PÓRTICO
Jaime Septién
¿Podría resumirse el mensaje papal a los jóvenes en pocas palabras? Puede ser que sí: el amor a Cristo, la fe en Dios, es lo que colma el corazón del hombre de todas las edades, especialmente de los jóvenes. Y una advertencia…
Ha terminado la Jornada Mundial de la Juventud. Miles son las imágenes de este encuentro de Benedicto XVI con jóvenes de todo el mundo; más de 225 mil en una vigilia de oración y alabanza al Santísimo Sacramento, confesiones multitudinarias, alegría en las calles, cantos, velas encendidas: ¡el milagro de la fe! De tantas imágenes me quedo con una: el Papa almorzando con 12 jóvenes representantes de los cinco continentes; escuchándolos como un padre y tratando de ayudarles a resolver los problemas con los que se enfrentan día a día.
En ese encuentro —junto con una nueva y reiterada petición de perdón a las víctimas de los abusos sexuales cometidos por malos sacerdotes de Australia, por gente que, dijo el Papa, no solamente traicionó el sacerdocio sino que debe enfrentar a la justicia— mostró la profunda comprensión que tiene del mundo de hoy y del misterio de la entrega total a Cristo. Enseñó al mundo que la humildad es su fortaleza y el amor a Dios la única fuerza que nos puede dar esperanza de una vida mejor.
¿Podría resumirse el mensaje papal a los jóvenes en pocas palabras? Puede ser que sí: el amor a Cristo, la fe en Dios, es lo que colma el corazón del hombre de todas las edades, especialmente de los jóvenes. Y una advertencia: que no se dejen encandilar por la locura del consumismo, por el relativismo moral que niega la existencia de cualquier tipo de normas morales. Es imposible que el ansia de infinito se llene con cosas materiales; es imposible que haya humanidad si el respeto a la vida, la defensa a la familia, la religión misma se toman como «ofertas intercambiables» con el aborto, las parejas de hecho, la negación de Dios o la eugenesia que ha dado como resultado el desecho de los «menos dotados» para la vida terrestre.
En otras palabras: es imposible la civilización y el amor si Cristo no está en medio, rigiendo nuestras almas, celebrando con nosotros la alabanza al Padre, alimentando el espíritu de paz y de justicia que es común a todos nosotros. Ciertamente, esos 12 jóvenes le dijeron al Papa que es difícil ser joven y cristiano en estos tiempos. Pero el Papa les dijo, también, que hay un ideal, y que ese ideal es el Amor. Sólo por ese ideal vale la pena dar la vida. Misión cumplida en Sydney. La semilla ha caído en tierra fértil. Los jóvenes vuelven a Jesús