Oaxaca: dos largos años de más sufrimiento por su pobreza
Han pasado ya dos largos años desde aquel despertar violento de la húmeda madrugada del 14 de junio, cuando cientos de policías estatales, azuzados por sus mandos, atacaron con furia desmedida una pacífica protesta de trabajadores de la educación.
En un extraordinario gesto de solidaridad, el pueblo respondió y esa misma mañana logró en pocas horas replegar a los policías, quienes en desbandada y protegidos por un helicóptero, huyeron despavoridos, dejando atrás equipo, uniformes y heridos.
El ataque sufrido por los maestros provocó la indignación generalizada y el surgimiento de un poderoso movimiento ciudadano que pocos días después daría vida a
Este 14 de junio se cumplieron dos años del nacimiento de una intensa e inédita movilización ciudadana en nuestro país, en la cual mujeres, trabajadores, jóvenes, indígenas, artistas y habitantes de las colonias se organizaron y salieron a reclamar derechos que le han sido negados de manera sistemática al pueblo de Oaxaca y al pueblo de México.
Los siguientes cinco meses toda la geografía oaxaqueña se vistió con los colores de las protestas, con brutales actos represivos, con propuestas democratizadoras, y en la capital del estado se vivió una inusual convivencia ciudadana en torno a las barricadas.
Cinco meses donde las más extremas pasiones y sentimientos brotaron con fuerza dando vida a la llamada Comuna de Oaxaca.
Cinco largos meses en los que los escuadrones de la muerte, y los policías estatales y federales, con saña, secuestraron, asesinaron y violaron de manera abierta los derechos de miles de personas, tratando con ello de aplastar una revuelta que poco a poco se extendía y ganaba simpatía en el resto del país.
Los gobernantes pensaron que la ocupación militar y el estado de sitio impuesto a partir del 25 de noviembre de 2006 serían suficientes para destruir a este movimiento, pero se equivocaron.
En estos dos últimos años, la movilización de los oaxaqueños no sólo no fue derrotada, sino que se ha multiplicado, y ha crecido la resistencia, como también se ha expandido la violencia gubernamental que en este tiempo ha cobrado la vida de otros 20 oaxaqueños.
Gracias al apoyo abierto de gobierno federal y a la operación violenta de la red de cacicazgos que operan en Oaxaca, se ha mantenido en medio de una crisis permanente el gobierno del estado.
Sin embargo, la movilización ciudadana no ha logrado hasta ahora que sean castigados los responsables de tantos atropellos, como tampoco ha conseguido que haya cambios significativos en la vida de la sociedad oaxaqueña.
A pesar de los numerosos informes emitidos por organismos nacionales e internacionales de derechos humanos, donde se reconoce la existencia de graves actos violatorios, la impunidad persiste.
El 14 de junio miles y miles de oaxaqueños salieron de nuevo a las calles en una gigantesca manifestación, con ello recordaron públicamente los hechos represivos ocurridos hace dos años, pero también lo hicieron para demandar la liberación de los presos políticos que aún se encuentran encarcelados en diferentes prisiones del estado; también ese día se levantaron las voces para exigir castigo a los funcionarios públicos responsables de la violencia.
En esta fecha tan importante para el pueblo oaxaqueño se recordó que hay grandes pendientes, que hay tareas inconclusas, que la pobreza, la injusticia y la violencia en la que han vivido generaciones de oaxaqueños persiste y que sólo podrán ser erradicadas por una transformación profunda, cambio que sólo se puede lograr por la intensa y unitaria movilización ciudadana acompañada necesariamente de la solidaridad activa de grandes sectores del pueblo mexicano.
El 14 de junio no será olvidado por los oaxaqueños y tampoco por muchos mexicanos que sabemos que esta fecha marca un hito en la vida política del pueblo de México.