Fiochas sobre El Paseo de La Alameda de Querétaro

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El Paseo de la Alameda

 

 

Con la celebración de 40 corridas de toros, para recolectar un fondo de cuatro mil pesos, necesarios para la empresa, un terreno donado por Ramón Samaniego,  propietario de la Hacienda de Carretas, la plantación de 1341 árboles, el permiso del Virrey Miguel De La Grúa y la iniciativa del Corregidor Ruiz Calado, para 1804, Querétaro tenía “su Paseo de la Alameda”. 

  

Se pensó en este paseo, allá por el año de 1793, y en su lujo, estaba planeado, una fachada hermosa, de arcos triunfales, de diferentes órdenes de estilo, cuatro pórticos monumentales, una gran fuente al centro, con esculturas de las nueve musas y de los grandes hombres de la literatura universal. 

El proyecto de un paseo arbolado en la ciudad, al estilo del Paseo de Bucareli, en la ciudad de México o al estilo de “paseos arbolados y ajardinados” de algunas ciudades europeas, quedó  desde el inicio en solo una ilusión. 

 

Para tan admirable paseo, se pensó, en más de cien hectáreas, ubicadas entre los cascos de las haciendas de Casa Blanca y Carretas, tendría una balaustrada y cuatro pórticos monumentales en los estilos: Dórico, jónico, corinto y barroco, una fuente monumental rodeada de las nueve musas. 

Por los jardines y arboledas de La Alameda, entre merolicos, adivinadores de la suerte, acróbatas y carruseles, ha paseado el pueblo queretano, desde principios del siglo XlX hasta nuestros días. Son ya 200 años.

 

 

Nuestro paseo, ha tenido en su interior, al paso de su historia, y del tiempo, lo mismo que para nuestra recreación: hipódromo, palenque de gallos, paseos en carretas, bicicletas y en sus alrededores, pista de circo y el famoso tianguis, conocido como “Pueblo Nuevo”. 

También han paseado por sus jardines, los emperadores, Maximiliano y Agustín I, el dictador Porfirio Díaz, lo mismo que el presidente Francisco I. Madero y los diputados constituyentes de 1917. 

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Los primeros automóviles y la primera estación del ferrocarril, también estuvieron junto a La Alameda, pero esta, a pesar de los muchos contratiempos y utilidades que ha tenido, jamás dejó de ser centro de reunión o de paseo obligado para los habitantes de la ciudad. 

Si se consigue formar una alameda y que en ella, como se carece de otro paseo, existan las gentes de toda esfera, no hay duda en que se remediarán muchos excesos.

 

 

El 5 de febrero de 1988 fue reinaugurada por el entonces Presidente de la República, su actual remodelación. Un 15 de septiembre de 1897 había sido inaugurada  

Existe en nuestra Alameda un conjunto escultórico, obra de Juan Velasco Perdomo, en atención a la anécdota del cronista J. Guadalupe Ramírez Álvarez, quien dice que en ese lugar de La Alameda, nuestro queridísimo amigo, – ya fallecido -, el compositor oaxaqueño, José López Alavez, compuso “La Canción Mixteca”, mientras era soldado villista, (1915) en su paso por la ciudad. 

El 20 de noviembre de 1988 fue inaugurada en solemne ceremonia y puesta al público esta obra, de Juan Velasco Perdomo.