Regaló Stefano Scodanibbio su retrato literario, musical y acústico de México en el Cervantino
En el Salón del Consejo Universitario de la Universidad de Guanajuato se apagaron las luces, y no hubo nada que ver. Hubo mucho que escuchar. Un retrato literario, musical y acústico de México, retribuido por Stefano Scodanibbio a la que considera su «segunda patria», y dedicado a su amigo, el escritor y poeta Adolfo Castañón.
El público presente a medio día en dicha sala universitaria pudo conocer más a fondo la «Ópera Sonora» que el contrabajista presentó visiblemente emocionado, pero tranquilo. Así nos enteramos que este aclamado músico se enamoró de México durante un primer viaje que realizó con Fabrizio Ottaviucci. La curiosidad por conocer este país le fue insuflada primero por un libro: Bajo el volcán (1947), de Malcolm Lowry. Desde entonces, contó Scodanibbio, ha vuelto por lo menos una vez al año.
La composición sonora que el contrabajista realizó, apoyado por la Radio Alemana Saarländischer Rundfunk, parte también de la palabra. La palabra, el sonido y la música para recrear un «Survival Kit» sobre México, explicó Stefano, una guía a la que los turistas pudieran acudir como lo hacen con las guías de Lonely Planet.
Para la elaboración de esta pieza, este músico recurrió a centenas de horas de grabación que recopiló desde hace varios años, junto con cuadernos plagados de apuntes, por miles de kilómetros. Al juntar la información, lo confiesa, sintió temor de que tantos libros, tanta música que había escuchado, tantos sonidos, volvieran negro el lienzo sonoro que tenía planeado.
El resultado fue escuchado por una audiencia concentrada en escuchar al México de Scodanibbio y de todos un poco también. Un México contado por fragmentos de varios escritores, que, en el idioma original lo describen. Alexander Von Humboldt, William Burroughs, Gustave Regler, Enrico Lopes Verissimo, Pino Cacucci, Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Italo Calvino, Carlos Castañeda, Antonin Artaud, entre otros, intentan, a través de las palabras, comprender por qué México es tan especial, y los cautivó: a unos durante unos instantes, a otros por una vida entera. One says Mexico (Uno dice México) articula fragmentos literarios con impresiones sonoras documentales sutilmente integradas y con piezas musicales para guitarra, compuestas y ejecutadas por el mismo Scodanibbio. Guitarras profundas, a veces inquietantes, otras melodiosas, como si intentaran transmitir la profunda contradicción que habita el pueblo mexicano. Con la misma intención de otorgar texturas musicales, sonoras y verbales, las cuerdas de la guitarra se escuchan precisas, aumentadas, casi ásperas en ciertos momentos.
México descrito, su aire, sus paisajes, su ambiente; el México mágico, de la energía, de la religión, del misticismo; Y el México que se conoce por el paladar, las fiestas y la intuición… 50 minutos en los que música, mariachis, aeropuertos, mercados, aportan contexto a textos leídos en inglés, alemán, francés, español, portugués e italiano, de épocas muy distantes entre ellas.
Con las luces prendidas, finalizada la ópera sonora, el director del Festival Internacional Cervantino, Gerardo Kleinburg, presidió un debate, comenzando por felicitar a Stefano Scodanibbio, le agradeció profundamente al músico que haya rechazado lo visual: «En un mundo en el que hay un verdadero abuso visual, esta es una verdadera aportación», consideró.
Al calificar la pieza sonora como un valioso ejercicio de memoria, Kleinburg agregó, además, que Scodanibbio emite la poética hipótesis de que viajar es una idea: «si viajar es ir de un lugar a otro, México no es el destino, es el camino», agregó.
Finalmente, el director del FIC agregó que One Says Mexico podría definirse como una historia de amor entre un individuo y un país.