestra es el contenido del museo dedicado a la minería en la población de San Joaquín, Querétaro. En la Sierra Gorda existe una gran tradición de esta actividad minera que viene desde la época prehispánica, hasta nuestros días.
Es importante conocer la gran riqueza arqueológica de la Sierra Gorda, estudiar los aspectos de la minería prehispánica, con más de 2000 años de trabajarla, describiendo sus materiales, técnicas de explotación y su papel dentro de la economía mesoamericana.
Es importante conocer los yacimientos de obsidiana, petroglifos, petrograbados, cavernas, pinturas rupestres, sótanos, y la comparación de esqueletos humanos de una y otra parte de la zona donde se han encontrado.
En toda la Sierra Gorda hay evidencias muy claras de la ocupación prehispánica, caracterizándose estas muestras en los valles, en las cumbres de los montes y en las laderas, todos con motivos e intenciones diferentes, pero muy claros de la cultura serrana y sus relaciones culturales con las zonas de Río Verde, la Huasteca y el Altiplano Central.
La Sierra Gorda se distingue en la época prehispánica por sus sistemas constructivos a base de lajas, de roca caliza de grandes dimensiones, los asentamientos son de varios orígenes, minero, estratégicos y limítrofes, por lo que se puede afirmar que es parte integral de mesoamérica.
Desde la invasión española en el siglo XVI, existen testimonios de cronistas, conquistadores, viajeros, eruditos e investigadores que dan noticia de ello.
También es sabido que los intentos de conquista, evangelización y reducciones, no son claros en esta región, y terminan con el exterminio de una parte importante de sus habitantes originales.
Podemos citar a Jerónimo de Labra, y a José de Escandón, en el siglo XVIII, como los últimos militares españoles en hacer esta clase de incursiones en la Sierra Gorda, donde los invasores quisieron abrir un camino, el llamado de La Plata, que fuera tranquilo y saliera fácilmente al mar, y además una zona de explotación minera.
Estos proyectos nunca fueron resueltos por la oposición presentada por los chichimecas, dándose el Camino de la Plata por San Miguel El Grande, Querétaro, San Juan del Río, La Ciudad de México, Puebla y finalmente Veracruz.
Los estudios profesionales sobre la historia y arqueología prehispánica en la Sierra gorda, comienzan en 1881, y prosiguen hasta 1930, estableciéndose definitivamente a partir de 1981.
Durante la etapa del clásico mesoamericano, queda muy claro que la Sierra Gorda, está incluida en todas las actividades civilizatorias, y participa activamente en la historia de ella, sin que esto implique que toda la región serrana haya sido homogénea.
Esta región está claro que se divide en forma genérica en 3 regiones culturales: La Río Verde, Huasteca y Serrana o Minera, que se volverá esta última una cultura propia y particular de la región y que participará en la formación de la Gran Cultura Madre, como lo fue y es la mesoamericana para el mundo entero.
Existen en la Sierra Gorda 2 redes fluviales integradas por varias corrientes que se agrupan en 2 conjuntos:
Uno en la parte este por el Río Moctezuma, donde sus principales afluentes son el Río Tula y el Río San Juan, que del valle atravesarán la Sierra Gorda, a 200 metros sobre el nivel del mar, con paredes de altura arriba de los 1800 metros. El principal afluente de la Sierra Gorda es el Río Extoraz.
La otra parte del norte de la Sierra que inicia por el Río La Laja, y nace en la parte correspondiente al actual estado de Guanajuato, con afluentes que formarán más adelante el Río Santa María, después se juntará con el Río Ayutla, que se forma por el arroyo de Atarjea, formando el Río Escanela y El Arroyo Grande. Las aportaciones de esta agua por ríos, arroyos, ojos de agua, ríos subterráneos, que terminan fuera de la Sierra Gorda, desembocan en el Golfo de México.
En las partes de llanura de la Sierra se dio la cría de ganado vacuno, y en las partes semidesérticas, el caprino, los cultivos son generalmente de temporal, dándose a diferentes alturas, árboles frutales como la naranja, el limón, los duraznos, hasta la caña de azúcar.
Son cientos de asentamientos prehispánicos en la región de la Sierra Gorda que no respetan los límites políticos del actual país, pero que nos dan una región territorial, cultural y minera de grandes proporciones, donde los estudios llevados a cabo, desde reconocimiento en superficie, como pozo estratigráficos y de conservación, nos hablan de la presencia del hombre culto en estos lugares.
Como ejemplo de estudios preliminares que se han hecho de esta región serrana, podemos citar a Joaquín Meade y a G. Jiménez Moreno, que dan a conocer sitios arqueológicos, como los de Jalpan, Landa, Concá, Tilaco, Tancoyol, y otros, allá por 1940.
También la magnífica zona llamada actualmente San Rafael, ubicada entre los estado de Querétaro y San Luis Potosí, o la llamada Casas Viejas del municipio de Atarjea, Guanajuato, y ya entonces se referían a jugos de pelota en la zona, a centros ceremoniales, a conjuntos habitacionales, pinturas rupestres, etc.
En la Sierra Gorda, hay que entender los asentamientos a nivel regional, sus características propias, la relación con las abundantes minas prehispánicas en la zona, y la sincronía y diacronía con los núcleos culturales cercanos.