Carmen Parra
Los Angeles
Las mariposas
Los mitos
El arte barroco
El mundo visto por un ángel
José Félix Zavala
“Empiezo a pintar ángeles cuando la mirada de los artistas mexicanos estaba puesta en el extranjero, el centro histórico de la ciudad de México estaba en el peor abandono y
Ayer se abrieron las salas 14, 15, 16 y
“El barroco es el último movimiento que ve hacia la naturaleza, representa a la flora, a la fauna, al hombre, que el hombre y el artista posterior olvidan, mientras en él existe una interrelación con el barroquismo indígena visto como ejemplo en las urnas de Teotihuacan”
Carmen Parra, quien descubrió muy niña, viviendo frente al templo de Valenciana en Guanajuato, su vocación, medía
“Mi interés y mi trabajo no tienen nada que ver con la moda, soy ajena a los movimientos artísticos”.
Con una galería en San Miguel Allende y en la ciudad de México una fundación de apoyo a creadores llamada “El Aire, Centro de Arte”, esta mujer y su angelerío buscan explicar el mito inmerso en todas las culturas y en todas las religiones de los seres alados.
“No sé de quien tenga influencias, es muy difícil decirlo o reconocerlo, el estilo pertenece al ritmo interior de cada artista, el grafismo es como el temperamento, que tiene que ver con el inconsciente, yo no podría decir a quien pertenecen mis trazos”.
Carmen Parra nace un 12 de noviembre al Igual que Sor Juana Inés de
“El arte maneja los símbolos, por eso quien ve mi obra encuentra en ella una empatía”.
En 1972 se casa con Alberto Gironella y desde niña sabe que todo ángel es terrible y que los símbolos son el lenguaje de los misterios
“La paleta se hace y los colores corresponden al alma de cada artista, es como una sinfonía que tiene ciertos tonos, el color surge de la necesidad de la combinación, no tiene que ver nada con la racionalidad”.
No permite ser retratada si no es teniendo como escenografía los ángeles musicantes de la cúpula del templo de San Agustín, mientras admira las obras de los grandes maestros de la pintura virreinal en la sala principal del Museo de Arte y con el pensamiento de artista y la gracia de las princesas pregunta, se admira y reconoce,
“Mi educación fue a través del arte mexicano desde mi padre, en mi madre por las artesanías y la escultura mesoamericana, conocí de niña el taller de Diego Rivera, conocí a Orozco, a O´gorman, no reconozco diferencias, soy una continuidad, aprendí de Olga Acosta y de Chávez Morado”,
Se emociona de la revolución que pacíficamente han hecho los indígenas en México y de haber sido testigo de esa conmovedora escena de la vuelta a la historia de estos pueblos nuestros.
“Los Artistas somos un punto sensible de la sociedad y a través de nosotros se pueden decir muchas cosas que quedan para la historia, abrimos puertas que otros no pueden abrir somos parte de la historia fantástica del pueblo mexicano”.
Repite constantemente que tiene su maestro de teología, Manuel Limón Nolasco, del logro de su trabajo al constatar que detrás de ella entran los restauradores a los recintos donde ella hace sus trazos y los da a conocer al mundo.
“El artista hace suyo el tema, para explicárselo a sí mismo, es un proceso de investigación”.
Cuando se le interroga sobre las vírgenes que pinta, declara su necesidad de volver a recorrer el país para rescatar una a una, ya que la gente le dice que le gustan más las que ella pinta que las originales, porque se les hacen más entendibles.
“El Museo de Arte Moderno debiera ser el corpus donde los expertos hagan la selección de lo que realmente vale en el arte plástico mexicano, ahora solo existe una gran confusión, no hay una selección depurada”.
Nos cuenta como la encerraban en la “capilla de los Angeles” en
“La crítica solo es la traducción de lo que uno hace a otro lenguaje, lo valioso es tema de la historia”.
“La cultura no se salvará, si no se salva el medio ambiente y la cultura de nuestros antepasados, si no hay unión de conceptos es muy difícil que avancemos, si la sociedad no contempla sus bienes y se los apropia realmente no se avanza”.
“Mi mayor ilusión es pintar en lienzos de 2 x 2,5 los doce altares de la catedral de México, como un homenaje al arte barroco mexicano”
“En esta búsqueda de la inmediatez la gente pierde la referencia con el entorno, con el tiempo y no ve donde está”.