Antonio Alatorre,
70 años de
Tras el triunfo de Franco, se fundó El Colegio de México
Arturo García Hernández
La Jornada
Resume el prestigiado editor, catedrático, investigador, crítico y traductor:
“La tarea que hicieron es de un valor absolutamente inapreciable, había que ver renglón por renglón qué ha sido México antes y después de estos grandes hombres”.
Antonio Alatorre es el académico con más antigüedad en El Colegio de México, al que ingresó en 1948.
Antonio Alatorre (Autlán, Jalisco, 1922), hizo estudios de derecho en
Es profesor investigador del Colmex desde 1951; de
Tuvo, por tanto, la “bendición” de convivir con aquella irrepetible generación de intelectuales españoles exiliados y de mexicanos que crearon una institución decisiva en la consolidación del país después de
El autor de Los 1001 años de la lengua española tuvo a su cargo una de las dos conferencias magistrales que serían dictadas durante la ceremonia conmemorativa de los 70 años de
“
Después de una estancia en
Aceptada la propuesta, Alfonso Reyes puso al servicio del proyecto el enorme prestigio que tenía en el ámbito cultural y literario hispanoamericano.
Compromiso con el país
En la cultura mexicana –subraya Alatorre– hay un antes y un después de la llegada de los intelectuales españoles: “la filosofía era una antes y fue otra después con José Gaos, por mencionar un solo nombre, aunque no era el único filósofo; lo que había de vida musical antes, aunque tuviéramos a Carlos Chávez y Silvestre Revueltas, fue otra con la llegada de los españoles.
Aumentaron los conciertos, se organizaron por primera vez conciertos de música de cámara, se hicieron publicaciones de música; el sicoanálisis era desconocido aquí, prácticamente empezó con los españoles”.
Los elementos en común entre aquel grupo eran: rigor intelectual, mística de trabajo, disciplina, compromiso con el país.
Daniel Cosío Villegas tenía fama de intratable. Matiza Antonio Alatorre: “Yo diría que intratable con la mediocridad, un tonto no podía aspirar a encontrar misericordia de Cosío Villegas. Así es que quedar bien con él era un verdadero diploma.
Tengo que decir, un poco cohibido, que desde el primer momento (Cosío) Villegas fue un gran amigo para mí; supo descubrir en mí el verdadero deseo de estudiar, que tenía hambre de aprender, de manera que primero me dio trabajo en el Fondo de Cultura Económica, donde era director, ahí estuve dos años, antes de entrar al Colmex, en 1948. Fueron años enormemente útiles”.
Considerada una epopeya cultural, la fundación de
“Hay que decir que no todo México recibió a los españoles con los brazos abiertos, como se ha dicho. Y no sólo de parte de la derecha y de
Hubo “penosas reclamaciones de ciertos periodistas muy enemigos de la idea, que le exigían a don Alfonso Reyes pruebas de que la casa y, después, el Colmex, eran dignos del subsidio que les daba el gobierno. De manera que él les decía a los españoles: a trabajar, si no esto se acaba. Y los españoles como que se sentían un poco bajo el látigo”.
A manera de ejemplo, Alatorre recuerda un “incidente muy penoso” que se dio con Jesús Val y Gay, “un gran musicólogo que en México se desempeñaba también como crítico musical. Un día se le criticó a los cantantes que habían participado en una ópera señalando que eran aficionados de mala calidad. “¿Por qué lo dijo?, pues porque tenía un compromiso con el país, quería levantarlo, incluir parámetros de exigencia”.
Los cantantes “se sintieron ofendidos” por la critica de “un gachupín” y acudieron a una figura importante del mundo musical mexicano, la cantante Fany Anitúa, quien previo al inicio de un acto artístico en el Palacio de Bellas Artes, “protestó enérgicamente por el hecho de que un extranjero viniera a poner por los suelos a los artistas mexicanos”.
Esto, como ejemplo de que “no todo fue color de rosa” para aquellos españoles que tanto hicieron por el país.