San Luis de La Paz y Los Jesuitas en Sierra Gorda…

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En 1589 fundaron en San Luis de la Paz su primera Misión en México; obra realizada por su primer misionero.  

Gracias a su perseverancia, preparación, habilidad de lenguas y amable trato, lograron realizar una tarea considerada casí imposible: evangelizar y pacíficar a los indómitos guerreros Chichimecas.  

Fue tanto el cariño que San Luis les tuvo, que al ser expulsados de la Nueva España en 1767, el pueblo se amotinó para protestar su salida.

Los jesuitas llegaron a la Nueva España en 1572. Hasta 1588 se dedicaron principalmente a crear colegios. En 1589 inició su aventura misionera. Fueron elegidos por sus cualidades de hablar y aprender lenguas indígenas, tenacidad y abnegación, para catequizar a los nativos más belicosos del reino: La Nación Chichimeca.

Los Chichimecas eran grupos  guerreros que habitaban en el norte del país; los cuales habían sido incapaces de ser vencidos por el ejército español.  

Eran valientes, orgullosos de su dignidad y muy celosos de su territorio.

Representaban una barrera infranqueable para los intereses de los españoles en la ganadería, el comercio, la explotación de las minas y la evangelización.  

Causaban grandes estragos en las estancias de ganado mayor; era tanto el temor que provocaban, que varias estancias se despoblaron. Asaltaban los caminos y mataban a muchos españoles e indios aliados a los españoles. Interrumpían el trabajo de las minas. Destruían los pueblos de paz y no permitían el paso de los misioneros.

Los conquistadores por interés de amasar riquezas, los despojaban de sus tierras, los mataban y los esclavizaban, violaban a sus mujeres y les quitaban a sus hijos.  

Por defender lo que era suyo no se rendían, atacaban a horas inciertas y se escondían en los montes.

Como la guerra no iba a tener fín de seguir ese camino, el Virrey  Luis de Velasco hijo, decidió actuar de otra manera. Ya que los misioneros franciscanos no habían tenido éxito en pacíficarlos, determinó enviar a los jesuitas para que por la vía de la paz, les doctrinasen y prometiesen que no les harían daño en sus bienes y personas.

El lugar que se escogió para establecer la primera misión fue San Luis de la Paz debido a su gran importancia estratégica; fundamentalmente porque esta región era la frontera del extenso dominio chichimeca; también porque por aquí pasaba la Ruta de la Plata que iba de Zacatecas a México; igualmente porque se consideraba una zona de seguridad donde podían abastecerse los mineros, comerciar los ganaderos, descansar los viajeros y construirse un eslabón más de evangelización.

No estuvo exento de dificultades el establecimiento jesuita en  San Luis de la Paz. 

El Provincial jesuita rn la Nueva España no quería enviar personal a este sitio.  

Comprensiblemente, él decía no tener gente suficiente para hacerlo.  

Como casí acababan de llegar al país, los jesuitas no llegaban a 100.  

Con ellos apenas estaban empezando a organizar los colegios.  

Además no tenían experiencia misionera.  

Algunos padres habían hecho viajes para doctrinar pero siempre regresaban a los colegios.  

Ejemplo de ello fue  Francisco Ramírez, que en 1588 estuvo unos meses por estas tierras. Pero en general, no tenían misiones propiamente organizadas.

La orden asimismo tenía escasos recursos porque era relativamente nueva.  

 

En 1589 fue mandado el padre Gonzalo de Tapía, el primer misionero  jesuita en México. Gonzalo de Tapía nacido en León, España en 1561.

 

 

Llegó a México sin ser sacerdote en 1584. Se le comisionó ir al colegio de Pátzcuaro a estudiar lenguas indígenas; en mes y medio ya hacía un sermón en tarasco. Al final de su vida, llegó a saber 6 lenguas a la perfección.  

Se ordenó sacerdote en 1585, a los 24 años de edad.

Gonzalo era de baja estatura, barba poblada y corto de vista; pero era vivo de ingenio, de inagotables recursos prácticos, memoria fenomenal, atrevimiento de conquistador y abnegación a toda prueba.  

Era el hombre más indicado para la empresa con los Chichimecas.

A principios de 1589, se dirigió de Pátzcuaro a nuestra ciudad. Recorrió Puruándiro, Pénjamo, Irapuato, Guanajuato y San Felipe, entrando en amistad con los principales jefes Chichimecas. En menos de 17 días aprendió su lengua.

Al llegar a esta región comenzó a dar doctrina en la pequeña comunidad de San Luis de la Paz; sitio en el que ya estaban reunidos algunos nativos desde 1552. 

El que a los 20 días ya se pudiera comunicar en su lengua, probablemente el vejaban, les cayó de maravilla a los Chichimecas. Ello y su trato amable y cariñoso ganó su corazón. A partir de entonces, mediados de 1589, inició pacíficamente la reducción de nuestra tierra. Fue sin duda una gran hazaña. 

La reducción jesuita es un concepto diferente al tradicional de misión. En las misiones tradicionales, se construye una iglesia a la que asisten los convertidos, pero que después regresan a sus lugares de origen.

En cambio en las reducciones de la Compañía, se funda una iglesia y en su contorno se construyen casas y se crea una organización económica y política.

Las viviendas se realizan para que los nuevos cristianos tengan un lugar donde puedan vivir dignamente. La organización económica es para que puedan mantenerse y conseguir su sustento. Ello se lleva a cabo a través de la enseñanza de distintos oficios como artesanías, agricultura, ganadería y minería.  

En cuanto a la parte civil y política, existe un juez, un fiscal y un jefe de manzana para poder llevar una vida pacífica.

Aparte de esto, hay escuelas donde se les enseña a los naturales a leer, escribir, español, aritmética y canto.  

En la iglesia se les da educación religiosa y la fe. A partir de la tercera generación, las reducciones jesuitas se distinguen por la valoración de la cultura de los nativos.

 

Durante su estancia en San Luis de la Paz, Gonzalo fue acompañado por el padre Nicólas de Arnaya, quien más tarde fue muy famoso en las misiones del norte y también provincial de la Nueva España. Ambos padres trabajaron con abundante fruto. Hicieron algunos viajes a otras partes como San Luis Potosí y Durango, pero siempre regresando a su misión.
El padre Tapía realizó el primer bautismo en noviembre de 1590 y el último en junio de 1591. En esta última fecha salió de San Luis de la Paz con rumbo a Guadiana, Durango. Ahí fundó otra misión y posteriormente pasó al norte de Sinaloa.

En 1594, en Toboropa, murió a hachazos a manos de indígenas del área.

 

Para recordar a este célebre misionero, existe en la parroquia de San Luis Rey de nuestra ciudad un cuadro que relata su martirio.

De misma manera, en el atrio parroquial hay una estatua de él.

Finalmente, el colegio mínimo y una calle de la colonia La Banda llevan su nombre.

Pasaron 3 años desde que se fue Tapía y llegaron los jesuitas que finalmente se establecieron en San Luis de la Paz. El 10 de octubre de 1594, arribaron los padres Francisco Zarfate y Diego de Monzalve para fundar la residencia y el seminario. El superior seguía siendo el padre Arnaya que iba y venía de donde andaba.

Con el paso del tiempo llegaron y se fueron varios padres hasta que finalmente fueron expulsados de la Nueva España en 1767. Durante todo ese tiempo no cobraron por sus servicios ya que no lo necesitaban; se mantenían de las diversas empresas que realizaron en San Luis de la Paz.

Antes de la llegada de los jesuitas, la tradición cuenta que los franciscanos se instalaron en lo que hoy es la colonia de La Purísima; ahí construyeron el templo de la Purísima Concepción y una precaria vivienda.

La casa desapareció pero la capilla aunque un tanto olvidada se conserva.

Los jesuitas establecieron su primer hogar en la colonia de La Banda. Erigieron una casa y un pequeño templo en la esquina de Velazco y Padre Casas. Estas construcciones aún perduran pero son de propiedad privada.

A mediados del siglo XVII, les donaron un terreno donde construyeron un templo, una casa y una huerta. El templo es la presente Parroquia de San Luis Rey.  

Es cuestionable que el inmueble que se encuentra en la esquina de Allende con Michelena haya sido su vivienda, ya que los religiosos acostumbraban construir su hogar junto a la iglesia y este edificio se encuentra a una cuadra.  

Tal vez, solo ahí eran oficinas administrativas como su nombre lo indica: La Procura o Casa de los Tesoros. Probablemente la casa estuvo donde ahora es La Hortaliza. La huerta quedaba atrás de la parroquia y ahora pertenece a particulares.

Muy de acuerdo a su idea de como debería ser una misión, los jesuitas realizaron varias actividades y empresas durante el periodo que vivieron en San Luis de la Paz.

* Activamente fomentaron la ganadería y la agricultura. Fundaron y fueron dueños de las haciendas de Manzanares, Santa Ana y Lobos. En estas sembraban maíz, trigo y frijol y criaban ganado menor y mayor. Las haciendas todavía sobreviven.

* En el Mineral de Pozos, enseñaron a los indígenas técnicas europeas de extracción y beneficio de metales. Tomaron a su cargo la mina de Santa Brigida y edificaron 3 colosales hornos cónicos; estos últimos aun existen.

* Construyeron acueductos aprovechando los manantiales que quedaban entre la Alameda y la comunidad de la Ciénega; en la actualidad todavía se pueden admirar ruinas de ellos.

* Fundaron una escuela en la actual esquina suroeste de Mina y Guerrero. El día de hoy es de propiedad privada y se encuentran ahí las oficinas del Partido Acción Nacional.

* Tenían una casa de ejercicios espirituales en un terreno que abarcaba desde los arcos del Jardín Principal hasta la calle Allende. El frente es hoy ocupado por el banco Banorte y la parte trasera es una casa partícular.

* Construyeron varias capillas para evangelizar a los pobladores.  

Algunas a través del tiempo fueron destruidas como por ejemplo: la capilla de la Santa Escuela, en la esquina de Guerrero con Bravo, donde en el presente se encuentra la Cruz Roja; la capilla del Señor de la Columna, en la calle Hidalgo, entre Josefa Ortiz y Bravo, antes de llegar a la Pila Nueva; la capilla de la Santísima Trinidad en donde se encuentra una gasolinera al final de la calle Hidalgo; la capilla de La Veronica, en la calle Veronica casi esquina con Aldama; la capilla del Señor del Huerto casi al final de la calle Velasco; la capilla de La Soledad donde ahora se ubica la Parroquia de La Virgencita. Muchas más desaparecieron sin conocerse su ubicación exacta.

* Ciertas capillas de ese tiempo permanecen en su tamaño y forma original como la de San Luisito, Loretito y La Purisima.  

* Algunas capillas se convirtieron más tarde en templos. Ejemplo de ello es el Santuario de Guadalupe, Señor Ecce Hommo, San Francisco y la parroquia de La Virgencita.  

Quizás los jesuitas construyeron muchas capillas, porque como en el poblado vivían  de distintas etnías y lenguas, que ellos invitaban a establecerse en la misión, pero no deseaban que se pelearan entre sí.

Probablemente cada grupo tenía su propia colonia y capilla.

En el año de 1767, después de residir 195 años en México y 178 años de tener su Misión en San Luis de la Paz, los Jesuitas fueron expulsados de la Nueva España.  

El motivo fue el temor y envidia que causaba a todos los gobiernos católicos de Europa por su inmenso poder. Poder que se basaba en sus inmensas riquezas, conocimientos y perfecta organización.  

Carlos III, rey de España, los expulsó de todos los dominios españoles incluido México. Así es que el 26 de julio de ese año salieron de San Luis de la Paz. Los padres expulsados fueron: Manuel Arce, Marcos González, Antonio Agreda, Francisco Miranda, Vicente Sandoval, Nicolás Oceguera y Antonio Calvillo.

Partieron a escondidas por la madrugada en un carruaje de viaje, con las cortinas cerradas y bajo una fuerte escolta militar. Huyeron de ese modo porque sabían que los pobladores los querían mucho y temían que causarán un alboroto.

El objetivo no se cumplió porque la gente, en especial la más humilde como los indígenas, al enterarse se amotinaron para protestar su expulsión. Quemaron el edificio del ayuntamiento, amenazaron a los funcionarios del gobierno e hicieron otros destrozos.  

Como represalia a muchos de ellos los desterraron y a otros los colgaron y los fusilaron. Los fusilamientos se llevaron a cabo en un jaguey (zanja llena de agua) que estaba en la esquina de Hidalgo y Bravo a un costado de la capilla del Señor de la Columna. Nadie volvió a tomar agua de ese deposito y el lugar fue objeto de leyendas de aparecidos. A principios del siglo XX, el gobierno lo convirtió en el Jardín Hidalgo, mejor conocido como La Pila Nueva.

La Misión de San Luis de la Paz, de la cual salieron y pasaron varios miembros de la Compañía que fueron a Durango, Sinaloa, Sonora, Baja California, Chihuahua y Nuevo León; la cual fue muy importante, puesto que aquí se establecieron primero los jesuitas que en otras ciudades como León, Guanajuato y San Luis Potosí; y en la cual se pacífico a los más aguerridos indígenas de México llegó a su fín.