Los de Abajo y Mariano Azuela

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Mariano Azuela

(1873-1952)

Mariano Azuela originario de Lagos de Moreno, nació el 1 de enero de 1873 y muere en La  Ciudad de México, 1 de marzo de 1952. 

Médico de profesión, destacó como crítico literario y escritor mexicano. 

Obtuvo notoriedad por sus narraciones ambientadas en la época de la Revolución Mexicana de 1910. Hizo estudios de médico cirujano en Guadalajara.  

En 1917 se trasladó a la ciudad de México para trabajar en un dispensario público. Siguió recogiendo el habla del pueblo, sus modales y su forma de razonar para plasmamos en otras novelas como El camarada Pantoja, Las tribulaciones de una familia decente, la marchanta.

Además de novelas, Azuela escribió cuentos, relatos, ensayos e incluso obras para teatro. En 1942 recibió el Premio Nacional de Literatura. Más tarde entró al Colegio Nacional y obtuvo el Premio de Artes y Ciencias.

Murió el primero de marzo de 1952, en la casa número 242 de la calle de Álamo (hoy calle Mariano Azuela), de la colonia Santa María la Ribera.
 

 Se inició en la escritura en los tiempos de la dictadura de Porfirio Díaz. 

A lo largo de su carrera literaria incursionó en el teatro, el cuento y el ensayo crítico además de la novela, género donde obtuvo mayor reconocimiento. 

Su primera novela fue María Luisa (1907). Después publicaría Andrés Pérez, maderista (1911).  

Fue designado jefe político de Lagos y posteriormente director de Educación en Jalisco.  

Tras la caída de Madero, Azuela se incorporó a las fuerzas revolucionarias de Julián Medina como médico militar.  

Fue entonces cuando escribió Los de abajo (1915), la novela que le dio popularidad. 

En 1942 obtuvo el Premio Nacional de Literatura de México. 

El 8 de abril de 1943 ingresó como miembro fundador al Colegio Nacional  y en 1949 recibió el Premio Nacional de Artes y Ciencias. 

Fue sepultado en la Rotonda de los Hombres Ilustres.   El movimiento caudaloso y sangriento contra Victoriano Huerta y la forma espontánea en que los campesinos engrosaron las filas revolucionarias son el tema de su famosa novela Los de Abajo, que inicia una abundante literatura narrativa sobre las luchas revolucionarias del México moderno.

Es una serie de cuadros impresionantes de ese momento caótico en que chocaban todas las fuerzas en conflicto sin un plan doctrinal bien preciso.

Esta novela alcanzó gran difusión en el extranjero y ha sido traducida a varios idiomas.

Posteriormente Azuela siguió pintando, con colores fuertes y a veces pesimistas, la vida mexicana en la capital y la provincia, en los medios políticos, agrarios y familiares, como en sus novelas

Los Caciques (1917)

Las Moscas y Las Tribulaciones de una Familia Decente (1918)

 

La Luciérnaga (1932)

Avanzada (1940)

Nueva Burguesía (1941)

 

La Marchanta (1944)

 

La Mujer Domada (1946)

 

La Maldición (publicación póstuma, 1955)

Los de abajo

Un campesino,  Demetrio Macías tiene que huir de su casa antes de la llegada de una tropa del gobierno. Incorporado al proceso revolucionario, se convierte en jefe de un grupo, y se auto proclama general.

Al desconocer a Venustiano Carranza una convención de jefes revolucionarios, maciza se une con sus tropas a Pancho Villa, que lucha contra carranza.

El antiguo campesino, ahora villista, como la mayor parte de los héroes del cine y las novelas de la revolución mexicana, visita a su mujer y a sus hijos.

Todos le piden que no continúe combatiendo

 “¿por qué pelean ya, Demetrio?”

Demetrio, mientras arroja una piedra al fondo de un cañón le responde:

 “Mira esa piedra cómo ya no se para…” Poco después, partirá de nuevo con su tropa hacia la muerte.

Esta escena en donde la novela precenta la vida de un hombre atada a un destino trágico, con la misma fuerza que la de una tragedia griega, representa uno de los mejores logros del libro.

Cuando él y sus hombres tratan de volverá reunirse con las tropas de Villa son sorprendidos por una patrulla federal.

El enemigo, escondido a millaradas, desgrana sus ametralladoras y los hombres de Demetrio caen como espigas cortadas por la hoz.

Las balas zumban en los oídos de Demetrio como una granizada.

Pero el todavía apunta, dispara y no falla tiro.