Homenaje al historiador
y fraile dominico
Esteban Arroyo
Con la presencia de Miguel Concha malo, el gran defensor de los derechos humanos, Provincial, la comunidad de frailes, monjas y la tercera orden dominicas, mas una nutrida concurrencia de la sociedad queretana, se rindió homenaje a Esteban Arroyo, por sus 66 año de vida sacerdotal.
“Se debe a fray Esteban Arroyo, además de su intensa vida como escritor e historiador, el que los dominicos conservemos hasta ahora, en Querétaro, nuestro convento y templo. Al final casi de sus días, está terminando la historia de este convento”.
Estas son palabras de Miguel Concha Malo, Provincial de los dominicos en el país y uno de los mas grandes defensores de los derechos humanos, a nivel internacional, al presidir la ceremonia religiosa, ayer, a las 13 horas, en el templo de Santo Domingo de esta ciudad, con motivo del 66 aniversario de la ordenación sacerdotal y a casi 90 años de vida de Fray Esteban.
Ante los medios de comunicación escrita y electrónica, Miguel Concha Malo, enalteció en gran talento y el tiempo dedicado por Fray Esteban Arroyo, al estudio y a la predicación, signos inequívocos, a su decir, de los frailes dominicos.
El historiador Esteban Arroyo, con más de treinta años de residir en Querétaro, biógrafo de los grande dominicos que vivieron en México, principalmente durante los siglos XVl, XVlI, y XVlll.
Autor de la “Historia de las misiones dominicas en Querétaro”, de
El músico queretano, Aurelio Olvera, dirigió y cantó durante la ceremonia religiosa, donde además de los frailes dominicos, las religiosas de la misma orden y la sociedad en general, rindieron un merecido homenaje a quien restaurara el templo más hermoso de América, como es el de Santo Domingo, en la ciudad de Oaxaca.
Esteban Arroyo
Historia y memoria de un dominico
Es importante para los queretanos recordar a quien por mas de veinte años nos ha acompañado, desde su biblioteca, ubicada en los altos del Convento dominico de nuestra ciudad, con una compañía armoniosa y valiosa, además de establecer con ella, un motivo de orgullo local.
Al historiador acucioso, se llega con el agradable encuentro de una cruz atrial, en la esquina de Guerrero y Pino Suárez y después por el interrogatorio cariñoso de una monja. Recuerdo su caminar pausado pero constante, pensativo y alegre, por las centenarias calles del centro, todas las mañanas, cerca del medio día, antes de entrar a su estudio, al reencuentro con la historia.
El ha sido para mí y para muchos, una compañía constructora, como lo ha venido haciendo toda su vida por donde ha pasado, y en esta levítica ciudad, con el rescate de la historia dominica en Querétaro, “ Las misiones dominicas de la sierra gorda de Querétaro”, “Los primeros y principales abanderados de los indios…” editadas por
Hablar de Esteban Arroyo es remontarse a los lugares más agradables del pensamiento, ya que nacido en Sotilo un 21 de noviembre de l910, entra a nuestra tierra mesoamericana, allá por l937, con las influencias nada menos que de la viuda de Madero, Doña Sarita Pérez, salido del Convento De San Esteban en la ciudad de Salamanca, garante de su doctoral conocimiento.
Oaxaca es su crisol, le da Esteban Arroyo lo mejor de sí y lo que será un detonante para la cultura y el desarrollo de las artes en esa ciudad, tan india y tan culta, reconstruye bellísimamente, junto con talladores y ensambladores, más un puñado de artesanos, el retablo monumental, del altar mayor del templo de Santo Domingo De Guzmán, en el Convento Grande.
De su pluma nace la obra rescatadora, un documento que da pié a las diferentes interpretaciones que sobre los dominicos se tiene en esa zona, cuando escribe la “Biografía de Fray Francisco de Burgoa”, a su vez autor en el siglo XVlll de la “Palestra Indiana” y la “Geográfica Descripción”.
Además con su obra ya clásica añade otra de valiosa importancia “Los Forjadores de
Esteban Arroyo, el fraile dominico, de hablar parco, de corazón sensible y sonrisa abierta, bien merece de los queretanos un reconocimiento cálido, por haber decidido vivir desde hace años entre nosotros y entre nosotros seguir escribiendo documentos tan valiosos como “Colapso, agonía y restauración de la provincia de Santo Domingo en México”, el rescate valiosísimo de la obra dominica en Chiapas, llamado “Entre lobos y corderos…”.
Su presencia larga en nuestra ciudad da pié para que la orden de predicadores construya y forme el Archivo Histórico dominico de México, llegando a acompañarlo los frailes Angel Melcon y Santiago Rodríguez, dejando el honor a esta ciudad de albergar documentos suficientes para la interpretación y reelectura de la actuación de tiros y troyanos en esta mesoamerica nuestra durante la intervención española, por trescientos años.
Algunas veces, las primeras de mi encuentro con este fraile fueron en compañía de una Gran monja dominica Magdalena preciado, muy recordada y querida en San Miguel de Allende y originaria de Torres Mochas. El siempre amable discreto y colaborador, las otras fueron en medio de libros viejos en la biblioteca del antes sin remozar Convento dominico queretano, donde a su decir Jesucristo era el Prior y él la comunidad.
Recordamos bien a bien al fraile Juan De Araya con su historia del Convento De San Esteban en Salamanca España, lo mismo que a Fray Justo Cuervo, también cronista de este importante convento, donde nuestro Fray Esteban Arroyo cursara la teología antes de partir para América.
Su salud quebrantada me permitió algunas mañanas sentarme junto a su lecho de enfermo y contemplar la paz de quien vive en paz, desde el Sanatorio Margarita, de donde se levantó con más energía que antes a buscar la historia y su interpretación desde la mirada dominica de este tiempo.
Vuelve a la plática el recuerdo de los cronistas dominicos menos abundantes que los franciscanos en esta América invadida, como Dávila Padilla, Thomas Castelar o Remesal, dando lugar especial a Juan Bautista Méndez con su “ Crónica de la provincia del Orden de Predicadores de Santiago de México”.
Desde esta tribuna o palestra lanzo un llamado para que a Esteban Arroyo y con motivo de su 89 cumpleaños, sea reconocido públicamente, por medio de una difusión más amplia de su obra como historiador, por las autoridades culturales, el medio intelectual nacional y desde luego por los queretanos, que hemos disfrutado su vida en los últimos 20 años, en este Convento de Santo Domingo de Guzmán en Querétaro, que comenzó a adecentarlo y dio pie a salvar