El Imparcial* 1908
15 de septiembre de 1908
El Sr. Presidente de
El “Circulo de Amigos” del señor General Díaz y la colonia oaxaqueña residente en esta capital, acostumbran, desde hace muchos años, felicitar al señor Presidente de
Siguiendo, pues, tan arraigada y afectuosa costumbre, los miembros del círculo y los oaxaqueños, se dieron cita ayer en el Palacio Nacional, donde fueron recibidos por el señor General Díaz.
La felicitación del círculo
Primeramente se reunieron los miembros del “Círculo de Amigos” en los bajos del Palacio Municipal, y de allí se encaminaron al Nacional (…) en cuyos corredores altos y bajos había innumerable concurrencia que deseaba pasar á las antesalas presidenciales y estrechar la mano del señor General Díaz; pero la orden del General Pradillo fué terminante, y nadie, que no fuese del “Círculo de Amigos” ó de la colonia oaxaqueña, podría penetrar á aquel recinto.
Los miembros de ésta última, con excepción de las personalidades salientes y en consecuencia muy conocidas, fueron identificadas, pues en años anteriores se había dado el caso de que incorporados como miembros de la colonia, entraban muchas personas que ni siquiera han puesto un pie en Oaxaca.
La colonia oaxaqueña
La cita era a las cinco de la tarde, y á esa hora entraron al Salón Rojo los miembros de la colonia oaxaqueña, que se podían contar por centenares.
En nombre de todos tomó la palabra el señor Magistrado D. Francisco Belmar, quien ojeó rápidamente los altos méritos del señor General Díaz, ensalzándolos como lo merecen, y terminó deseando larga vida al inmaculado patriota que hoy dirige los destinos de
El señor Presidente contestó en breves y cariñosas frases, diciendo, más o menos, que aceptaba gustoso, y con toda la efusión de su alma, la felicitación de sus hermanos, que son todos los que tuvieron la dicha de nacer en Oaxaca, ese privilegiado pedazo de Patria.
Dijo, también, que sí en los días solemnes y de prueba pudo hacer algo en defensa de
Entre los miembros de la colonia había altos funcionarios, tales como Magistrados y Jueces, Diputados, periodistas, militares y particulares, amén de una interminable procesión de gente humilde, que sólo una vez al año se da el gusto de abrazar al señor Presidente y estrecharle efusivamente sus manos.
*Se publicó de
Publicado en La Jornada