EL MAGUEY
Muchos autores piensan que la primera sílaba de la palabra México, se origina de la palabra nahuatl metl, maguey. La razón de que esta raíz haya seducido a muchos autores, es que en el Códice Mendocino, el fundador mítico de México es representado como un maguey (metl), sobre la espalda Tzin (tli), esto es, Metzin o Mexitzin. Igualmente, por el hecho que la planta del maguey tiene relación con una agricultura estable.
«El árbol de las maravillas, es el maguey, del que los nuevos o chapetones (como en Indias los llaman), suelen escribir milagros, de que da agua y vino, aceite y vinagre, miel, arrope e hilo, aguja y otras cien cosas». Así escribió el jesuita José de Acosta en su Historia Natural y Moral de las Indias.
Hoy día, como desde hace siglos, los magueyes o agaves con sus imponentes tamaños y extravagantes formas, caracterizan los paisajes de las zonas áridas y semiáridas de nuestro país y contribuyen a la conservación y retención del suelo; en algunas regiones se cultivan delimitando bordos o terrazas para evitar la erosión y el deslave de las tierras. Su cultivo hace posible la ampliación de la productividad agrícola en zonas frías y calientes.
«Son muy agradecidos –comentan los campesinos cuando hablan de ellos– se dan donde quiera que uno los siembra, aunque ya estén marchitos».
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De las de México que benefician ala humanidad es el maguey. Ha sido una de las más aprovechadas, tanto por los antiguos mesoamericanos.
Pocos son los vegetales que proporcionan al hombre casa, vestido, sustento y salud, además de ser un medio de conocimientos ya que produce el pael. Por estas razones el maguey ha sido calificado como excepcional.
México es el centro y origen de dispersión del maguey, ya que en este inmenso territorio se localiza desde los 6 hasta los 40 grado s de latitud norte, existen en estado silvestre agaves de formas menos evolucionadas, así como el mayor número de variedades.
Su presencia en países asiáticos y del Mediterráneo se debe a que el hombre lo llevó a esos lugares para su explotación.
EI agave vive en un medio semidesértico, con escasas lluvias. Llega a su madurez entre los ocho y los doce años y florece sólo una vez, muriendo al poco tiempo.
En sus anchas, espinosas y protegidas hojas, llamadas pencas, se almacenan Ias sustancias nutritivas que le permiten sobrevivir en un medio hostil, así como a una serie de insectos, entre los que se encuentran el gusano “magueyero» y Ia hormiga aguamielera, ambos alimentos deI hombre.
EI género agave comprende dos subgéneros: el Littaea y el Agave. EI primero de forma espigada, con alto contenido de saponina, se destina a ornato y contiene esmílagenína, materia prima indispensable para elaborar esteroides.
Las especies que componen el subgénero Agave se explotan para producir bebidas fermentadas como el pulque y destiladas como -el tequila o los mezcales, o bien para extraer fibras, forrajes y alimentos.
Es el caso del Agave fourcroydes o henequén y el Agave sisal, cultivados en Ia zona costera deI golfo de México y Ia península de Yucatán.
Otros productores de fibras son el Agave lechuguilla, aprovechado en el ValIe deI Mezquital, y el Agave peacockii, cuyo hábitat es el ValIe de Tehuacán.
Entre los agaves que producen bebidas alcohólicas, además deI . tequílana y eI . angustífolía, tenemos el atrovírens Kawr, lehmannii, cochlearís y lattísíma Jacobí, de donde se saca el aguamiel, ingrediente fundamental en Ia elaboración deI pulque.
Las evidencias arqueológicas indican que hace más de 10 000 años los grupos nómadas y seminómadas utilizaban distintos tipos de agaves para Ia extracción de fibras y como alimento.
Hacia el año
Según Ia mitología mesoamericana, el descubrimiento deI maguey pulquero fue un hecho importante, y así lo atestiguan varios códices en donde se menciona su empleo.
Su mitología
Hacia el año 804 d.C., cuenta la historia oral, cuando empezó el reinado de los chichimecas avecindados en Cuauhtitlán, la diosa Itzpapálotl los llamó y les dijo: “Vos debéis de construir como vuestro señor a él, ¡Uactli! ¡Id para allá hacia Neguameyocan!, fundad la casa de tzíhuac y Ia casa deI agave silvestre … y allá debéis de extender Ia estera de tzíhuac y Ia estera de nequámetl».
EI Códice Chimalpopoca apunta una fecha relacionada con el maguey y Topiltzin TIamacazque Ce Ácatl, QuetzaIcóatl, quien nace en el año 1 ácatl (843 d.C.).
Este personaje, además de sabio, es considerado como constructor de templos y palacios, aI igual que sacrificador de animales. Según Ia leyenda, Quetzalcóatl vivía religiosamente enseñando el arte cerámico a sus vasallos, pero muchas veces su labor era interrumpida por los demonios para convencerlo de que hiciese sacrificios humanos. AI ver que no aceptaba, se reunieron Tezcatlipoca, lhuimécatl y Toltécatl. este último uno de los dioses deI pulque, con el fin de tramar algo para que Quetzalcóatl dejara su pueblo y así gobernar ellos.
Decidieron que lo harían infringir las normas de conducta induciéndolo a beber pulque. Entonces Tezcatlipoca llegó hasta los aposentos del tlatoani y le mostró un espejo de obsidiana para que “se conociera con sus propios ojos” después de lo cual, desconcertado por su fealdad, Quetzalcóatl se refugió en un lugar apartado.
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Posteriormente Ihuimécatl hizo que el príncipe saliera de sus escondite, y los tres lo invitaron a comer quelites muy picantes, pidiéndole que bebiera pulque. Ante la negativa de Topiltzin, los dioses insistieron una y otra vez, hasta que finalmente ingirió cinco tazas. Arrepentido, Quetzalcóatl deja Tula y se dirige en busca de la tierra de dos colores, rojo y negro, Ia Tierra deI Incendio.
En el año de 895 d.C., después de Ilegar a Ia orilla deI agua divina, él mismo se incinera. La leyenda afirma que el corazón de Quetzalcóatl se transformó en Ia «estrella que brilla en el alba», es decir el planeta Venus.
Otros códices como el Magliabecchí, el Florentino, el Borgia y el Laud señalan una clara conexión entre los dioses deI ciclo agrícola y los deI pulque.
Entre éstos destaca Tezcalzócatl, como el propio pulque, al igual que Ia diosa Mayahuel «patrona» deI día tochtli, quien se muestra dentro de Ia planta deI maguey adornada con el quechquémitl color esmeralda, decorado con franjas amarillas.
En el Códice Borgia, Mayahuel vestida de blanco personifica aI pulque, ya que este color es el deI vino. EI cabello de Ia diosa es de color de fuego, y está adornado con una cadena de piedras preciosas de Ia que cuelga Ia cabeza de un pájaro estiIizado, así como Ia figura deI Sol, lo cual indica Ia naturaleza caIiente de Ia bebida.
En Ios códices, Ios dioses deI pulque están representados con características especiales que nos permiten reconocerlos: Ia primera de ellas es Ia doble pintura faciaI, eI rojo y eI negro con manchas amarillas; Ia segunda es eI yacameztli o nariguera en forma creciente.
Los antiguos mesoamericanos aprovechaban eI maguey de múltiples maneras: con Ios quiotes manufacturaban Ia estructura habitacionaI; posteriormente, se cubrían techo y paredes con Ias pencas, Ias cuaIes a su vez se utilizaban como canales conductores de agua, platos, materia prima para elaborar el papel con que se hacían los códices, y también para engalanar a sus dioses.
Así mismo, de las pencas se extraían las fibras necesarias para manufacturar cactlis y telas para la confección de huipiles, naguas, mantas o tilmalis, estas últimas empleadas como preciados regalos a los nuevos tlatoanis, para declarar la guerra a otros señoríos o como moneda en tiempos prehispánicos.
Desde muy pequeña, Ia mujer era Ia encargada de elaborar Ias diversas prendas en el telar de cintura; para Ias más finas se utilizaban Ias fibras deI corazón deI maguey. Para obtener una manta térmica, a los hilos deI ixtle se le agregaban plumas y pelo de conejo.
Las láminas de los códices Matrícula de Tributos y Mendocino muestran los señoríos que cada 80 días tributaban mantas a Ia Triple Alianza -integrada por Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan.
EI señorío de Hueypochtlan, además de mantas, proporcionaba mieI negra o neuctli. Nada deI maguey se desperdiciaba, pues con Ias flores se elaboraban exquisitos platillos. Las púas servían como agujas de coser y para los usos rituales deI autosacrificio.