“AQUELLOS TIEMPOS”.-
Por: Mario Rodríguez Estrada.
LOS HOMBRES SON COMO LOS VINOS:
LOS MALOS Y MEJORA LOS BUENOS”.- Cicerón.-(106-
Hace algunos ayeres mencionábamos que la vida es como un viaje en tren, que sigue por una vía y que las paradas que hacemos, corresponden a las estaciones de nuestra ruta, en la que suben y bajan personajes que nos acompañan por un determinado tiempo, al volver la vista atrás, revisando el mapa, nos encontramos con lugares y fechas importantes, una de ellas ocurrió hace cincuenta años, donde por cuatro compartimos la felicidad de formarnos, preparándonos para nuestro futuro, en una vieja y derruida Escuela, que nos transformó de simples e inocentes mozalbetes en neo educadores físico-deportivos…convirtiéndonos en la generación número 20 de la gloriosa ENEF, fundada en 1936 y de la que egresó su primera camada el año de 1938.
Parece imposible que hayan transcurridos tantos años, y que aún tengamos la felicidad de continuar con vida, para celebrar, con aquella gavilla de antiguos jovencitos, los primeros cincuenta años de nuestro egreso…a pesar de algunas celebraciones y reuniones anuales, a muchos de ellos no los vemos desde “Aquellos tiempos” y curioso será volver a verles, cargados de años, de, tal vez, hijos, nietos y sabiduría…tal vez ni podamos reconocernos, pues en nuestras cansadas mentes gravitarán nuestros antiguos recuerdos e imágenes, los que no corresponderán a lo que, ante nuestros ojos se presentan…y tendremos que recordarles que nosotros somos “aquellos” que antiguamente conocieron…que les tendremos que decir que somos “El Caballo” Rodríguez…aquel jovencito provinciano proveniente del “merito” Querétaro…que nuestra vida docente transcurrió entre los estados de San Luís Potosí, Yucatán, Zacatecas y Querétaro…que para no aburrirse demasiado se dedicó a entrenar volibolistas y basquetbolistas…que se casó felizmente con una de sus mas bellas ex alúmnas…la que le regaló tres hermosísimos hijos…y que después de veinte años de matrimonio, lo dejó en manos de la novia de todos los abandonados, Doña Soledad…que aún así su vida transcurrió con toda felicidad…hasta el momento presente…en que