Todo sobre La Sierra Gorda…3/3

 

Conquista y evangelización  Luego del sometimiento de los pueblos del centro de México por los conquistadores hispanos, se desarrolló un creciente interés por conocer el potencial económico de las tierras del norte, vista como una promesa de fama y fortuna para las oleadas de nuevos colonos que arribaban a la Nueva España. Sin embargo, nunca se imaginaron el desgaste que significaría enfrentarse a las aguerridas “naciones” del norte, pueblos de cazadores- recolectores nómadas, las tribus chichimecas.  

Durante la segunda mitad del siglo XVI se forjó el “camino de la plata”, que conducía a las minas de plata de Zacatecas, y a la par se desarrolló el conflicto de la Guerra Chichimeca, la cual puso de manifiesto la capacidad guerrera de los norteños para defender su territorio, que significó 40 años de conflicto bélico.  

Al final se firmó la paz; el altiplano norte quedó en manos de los españoles y una parte de los chichimecas terminó sufriendo el yugo hispano y otra continuó defendiendo su libertad en las montañas. 

Durante el siglo XVI la Sierra Gorda o “Cerro Gordo”, como también se le llama, era un territorio poco conocido; los poblados fundados en sus contornos formaban un cerco desde donde partían los colonos en busca de tierras para asentarse, metales que explotar y pastos para sus ganados; asimismo, los militares buscaban resguardar los intereses de la corona y los misioneros ejercer su labor evangelizadora.  

Todos tuvieron dificultades para llevar a cabo su propósito. Los chichimecas pames y jonaces darían la batalla para evitar ser sometidos y despojados de sus tierras desde la segunda mitad del siglo XVI hasta mediados del XVIII.

Los primeros intentos misionales por evangelizar la Sierra Gorda comenzaron con los franciscanos por la parte occidental y los agustinos por la oriental; para finales del siglo XVII franciscanos y dominicos continuaban tratando de establecerse en la región con la ayuda de escoltas militares, sin lograrlo.  

Para el siglo XVIII, los rebeldes chichimecas seguían alzados, defendiendo su territorio, sin embargo, el interés de los españoles establecidos en torno a la Sierra Gorda era mantener la guerra “ya que faltaban tierras y la guerra daba una ocupación, dinero y títulos”.  

La situación no podía continuar indefinidamente; el virreinato estaba decidido a terminar con ese “manchón de gentilidad” tan próximo a la capital.  

A partir de 1740, las fuerzas militares encabezadas por el coronel José de Escandón –quien un año después sería nombrado capitán general de la Sierra Gorda– y fray José Ortés de Velasco –del colegio de Propaganda Fide de San Fernando de México, nombrado comisario de las misiones para la “reconquista espiritual de la Sierra Gorda”– juntaron sus fuerzas para dar paso a una nueva etapa en la historia serrana: el control de la región y la sumisión de los pueblos pames y jonaces.
 

Margarita Velasco Mireles. 

Investigadora en la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH.

Directora del Proyecto Arqueológico-Minero de Sierra Gorda.