Carta de El Papa al Obispo de Querétaro por su jubileo

Al Venerable Hermano

MARIO DE GASPERÍN GASPERÍN

Obispo de Querétaro 

Con especial deferencia y afecto acompañamos a nuestros hermanos en el Episcopado que, por mandato divino, gobiernan a toda la Iglesia y “rigen las Iglesias Particulares a ellos encomendadas como representantes y enviados de Cristo” (Lumen Gentium, 27).

Hoy, Venerable Hermano, nuestro pensamiento se dirige a ti, ya que el próximo día cuatro del mes de Agosto, día en que se celebra la memoria de San Juan María Vianney, presbítero, celebrarás tu jubileo de plata de ordenación episcopal. 

Queremos hacer público nuestro reconocimiento considerando tu diligente desempeño pastoral, primero como sacerdote en la Arquidiócesis de Xalapa, después como Obispo de la Diócesis de Tuxpan y finalmente, durante estos últimos diecinueve años, como Obispo de la Diócesis de Querétaro. 

Has manifestado espiritual solicitud hacia todos tus fieles, en particular con tus hermanos presbíteros y candidatos al sacerdocio. Has también proclamado las verdades salvíficas del Reino de Dios, utilizando los medios modernos de comunicación, y has interpretado rectamente la doctrina de la Iglesia y, a los afligidos, has brindado consuelo espiritual. Por medio de tu obra educativa y mediante varios y diversos escritos, has manifestado tu prudente preocupación por el verdadero progreso cristiano y civil de tu comunidad. Por tu acierto en la conducción de la vida pastoral y sacramental, como también en los asuntos de la vida cotidiana, tu celo apostólico se ha hecho patente en otras regiones. 

Recibe, pues, Venerable Hermano, nuestros mejores votos que hoy hacemos, implorando a Dios, Dador de todos los bienes, para que, por intercesión de la Bienaventurada Virgen María de Guadalupe, te conceda una celebración feliz de tu aniversario jubilar y siempre te auxilie con su continua protección. 

Finalmente, te impartimos de corazón nuestra Bendición Apostólica, garantía de gracias celestiales, que hacemos extensiva a todos los Sacerdotes y a todos los fieles de la Diócesis de Querétaro. 

Castel Gandolfo, a 23 de Julio de 2008, año cuarto de Nuestro Pontificado. 

Benedicto XVI, Papa

Palabras de el Obispo Mario Gasperín en el Estadio «Corregidora» 

«Hermanas y Hermanos: 

La gloria de Dios es que el hombre viva” y nuestra Iglesia de Querétaro está viva por la gracia de Dios.

Quiero agradecer mediante estas breves palabras a todos los que me acompañaron a dar gracias a Dios por mis 25 años de ordenación episcopal.

Muchas gracias, Señor Nuncio Apostólico Dr. D. Christoph Pierre, por su presencia y por el Mensaje que, de parte del Santo Padre el Papa Benedicto XVI, me ha hecho llegar.

Su presencia fortalece nuestra comunión con el Sucesor de Pedro, nos confirma en la fe y nos asegura “no haber corrido en vano”. Esto es esencial en la Iglesia-Comunión.

 

 

Las generosas palabras del Santo Padre las quiero entender como lo mucho que me falta por hacer. Las llevo en mi corazón. 

Mi gratitud particular a los hermanos Arzobispos y Obispos, con quienes comparto la colegialidad apostólica. Dios les pague su afecto colegial, que me une a sus Iglesias particulares, especialmente a las de esta Provincia eclesiástica. 

Gracias a los Hermanos Presbíteros y Religiosos de esta Diócesis de Querétaro por su comprensión y fraternidad; y a todos los que han venido de la Diócesis de Tuxpan y de la Arquidiócesis de Xalapa. Los sacerdotes son las manos sacramentales del Obispo. Todo lo realizamos en comunión. El Señor nos de una sola alma y un solo corazón. 

Agradezco a los grupos apostólicos a los movimientos y todos ustedes, hermanos y hermanos que han venido de las diversas parroquias y comunidades de la Diócesis, su presencia en esta celebración.

Estoy siempre en deuda con ustedes. Con paciencia, poco a poco les pagaré la visita, con la fuerza que Dios me de. Las autoridades civiles y su eficaz personal de apoyo se han unido a nosotros participando y facilitando esta celebración. A todos, mil gracias en el Señor.  

Nuestra Señora de los Dolores de Soriano camina con nosotros. Ella hace más ligero nuestro caminar. La gloria de Dios es que el hombre viva y nuestra Iglesia diocesana vive para la gloria de Dios. Muchas gracias”.