Sueños de Gloria; historias de soledad

sueños de gloria, historias de soledad

 

 

  

Difícilmente encontraremos en la galería de héroes y antihéroes de la Revolución Mexicana una figura tan atractiva y pura como la de Felipe Ángeles, cuyo singular itinerario por esos años de fuego y lodo analiza en este ensayo Adolfo Gilly. 

Ramo de rosas para el fusiladoOctavio Paz, Piedra de sol  


 

Son raros los militares que se suman a una revolución. No son aquellos que han querido hacer carrera sino los que quisieron hacer milicia. Más que alcanzar honores, búsqueda natural en toda corporación –eclesiástica, académica, militar–, estos van tras el ideal guerrero de la vida heroica y la bella muerte.

 

Jean-Pierre Vernant

 

… en el ideal heroico, un hombre puede elegir querer ser el mejor, siempre y en todo, y para probarlo va continuamente, según la moral guerrera en el combate, a colocarse sin vacilar en primera fila y a poner en juego, cada día, en cada enfrentamiento, su psukhé, él mismo, su propia vida, todo.

 ¿Por qué todo?

Esta concepción de una forma de vida que se apega a un sentido del honor, la timé, también hace que todos los honores de Estado, los honores establecidos, no tengan valor alguno.

 

Cuando aquellos militares toman tal camino en una revolución actúan en lo sucesivo como han sido educados y han querido ser: como guerreros, no como hombres políticos, que es otro oficio.

No digo aquí que uno sea superior al otro.

Me refiero a una diferente configuración de los sentimientos, los modos, la ética y la imaginación del propio destino.

Creo que es el caso del general Felipe Ángeles, y es por eso que a través de la milicia y sus ideales, no de la política y sus ideas, quiero interpretar sus gestos, sus decisiones y su vida.

Es en el Colegio Militar de Chapultepec de fines del siglo XIX –año 1883 en adelante– y en su severo programa educativo donde Felipe Ángeles va formando los sueños de gloria y de honor militar que lo encandilarán, alucinarán o guiarán, según se mire y se quiera, toda su vida.

Allí, de brillante alumno pasa a respetado profesor de matemáticas y balística, y siendo ya capitán de artillería, hacia sus treinta años de edad, escribe y publica en una revista del ejército algunas de aquellas imaginaciones.

En un artículo de 1899 el capitán Ángeles describe una larga noche de estudio en sus años de alumno, diez años antes, y sus impresiones a la mañana siguiente al asistir a los asaltos de esgrima en los exámenes de sable:

 

Para mí, que aún estaba bajo el dominio del estudio del día anterior, aquello era desagradable, bárbaro, salvaje. Los golpes me herían a mí también, herían mi cuerpo tembloroso de café, y sin embargo aquello brutal, aquello doloroso, me atraía irresistiblemente, me causaba cierto placer, curaba mi alma enferma.

 

Meses después, en la misma revista, relata un paseo a caballo con su ayudante en un atardecer del valle de México de entonces. Describe los movimientos del animal con cariño de experto y termina diciendo:

 

La gloria de vestir el uniforme y ceñir pendiente de un costado la espada relampagueante y del otro el rayo con su trueno en un extremo y su lazo de fuego que termina en la ancha boca por donde entra la eternamente majestuosa muerte. Todo esto hace al hombre más grande, más fuerte, más noble, forma el ideal y hace más buena la vida.

 

Tales pensamientos, con su estilo literario tocado de simbolismo finisecular siglo XIX, podrían ser también los de otros de sus coetáneos.

No lo sé.

Sé que este trató tenazmente de hacerlos norma de vida y, siendo ese su carácter temprano, la enseñanza militar, que en otros educa y refina la crueldad y la soberbia de sus temperamentos, le formó el sentimiento heroico de la vida y de la muerte.

No digo que sea virtud o defecto.

Digo que es un modo de existir, punto de partida para comprender reacciones y decisiones.

Adolfo Gilliy

1. Jean-Pierre Vernant, La traversée des frontières, París, Éditions du Seuil, 2004, “La mort héroïque chez les Grecs”, pp. 69-86.

 

2. Federico Cervantes, Felipe Ángeles en la Revolución / Biografía (1869-1919), México, s/e, 1964, 3ª ed., pp. 14-15; Byron L. Jackson, Felipe Ángeles / Político y estratega, México, Gobierno del Estado de Hidalgo, 1989, pp. 19-20.

 

3. Felipe Ángeles, “Un equilibrio paradójico”, Boletín Militar, año 1, t. i, nº 29, 1º noviembre 1899, pp. 1-3.

 

4. Felipe Ángeles, “Un paseo a caballo”, Boletín Militar, año 1, t. ii, nº 13, 1º abril 1900, pp. 13-14, y nº 14, 8 abril, 1900, pp. 3-4.

 

5. Felipe Ángeles, “Diario de la batalla de Zacatecas”, en Adolfo Gilly (comp.), Felipe Ángeles en la revolución, México, Era, 2008, pp. 226-251.

 

 

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