Documento sobre Querétaro, sus curatos y Colegio

Un documento sobre los curatos y el colegio en Querétaro  

El documento que se publica está suscrito por el Capitán D. Juan Fernández Munilla, de quien no he podido averiguar dato alguno sobre su vida y actividades más que lo que el mismo informe nos dice, y es que estuvo encargado de la Subdelegación de esta Ciudad y su distrito.  

Ni el Dr. Beristán ni sus adicionadores José Fernando Ramírez, Dr. León y Félix Osores, a quien el primero copió, nos dicen nada sobre el particular, omitiendo en sus catálogos el nombre de nuestro autor.  

No obstante ello, el documento tiene un gran valor humano y nos informa sobre asuntos que en vano trataríamos de ver expuestos en otra parte.  

En la lista de las personas que ejercían sus ministerios eclesiásticos reconocemos a varios sujetos que los ilustraron con ejemplos de virtud y literatura. Baste recordar por ahora a Fr. Juan Domingo Arrecidita y al P. José María Zeláa e Hidalgo, cuya obra es bien conocida de los queretanos, a cuya gratitud están tan obligados. 

Agradezco al señor D. Pablo Cabrera, director de la Editorial ¨Cimatario”, el empeño puesto en la realización de esta publicación. 

México, Agosto 12 de 1946. F. G. de C.   

El casco de esta Ciudad de Querétaro contiene d

os parroquias, o curatos, conviene saber, el de Santiago Apóstol y el de San Sebastián.  

El cuarto de Santiago, radicando en la Iglesia que fue de los regulares extinguidos, y que abraza la principal parte de la población, a la parte del sur del río o arroyo, que corriendo de oriente a poniente la separa de la parte norte, en que está el arrabal y el curato de San Sebastián, este curato, pues, cuya feligresía asciende a más de veintiséis mil almas, está servido sólo por un cura y tres vicarios, dos de los cuales residen en la Parroquia Principal de Santiago y el otro en la iglesia ayuda de parroquia del Espíritu Santo.  

Sin embargo del corto número de ministros con respecto a la numerosa feligresía, ésta está suficientemente provista del pasto espiritual en la administración de los Santos Sacramentos, y la predicación de la palabra de Dios, por las numerosas comunidades de regulares, que de día y de noche están prontos a salir a las confesiones y predican con frecuencia en sus templos, sirviendo solamente los vicarios del Sr. Cura para ministrar el Sagrado Viático, y hacen una u otra confesión que les piden, en lo que están prontos al desempeño de su obligación y Santo Ministerio.  

Se ha notado el que la parroquia muy rara vez se explica en los domingos al pueblo la Doctrina Cristiana, como parece debía hacerse con frecuencia, contentándose el Sr. Cura con la tanda cuadragesimal de sermones morales, que anualmente hace predicar por otro predicador célebre y algunas veces por sí mismo.  

También se ha advertido que en el tiempo del cumplimiento de la iglesia se dificulta a los fieles mucho el satisfacer el precepto de recibir la Sagrada Comunión, por la multitud de concurrentes y escasez de ministros.  

Esta misma hace especialmente en tiempos de epidemias o cuando abundan los enfermos, con peligro de que la enfermedad aumentándose los prive del fruto y necesaria disposición.  

En orden a la exacción de los derechos parroquiales por los entierros y casamientos, se procede con arreglo al Arcancel, y sólo se advierte que a los pobres, que por no satisfacerlos prefieren la sepultura eclesiástica en el camposanto, se les exigen algunos derechos, de tres, cuatro o aún cinco pesos, lo que parece excesivo, atenta la práctica de otros curatos, y al fin de institución de estos camposantos o cementerios para las personas pobres y que no tienen con que satisfacer las obvenciones y derechos parroquiales. 

El cura beneficiado actual es el Dr. D. alonso Martínez Tendero, sujeto de conocida literatura, ejercitado en la oratoria sagrada, exacto en el cumplimiento de su obligación y en la elección y pagamiento de sus vicarios, pronto e infatigable en el despacho de negocios independientes del Juzgado Eclesiástico, de muy honradas costumbres y de bella índole y amor a la paz, que procura guardar con todos sus feligreses, sin que se le advierte acción indecorosa o que desdiga de su sagrado carácter y pastoral ministerio.  

Primer Vicario. El Br. D. Juan de Arillaga sujeto de suficiente instrucción en las materias morales, muy práctico y exacto del ministerio, el que honra con su probidad y arregladas costumbres. 

Segundo Vicario. El Br. D. José Maya, de corta instrucción y de conocida probidad y exactitud en su oficio. 

Tercer Vicario. En la auxiliar del Espíritu Santo: El Sr. D. Ignacio Mora, ministro exacto, de buen ejemplo y de mas que competente literatura. 

En los Colegios de San Ignacio y San Francisco Javier se hallan actualmente dedicados a la instrucción y enseñanza de la juventud de esta ciudad, los eclesiásticos siguientes: 

El Rector licenciado D. Pedro de Arce y Pereda, de mucha virtud y literatura, buen predicador, teólogo y canonista, y muy versado en las buenas letras. Le falta para el desempeño de rector, la energía, y actividad necesarias para la educación en los jóvenes en la piedad, letras y buena crianza, tanto por su índole pacífica e indolente, cuando por estar ya padeciendo las funestas resultas de un insulto apoplético, que lo hace menos apto para el ministerio, tal vez en perjuicio del público. 

El Br. Mariano Cabeza de Vaca, Vicerrector y catedrático de medianos y mayores, para lo que tiene la instrucción suficiente, y con su aplicación, asistencia y ejemplar de sus arregladas costumbres, se hace respetable, sin embargo de su natural suave.