Ah Kim Pech contagió de vida, alegría y romanticismo al público de la Alhóndiga
La Orquesta Típica Ah Kim Pech abrió un concierto con la canción El Pregonero. Guiados por Humberto Puerto y Puerto, arrancó con precisión y fuerza. Mientras los metales anunciaban una paulatina inundación de cálidas oleadas, los guitarristas y cantantes entonaban al unísono con sus graves voces el coro infalible: …Este es Campeche Señores, la tierra del Pregonero, se levanta con el Sol y se oye con los luceros…, para ser seguidos por violines, timbales y percusiones, declarando así que la Alhóndiga pertenecería por un par de horas al sabor campechano.
A diferencia de una orquesta sinfónica, la típica se distingue por contar con un ensamble de trece guitarras, instrumento únicamente utilizado para solos en la música clásica. Asimismo, en la Ah Kim Pech no se encontrarán contrabajos ni oboes. Así, la Explanada de la Alhóndiga se transformó en un mar tranquilo pero impredecible: violines, guitarras, flautas, trompetas, saxofones, percusiones, trombones y clarinetes que interpretan con dulzura los sonidos de la música campechana y provocan un irreprimible impulso de ponerse a bailar. Con aires de orquesta antigua, las voces femeninas y masculinas de Ah Kim Pech contagiaron vida, alegría y romanticismo atemporales, como un atardecer húmedo frente al mar.
Como minúsculas gotas de mar que salpicaron a los presentes, la música de la orquesta típica celebró con orgullo un folclor con sabor y dulzura contagiosa. «¡Viva Campeche!», se escuchaba la voz del público, desde varios puntos del recinto, mientras el maestro presidía a esta blanca orquesta en la que los hombres visten guayaberas y las mujeres peinados y vestidos tradicionales.
El 4 de octubre de 1540, los españoles fundaron su primera villa en la península de Yucatán. Llamaron Campeche a la antigua Ah Kim Pech, fundada desde el año 300 d.C., y que en lengua maya significa «lugar de serpientes y garrapatas». Como gran marea, el mestizaje cultural se propagaría por todas las esferas de la vida social. En 2001, surgió una orquesta de música típica dedicada a rescatar aquellos ritmos y melodías propios de Campeche, resultantes de interesantes encuentros. Adoptó naturalmente el nombre de Ah Kim Pech, y sus 60 integrantes se han dedicado a interpretar habaneras, valses tropicales, guarachas jacarandosas, cantos patrióticos y románticos bambucos por donde quiera que vayan.
Al realizarse la recopilación del repertorio se comenzaron a hacer los arreglos musicales y a seleccionar a los músicos que conformarían el grupo. Debido al gran interés que despertó la convocatoria, el maestro Puerto conformó la orquesta de la siguiente manera: 14 guitarras, 6 violines, 1 bajo, 6 trompetas, 3 flautas, 6 clarinetes, 6 trombones, 6 saxofones, y como percusiones timbales, güiro, cencerro, claves, batería, tumbadoras, y entre sus cantantes solistas cuenta con Yamile Cano, Rosalba Valencia, Francisco Cevallos, Carlos Villalobos y Carlos Arteaga.
Esa noche, Ah Kim Pech no intentó explicar por qué su música es tan especial y única, por qué nos recuerda a Cuba, a España y a un misterioso mundo prehispánico. Simplemente se dedicó a llenar nuestro corazón de música.