Encuentran nuevas especies marinas…

Detectan nuevas especies marinas

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  • Durante 12 días, los investigadores indagaron en una franja marina, comprendida entre las ciudades de Loreto y La Paz

Investigadores del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM participaron en un proyecto de investigación de la fauna del Golfo de California, en el que localizaron al menos 35 especies de equinodermos en zonas someras, y 20 a profundidad, entre ellas tres nuevas variedades de ofiuros y un número similar de especies de anélidos poliquetos que, hasta el momento, no habían sido reportadas en la literatura científica internacional.

Los ejemplares, informó la UNAM, aún están en proceso de descripción y fueron detectados en una exploración a zonas antes inaccesibles de la región. Con ayuda del buque Argo, y del submarino Deepsee, ambos de origen estadounidense, Vivianne Solís Weiss y Francisco Alonso Solís Marín, acompañados por científicos de otras instituciones de educación superior de México y Estados Unidos, incursionaron en áreas rocosas y de pendientes pronunciadas, a profundidades de entre 100 y 300 metros.

Durante 12 días indagaron en una franja marina, comprendida entre las ciudades de Loreto y La Paz. Lo más importante de la expedición, subrayaron, fue el uso de ese submarino como muestreador, pues representa una oportunidad para analizar la diversidad del Golfo de California, a profundidades inalcanzables por buceo autónomo –con demasiadas pendientes y/o rocosas, para ser muestreadas con equipo convencional–, lo que permitió añadir nuevas variedades a los listados de invertebrados de la zona.

Los resultados iniciales del proyecto, explicó Solís Marín, revelan la aparición de tres nuevas variedades de ofiuros (estrellas serpientes), equinodermos parecidos a las estrellas de mar, distribuidos en todos los mares, con un pequeño disco central que porta la boca en el centro del cuerpo, y cinco brazos espinosos y frágiles, que se mueven como serpientes y les sirven para caminar y capturar alimento.

Además de utilizar el submarino (una burbuja de plástico con capacidad para tres personas), los universitarios bucearon en aguas someras (10 a 40 metros). Así, recolectaron más de 150 especies bénticas en zonas superficiales, las que más se trabajan en el mundo, y en la parte profunda localizaron más de 40.

Sin embargo, aclaró el encargado de la Colección Nacional de Equinodermos, por ser un área inexplorada, cualquier descripción que se haga será nueva. Fue sorpresivo no encontrar crinoides, organismos primitivos.

Por su parte, Vivianne Solís mencionó que el muestreo en ese submarino no estaba diseñado para analizar a los anélidos poliquetos (animales con el cuerpo segmentado de anillos), su especialidad, pues son seres pequeños que, por lo general, se encuentran enterrados en el substrato o en las hendiduras de las rocas.

No obstante, se obtuvo una enorme esponja de vidrio –probablemente una variedad nueva –, en la que venían adheridos algunos hidroides, pequeños animales que tienen forma de saco alargado, con un único orificio rodeado de largos tentáculos urticantes, y asociados a ellos se encontraron poliquetos y pequeños crustáceos.

De los hallazgos, abundó, habrá especies desconocidas que será necesario rectificar y corroborar, y que serán registros novedosos.

Otro de los objetivos de la expedición, explicó Solís Marín, era conocer el impacto que han tenido las pesquerías en el Golfo de California y, en efecto, se observó que en algunos sitios el ecosistema estaba devastado, mientras que en otros había pocas especies de peces comestibles y de explotación comercial.

A pesar de ello, un descubrimiento importante fue que los especialistas que viajaban en el Deepsee, observaron desoves o apareamientos masivos, y que ciertas zonas exploradas eran usadas para la reproducción, por lo que es necesario protegerlas.

Al respecto, la encargada de la Colección Nacional de Anélidos Poliquetos, reconoció que la declaratoria que se hizo de las islas de Golfo de California (244 islas, islotes y zonas costeras), como sitio protegido, ha favorecido al lugar. «Ello permitirá la recuperación de este tipo de especies y el repoblamiento», aseguró.

Francisco Alonso Solís recalcó que esta fue la primera expedición en la que se explora a esa profundidad. Hay métodos para estudiar la diversidad marina, como el buceo científico, que es normalmente hasta 30 ó 40 metros; pero también hay buques para extraer muestras con redes y dragas.

«Lo interesante es que se trató de lugares inaccesibles para buques de investigación y para el buceo autónomo; el submarino sí pudo llegar y eso permitió extraer muestras de los organismos», reiteró.

Asimismo, Vivianne Solís comentó que, por lo general, el suelo marino está conformado por una plataforma continental, de mayor o menor longitud, luego una pendiente y el fondo oceánico.

El problema radica en la profundidad intermedia y la pendiente, porque la UNAM, con sus buques oceanográficos «El PUMA» y «Justo Sierra», es capaz de recoger muestras a más de tres mil metros, siempre y cuando sea un área plana y el sedimento sea blando. «En cambio, el submarino permitió analizar pendientes, zonas de difícil acceso y rocosas».

Por ello, consideró, se trató de una expedición histórica para México, por el uso del Deepsee, que si bien ya había sido utilizado en la Isla de Cocos, Costa Rica, ahí no se realizaron colectas científicas.

El proyecto fue financiado con recursos privados, tanto mexicanos como estadounidenses. El jefe de la expedición, Exequiel Ezcurra, es un científico nacional, reconocido en el ámbito internacional, en este tipo de proyectos, y varios de los asistentes pertenecen tanto al Scripps Institution of Oceanography, el más importante del mundo en oceanografía, como a la Universidad Autónoma de Baja California Sur, concluyeron los académicos de la UNAM.

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