ODA A WALT WHITMAN
POR EL EAST RIVER Y EL BRONX,
LOS MUCHACHOS CANTABAN ENSEÑANDO SUS CINTURAS,
CON LA RUEDA, EL ACEITE, EL CUERO Y EL MARTILLO.
NOVENTA MIL MINEROS SACABAN LA PLATA DE LAS ROCAS
Y LOS NIÑOS DIBUJABAN ESCALERAS Y PERSPECTIVAS.
PERO NINGUNO SE DORMÍA
NINGUNO QUERÍA SER EL RÍO
NINGUNO AMABA LAS HOJAS GRANDES
NINGUNO LA LENGUA AZUL DE LA PLAYA.
POR EL EAST RIVER Y EL QUEENSBOROUGH LOS MUCHACHOS
LUCHABAN CON LA INDUSTRIA
Y LOS JUDIOS VENDÍAN EL FAUNO DEL RÍO
Y LA ROSA DE LA CIRCUNSCICION
Y EL CIELO DESEMBOCABA POR LOS PUENTES Y POR LOS TEJADOS
MANADAS DE BOISONTES EMPUJADOS POR EL VIENTO.
PERO NINGUNO SE DETENÍA,
NINGUNO QUERÍA SER NUBE.
NINGUNO BUSCABA LOS HELECHOS
NI LA RUEDA AMARILLA DEL TAMBORIL.
CUANDO LA LUNA SALGA
LAS POLEAS RODARÁN PARA TUMBAR EL CIELO;
UN LÍMITE DE AGUJAS CERCARÁ LA MEMORIA Y LOS ATAUDES
SE LLEVARAN A LOS QUE NO TRABAJAN.
Ni un solo momento hermoso Walt Whitman,
he dejado de ver tu barba llena de mariposas,
ni tus hombros de pana gastados por la luna,
ni tus muslos de apolo virginal,
Anciano hermoso como la niebla
que gemías igual que un pájaro
con el sexo atravezado por una ahuja,
enemigo del sátiro, enemigo de la vida y amante de los cuerpos
bajo la burda tela
Soñabas ser un río
Hombre solo en el mar
Federico García Lorca