1958, año en que el Sr. Obispo D. Alfonso Toríz Cobián, de feliz memoria para nuestra diócesis, expresaba generosamente su aprobación para que las mujeres pudieran caminar, ya como un grupo de manera formal.
Pensemos en la emoción que en su momento sintieron por haber sido escuchadas y atendidas en su petición. Pero pensemos aún más en el compromiso de orar y que adquirieron y que ha dado sus frutos.