Los guerreros de las llanuras del norte

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La cultura Paquimé

Los guerreros de las llanuras norteñas

Después que Paquimé fue abandonada, pueblos originarios nómadas ocuparon el sitio.

Una incipiente cultura del desierto había muerto.

“En la margen occidental del río Casas Grandes, , se encuentra Paquimé, asentamiento prehispánico descrito por los cronistas españoles como una “gran ciudad con edificios que semejaban haberse construido por los antiguos romanos… había casas de gran tamaño, fuertes y altas de hasta seis o siete pisos de altura… con torres y muros como fortalezas para protección y defensa en contra de enemigos que sin duda asediaron a sus habitantes”.Eduardo Gamboa

Paquimé, antigua ciudad de Mesomérica enclavada en lo que en la actualidad es el yacimiento arqueológico de Casas Grandes, situado en el municipio homónimo mexicano del estado de Chihuahua.

Sus pobladores, de lengua yuto-azteca, la habitaron desde el siglo I hasta el siglo XVII, años después de la llegada de los conquistadores españoles.

Hasta hace relativamente poco tiempo, el noroeste mexicano había sido tierra ignota para antropólogos y arqueólogos, al grado que tal vez no haya en América del Norte otro lugar tan desconocido.

Esta inmensa extensión de desiertos, valles y montañas la compartía Paquimé con otros importantes centros de población del sur de los Estados Unidos, como Chaco y Aztec en Nuevo México, Mesa Verde en el sur de Colorado, y Snaketown en el sureste de Arizona, territorio cultural que Paul Kirchhoff bautizó como Oasisamérica.

Charles Di Peso, arqueólogo que ha estudiado la zona, ha propuesto seis etapas que muestran el desarrollo de la cultura.

I.- Horizonte precerámico. Se ignora su inicio y concluyó entre los siglos I y II. 

II.- Período de la cerámica sin decoración. Concluyó alrededor del siglo VIII. 

III.- Período viejo. Concluyó alrededor del siglo XI. El período viejo se subdivide en:

a) Fase Convento.

b) Fase Pilón.

c) Fase Perros Bravos. 

IV.- Período medio. Terminó en el siglo XIV. El período se subdivide en:

a) Fase Buena

Fe. b) Fase Paquimé.

c) Fase Diablo. 

V.- Período tardío. De 1340 a 1660. El período se subdivide en:

a) Fase Robles.

b) Fase de los primeros contactos esporádicos con los españoles. 

VI.- Período de los españoles. De 1660 a 1821. 

Durante el período viejo se establecieron las primeras aldeas y sus pobladores practicaban la agricultura de temporal además que aprovechaban los escurrimientos de agua de la sierra. 

Durante las fases Convento y Pilón inició la construcción de casas circulares construidas por la excavación de un círculo a la profundidad de menos de un metro que servía de base, el área de tales viviendas era de 10 m² aproximadamente y la puerta redondeada, en el centro de la aldea se eregía una vivienda comunitaria de mayor tamaño que las casas familiares. 

Durante la fase Perros Bravos aumentó el tamaño de las viviendas, se empezaron a construir pegadas unas a otras y su base dejó de ser circular para adoptar la forma cuadrada. La cerámica decorada se hizo presente en éste período, además aparecen pedazos de concha, collares, cuentecitas de turquesa y cobre trabajado. 

Durante el período medio se transformó la organización social y el aspecto de la ciudad. Durante la fase Buena Fe las casas son de un solo piso, las puertas tienen la forma de T y los techos son de viga. 

Durante la fase Paquimé la población alcanza su mayor esplendor, las relaciones comerciales con otras poblaciones aumentan y se construyen montículos ceremoniales.

La población está atravesada por un sistema de acequias que le proporcionan agua, se construyó un juego de pelota y dio inicio la construcción de casas de varios pisos, algunas construcciones alcanzaron hasta cuatro niveles. 

Durante la fase Diablo el asentamiento fue abandonado parcialmente e inició la decadencia a causa del hostigamiento de los pueblos enemigos, para 1340 la población sucumbe al asedio enemigo y muchos de sus habitantes fueron asesinados, eso se concluye por la cantidad de restos humanos que en posturas grotescas fueron encontrados.

Hacia 1958 las investigaciones desarrolladas por el doctor Charles Di Peso, con apoyo de la Fundación Amerind, permitieron establecer una cronología para el lugar, integrada por…

Tres periodos básicos:

El periodo Viejo (10000 a.C.-1060 d.C.);

El periodo Medio (1060-1475),

Y el periodo Tardío (1475-1821). 

En la región, el periodo Viejo es un largo camino de evolución cultural.

Es el tiempo de la cacería y la recolección, que mantuvo a los hombres buscando su alimento a través de estas grandes extensiones por cerca de 10 000 años, hasta que empezaron a practicar los primeros cultivos, hacia el año 1000 antes de nuestra era.

Más adelante, con base en una tradición de arquitectura de tierra que se desarrolló en el noroeste de México y el suroeste de los Estados Unidos, surge Paquimé, con pequeñas aldeas de cinco o más casas semisubterráneas y una casa grande, el espacio ritual, rodeado de patios y plazas. Son los tiempos en que comienza a darse el intercambio de conchas y de turquesa que los comerciantes traían de las costas del océano Pacífico y de las minas del sur de Nuevo México, respectivamente.

Tiempos en que en Mesoamérica nacía el culto a Tezcatlipoca.

Posteriormente, muy temprano durante el periodo Medio, un grupo de líderes que había asumido el control del manejo del agua, y que se había emparentado a través de pactos y de alianzas matrimoniales con los sacerdotes más importantes, decidió establecer un espacio ritual que a la postre se constituiría en el centro de poder del sistema regional.

El desarrollo de las técnicas agrícolas impulsó el crecimiento de la ciudad, y en un proceso que tomó cerca de trescientos años se construyó, floreció y colapsó uno de los sistemas de organización social más relevantes del noroeste de México.

Paquimé amalgamó en su vida cotidiana elementos de las culturas del norte (por ejemplo, la Hohokam, la Anazasi y la Mogollón), tales como la arquitectura de tierra, las puertas en forma de paleta y el culto a las aves, entre otros, con elementos de las culturas sureñas, en particular de los toltecas de Quetzalcóatl, como el juego de pelota.

La soberanía territorial de Paquimé dependía fundamentalmente de los recursos naturales que brindaba su entorno.

Así, obtenía la sal de las áreas del desierto de dunas de Samalayuca, que constituía su límite de influencia hacia el este; del oeste, de las costas del océano Pacífico, provenía la concha para el comercio; hacia el norte estaban las minas de cobre de la región del río Gila, y hacia el sur el río Papigochi.

Paquimé, que en lengua náhuatl significa ”Casas Grandes”, incluye las maravillosas pinturas rupestres del área de Samalayuca, que representan las primeras imágenes del pensamiento americano, Entre los desarrollos tecnológicos que marcaron el proceso evolutivo de Paquimé encontramos el manejo de un sistema hidráulico.

El conjunto de acequias que surtía de agua corriente a la ciudad prehispánica de Paquimé inicia en el manantial conocido actualmente como el Ojo Vareleño, localizado a cinco kilómetros al norte de la ciudad.

El agua era transportada a través de canales, acequias, puentes y diques. incluso en la ciudad misma había un pozo subterráneo, de donde los residentes obtenían agua durante los tiempos de asedio.

“Cuando en 1560 Francisco de Ibarra exploró el valle de Casas Grandes, su cronista escribió: “encontramos caminos empedrados”, y desde entonces muchos cronistas, viajeros e investigadores han comprobado la existencia de caminos reales que cruzan las montañas de la sierra madre de Chihuahua y de Sonora, conectando no sólo a las poblaciones del sistema regional sino también al occidente con el altiplano del norte.

Asimismo, hay evidencias de un sistema de comunicaciones de largo alcance a través de las cimas de las montañas más altas; se trata de construcciones circulares o de planta irregular interconectadas espacialmente, que facilitaban la comunicación por medio de espejos o de humaderas. A un costado de la ciudad de Paquimé se encuentra la más grande de estas construcciones, conocida como Cerro Moctezuma.

En la mente de los arquitectos que diseñaron y planearon la ciudad siempre estuvo presente la idea de que la función y el ambiente determinaban la forma. La ciudad satisfacía muchas demandas de sus habitantes, entre ellas el alojamiento, la preparación de alimentos, el almacenaje, la recepción, la recreación, los talleres de manufacturas, los criaderos de guacamayas y las casas de sacerdotes, curanderos, mezcaleros, comerciantes, jugadores de pelota, guerreros y líderes y soberanos.

Paquimé fue inscrita en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO porque su arquitectura de tierra es un marcador cronológico en el desarrollo de las técnicas constructivas de ese singular tipo arquitectónico; todas las residencias y espacios antes mencionados están hechos con una técnica constructiva que empleaba barro batido, vaciado en moldes de madera y colocado hilada tras hilada, una sobre otra, hasta que se alcanzaba la altura prevista.

El doctor Di Peso estableció que la ciudad fue planificada para albergar a cerca de 2 242 individuos en un total de 1 780 cuartos, los cuales estaban agregados en grupos familiares, a manera de apartamentos. Conectados por pasillos, formando un significativo patrón de organización social dentro de la ciudad, estos grupos estaban independientes unos de otros, a pesar de que los cuartos se encontraban bajo el mismo techo. Con el tiempo la población aumentó y las áreas que alguna vez fueron públicas se transformaron en habitacionales; incluso varios pasillos se clausuraron para convertirlos en alcobas.”

 

La Casa del Pozo se llama así por su pozo subterráneo, el único en toda la ciudad.

Es posible que en este complejo se alojaran 792 personas en un total de 330 habitaciones.

Este edificio de habitaciones, bodegas, patios y plazas cerradas poseía la mayor cantidad de objetos arqueológicos especializados en la elaboración de artefactos de concha.

Sus bodegas contenían millones de conchas marinas de por lo menos sesenta especies diferentes, provenientes de las costas del Golfo de California, además de una riolita pura en trozo, turquesa, sal, selenita y cobre, así como un conjunto de cincuenta vasijas provenientes de la región del río Gila, Nuevo México.

Hacia el sur de la Casa de la Noria se localiza la Casa de los Cráneos, llamada así porque en uno de sus cuartos se encontró un móvil elaborado con cráneos humanos.

Otro pequeño grupo familiar de un solo nivel es la Casa de los Muertos, la cual estuvo ocupada por trece habitantes.

La evidencia arqueológica sugiere que estas personas fueron especialistas en los rituales de la muerte, ya que sus cuartos contenían gran cantidad de enterramientos individuales y múltiples.

Conteniendo ofrendas con tambores de cerámica y otros objetos arqueológicos a manera de fetiches, estos enterramientos estaban asociados a rituales en los que se empleaban las veneradas guacamayas.

 

La Casa de los Hornos, en el extremo norte de la ciudad, está compuesta por un grupo de once cuartos de un solo nivel.

Por la evidencia arqueológica encontrada en el lugar, se sabe que sus habitantes se dedicaban a la producción en grandes cantidades de licor de agave, denominado “sotol”, que se consumía en las fiestas agrícolas.

La construcción está rodeada por cuatro hornos cónicos empotrados en el suelo que fueron empleados para quemar las cabezas de los agaves.

 

La Casa de las Guacamayas fue probablemente la residencia de los que el padre Sahagún llamó “mercaderes de plumas”, que en Paquimé se dedicaron a la crianza de guacamayas.

Ubicada en un lugar central de la ciudad, sus entradas principales se encuentran directamente ligadas a la plaza central.

En este pequeño complejo de apartamentos de un solo piso de altura aún se pueden ver los nichos o cajones en los que se criaba a los animales.

El Montículo del Pájaro ejemplifica la manera de construir edificios con plantas arquitectónicas que semejan aves o serpientes, como es el caso también del Montículo de la Serpiente, estructura única en América.

El Montículo del Pájaro tiene la forma de un ave decapitada, y sus escalinatas simulan ser sus patas.

La ciudad incluye otros edificios más, como el complejo del acceso sur, el juego de pelota y la casa de dios, todos edificios muy austeros construidos con un sentido religioso, que fueron el marco para recibir a los viajeros que vinieron del sur.

Casas Grandes (yacimiento arqueológico), zona arqueológica mexicana situada en el municipio de Casas Grandes (Chihuahua). Formada por casas comunales de adobe, algunas de las cuales son de cinco pisos, sus pobladores contaban con un asombroso sistema de conducción acuífera que abastecía a las casas desde un ojo de agua.

En su descripción de 1565, el conquistador Francisco de Ibarra apuntaba que estaba habitado por indios guerechos, a los que denominó paquimé.

Por trabajos de excavación se calcula que la ciudad de Paquimé pasó por varias etapas de ocupación denominadas: cerámica sin decoración (1-700 d.C.), viejo (700-1060), medio (1060-1340) y tardío (1340-1600).

Fue edificada en un valle del desierto de Chihuahua, al pie de la sierra Tarahumara.

En el yacimiento se encuentra influencia mesoamericana, iniciada en la denominada fase Buena Fe (1060-1200) del periodo medio.

Posteriormente, en la fase Paquimé (1200-1261) es notable el auge del urbanismo: se construyeron montículos ceremoniales y habitaciones de varios pisos, y la influencia mesoamericana es más notable tanto en la construcción del tlachtli como en el culto a Quetzalcóatl y Xiuhtecuhtli.

Dentro del centro principal se encuentran habitaciones y edificios ceremoniales, canales de desagüe, cisternas, hornos para cocer mezcal y canales de irrigación.

Entre sus edificios destacan: el mencionado tlachtli, que tiene forma de ‘I’ y cuenta con una plataforma para espectadores; el Montículo de la Cruz, que parece haber tenido una función astronómica; la Casa del pozo, formada por un conjunto de habitaciones que tenían pozos de agua subterráneos y en los que se hallaron baños de vapor, acequias para el abastecimiento de agua, dormitorios y fogones; al sur de la plaza se encuentra la Casa de las guacamayas, en la que hay jaulas con restos de diversas aves, por lo que se cree que sus plumas fueron utilizadas con fines ornamentales o rituales.

Se localizaron también entierros con objetos de conchas y metales, muestra de la importante actividad comercial que mantuvieron con otros pueblos.

El conjunto arquitectónico maravilla por la armonía entre las soluciones urbanísticas y el entorno natural. Anexo a la zona se encuentra el Museo de las Culturas del Norte. En diciembre de 1998, el yacimiento arqueológico de Casas Grandes fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Fue un asentamiento prehispánico que influyó en el noroeste de la Sierra Madre Occidental; la mayor parte del oeste de Chihuahua y algunas áreas de los estados de Sonora, Arizona, Utah, Colorado y Nuevo México.

Los investigadores calculan que la población probablemente llegó a tener unos 3.500 habitantes, pero se desconocen su filiación lingüística y étnica.

El sitio es famoso por sus construcciones de adobe y sus puertas en forma de “T”. De su extensión total sólo una fracción está cercada y una menor excavada.

Sus edificios tienen rasgos de la cultura de Oasisamérica y demuestra la destreza de los arquitectos prehispánicos de la región.

En el oeste de esta población hay una hilera de estructuras construidas con relleno y piedra que probablemente estuvieron cubiertas con cal pintada; ésos fueron los centros ceremoniales.

Algunos investigadores sostienen que Paquimé tuvo un desarrollo cultural autóctono de la cultura Salado de Oasisamérica. Otros afirman que fue el resultado de la invasión de una élite del altiplano mexicano o México central.

sí se generó un puesto de comercio foráneo dedicado a la producción de plumas de guacamayas, al intercambio de conchas, cerámica, cobre, etcétera. 

 La cultura Paquimé   

Jarrón con forma de lechuza, de la cultura Casas Grandes. Forma parte de la colección del Museo de Stanford (Estados Unidos).

Jarra, de la cultura Casas Grandes. Forma parte de la colección del Museo de Stanford (Estados Unidos).

Jarra con forma humana, de la cultura Casas Grandes. Forma parte de la colección del Museo de Stanford (Estados Unidos).

Jarra, de la cultura Casas Grandes. Forma parte de la colección del Museo de Stanford (Estados Unidos).Artículo principal: Cultura Paquimé

Alrededor de 700 dio inicio la cultura Paquimé en la región con la introducción de la agricultura y construcción de pequeñas casas de adobe semisubterráneas construidas a la orilla de los ríos Piedras Verdes, San Pedro y San Miguel, dichos ríos forman al unirse el río Casas Grandes.

En 1562, el explorador español Francisco de Ibarra señaló que había visitado regiones no exploradas y pobladas por nativos bien vestidos, que vivían en casas de adobe, se dedicaban a la agricultura y contaban con canales de riego y les sobraban alimentos. En 1566 regresó de nuevo a la región y llegó hasta Paquimé o Casas Grandes, población habitada para ese entonces por los nativos sumas, quienes no practicaban la agricultura y vivían de la caza y de la recolección de frutas y raíces.

Francisco de Ibarra escribió: Está muy poblado de casas de mucha grandeza, altura e fortaleza, de seis a siete sobrados, torreadas o cercadas de fuerte a manera de fuertes para amparo y defensa de los enemigos (…) Tiene grandes y hermosos patios, lozados de hermosas, lindas e grandes piedras a manera de jaspe; e piedras de navajas sostenían los grandes y hermosos pilares de gruesa madera, traída de lejos; las paredes dellas enjabelgadas e pintadas de muchos colores, matices e pinturas de su edificio, compuesto a manera de tapias, aunque tejida e revuelta con piedra e piedra más durable e fuerte que la tabla.

Había gruesas e anchas canales del río a los pueblos con que solían llevar agua a sus casas. Tienen grandes y anchas estufas en lo bajo de las casas y edificios para ampara del frío que es allí mucho, porque nieva mucha parte del año e vienen los nortes en extremo fríos de hacia los llanos e de las sierras a donde nieva más de ordinario. Halláronse trazas de metales que los naturales debían de beneficiar e piedras de amolar (…) Hallamos caminos emprendidos.

Esta gran casería e congregación de casas no está junta sino dividida en espacio de ocho leguas río abajo (…) Estaban estas casas la mayor parte de ellas caídas, gastadas de las aguas e desbaratadas, porque demostraba cantidad de años que las dejaron y despoblaron sus dueños, aunque había cerca de ellas gente silvestre, rústica y advenediza que dejaban de habitar en casas de tanta grandeza por asistir a morar en bohíos de paja como silvestres animales al sol, aire y frío. Son cazadores, comen todo género de caza e sabandijas silvestres e bellotas; andan desnudos; ellas traen faldellines de cuero de venado adobado, y algunos de las vacas (cíbolos).