Nuevos descubrimientos arqueológicos en El cerrito Un pequeño altar recubierto de estuco y formado por canteras labradas, al menos cuatro coronamientos arquitectónicos, braseros tipo reloj de arena, y una lápida de piedra con la efigie de un águila, fueron encontrados en la zona arqueológica de “El Cerrito”, en Querétaro, lo que confirma la influencia tolteca en la región. Así lo informó el arqueólogo Juan Daniel Valencia Cruz, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al precisar que una serie de materiales arqueológicos y estructuras arquitectónicas encontrados durante la presente temporada de campo, han permitido enriquecer el conocimiento que se tenía del sitio. En ese sentido -dijo el también responsable académico de la zona- serán fundamentales los trabajos a realizar en los próximos meses, con la colaboración del INAH, la Secretaría de Turismo, el gobierno del Estado de Querétaro, y el Municipio de Corregidora. Los diversos hallazgos en el inicio de los trabajos de excavación, se asocian cronológicamente al Posclásico Temprano, entre los años 900 y 1200 (d.C.), y por lo tanto, destacó, al periodo de influencia tolteca. Ello ha sido posible debido a que una pequeña área localizada en la esquina sureste de la Plaza de las Esculturas, poco alterada con el paso del tiempo, permite realizar un registro sistemático de diversos materiales en contexto. El altar recubierto de estuco, explicó, está formado por canteras labradas; mide 2.92 metros de largo, por 2.42 de ancho, y 0.53 centímetros de altura; fue construido apoyado en un muro de tierra apisonada, y al parecer existen vestigios de otros dos más, aún por explorar. También se encontraron dos braseros tipo reloj de arena, decorados con aplicaciones cónicas al pastillaje; se recuperaron 181 fragmentos que miden aproximadamente 68 centímetros de altura, y con un diámetro máximo de 43 centímetros. Ambos presentan una tapa con asa globular. Valencia Cruz precisó que sobre el piso que desplanta el altar y frente a éste, se encontraron fragmentos de al menos cuatro coronamientos arquitectónicos, hechos en toba volcánica y recubiertos de fino estuco. Presentan un cuerpo rectangular del que sobresalen pequeños triángulos, semejando rayos solares, y una gran punta en la parte superior. Aún se encuentra en proceso de estabilización por la humedad contenida en la piedra, por lo que en breve se procederá a su restauración. A un lado de los coronamientos, agregó, se ubicó una lápida de piedra de 42 centímetros de ancho por 61 centímetros de alto, en la cual se representa la parte posterior de un águila. Destaca la policromía utilizada en su decoración final, utilizando pigmento rojo en el fondo, así como blanco en las plumas, y ocre en la pata; está decorada con pequeñas aplicaciones de piedra de obsidiana en la pata y la garra. Valencia Cruz detalló que hacia el poniente de la Plaza de las Esculturas se han realizado excavaciones en el Altar de los Cráneos, particularmente en las caras sur y oriente. En el transcurso de estas tareas, puntualizó, se ha podido definir que se trata de un altar de planta cuadrada, con escalinatas delimitadas por alfardas en cada una de sus caras. Todo ello construido sobre un piso de estuco. En breve se podrán aportar otros datos sobre esta estructura.