Carta de Jean Vanier de Marzo del 2007
Querido amigo
Te escribo para compartir contigo sobre las comunidades del Arca. Cómo ya lo sabes, El Arca se inició en agosto de 1964, en Trosly-Breuil, una ciudad pequeña, al norte de París. Me había desconcertado el modo en que las personas con discapacidades intelectuales eran tratadas, a menudo rechazadas por la sociedad, como si fueran “inadaptados” o “sub -humanos”.
Había visitado una cantidad de instituciones, hospitales y asilos hacinados y estaba francamente horrorizado por lo que había visto: el entorno despiadado en el cual estas personas habían sido depositadas por el resto de sus vidas.
En aquel tiempo eran consideradas por sus familias realmente como una fuente de vergüenza. Por otro lado, con un sacerdote amigo mío, el Padre Thomas Philippe o..p. habíamos experimentado lo especiales que eran.
Por supuesto, que eran débiles y limitadas y tenían muchas dificultades e incapacidades, pero poseían corazones vulnerables y de muchas formas, eran muy hermosas. Su clamor por amor y reconocimiento me conmovió profundamente y sentí de un modo muy particular su sinceridad de amor a Jesús.
¿No fue San Pablo quien dijo que Dios había elegido al débil y al llamado tonto y a los más despreciables con el fin de desconcertar a los fuertes y a los llamados sabios? Percibí que de algún modo estas personas eran un misterio en el plan de Dios.
Me di cuenta que no podía hacer nada por ellos a gran escala, pero sentí que Jesús me estaba llamando para compartir mi vida con unos pocos de ellos, algo así como una nueva familia circundante que podría ayudarlos a crecer en libertad interior; captar un nuevo gusto por la vida, ayudarlos a desarrollarse humanamente, y especialmente ayudarlos a encontrar la confianza en sí mismos y en Dios.
Esta vida compartida ha sido una fuente sorprendente de gracia y de descubrimiento para mí y para muchos otros. No hubiera imaginado nunca lo hermosas que son estas personas, a menudo tan cerca de Dios y cómo por su intermedio podemos acercarnos a Dios. Qué regalo pueden brindar a nuestras sociedades!
Debido a que son limitados y “lentos” a causa de sus muchas dificultades y a sus ansias profundas de relaciones auténticas y de amistad, ellos me obligaron y a muchos otros a ir más despacio, y a tomarme el tiempo para relacionarme personalmente con ellos. Me han guiado y a muchos otros hacia un entendimiento más profundo de lo que significa ser Cristiano y humano.
No puedo ahondar en la historia completa del Arca… cuarenta y dos años es mucho tiempo!
Podrás leer sobre nuestra historia y lo que hemos descubierto en el libro “El Mensaje, Milagro y
El Arca ha crecido a lo largo de estos cuarenta y dos años y se ha expandido a Canadá, los Estados Unidos y otros países de América Latina, Asia, África y Europa. En algunos países se ha convertido en una realidad ecuménica e interreligiosa. Sin embargo, cada una de las 134 comunidades brinda el mismo mensaje: las personas débiles y vulnerables son importantes y poseen un don para ofrecer a nuestro mundo.
Si nos detenemos y entramos en una relación personal con ellos, nos invitarán a hacer nuestro mundo más compasivo y más humano. Desde 1994, las actitudes hacia las personas con discapacidad intelectual han cambiado notablemente en Canadá y en muchos otros países; las grandes instituciones han cerrado; las escuelas se han integrado y se han abierto residencias y departamentos especiales para personas con discapacidad.
Se ha hecho un enorme progreso. Pero aún hay mucho por hacer. Muchos bebés han sido abortados si se les ha diagnosticado alguna discapacidad; los hogares grupales tienen dificultades en encontrar su lugar en las comunidades locales y las personas con discapacidades severas a menudo no encuentran lugares para su atención.
Canadá, como otros países ricos, acentúa la excelencia, el desempeño y el éxito individual en detrimento de una educación hacia la responsabilidad individual, el bien común, la sinceridad y el servicio hacia los débiles y los vulnerables.
¿Qué es lo que en la actualidad las comunidades del Arca desean brindar que resulta diferente y especial para la sociedad canadiense?
Por el modo en que compartimos nuestras vidas de acuerdo a una visión cristiana –pero abierta a personas de otras creencias-, El Arca quiere ofrecer a las personas con discapacidades intelectuales un lugar de pertenencia donde ellas puedan crecer y desarrollarse tanto humanamente como espiritualmente a través de relaciones auténticas y leales.
Estas relaciones son transformadoras para las personas con discapacidades como también para los “asistentes” que vienen a vivir y a compartir la vida con ellos.
La gente descubre de un modo directo cómo es posible tener una visión de nuestro mundo donde las personas, sin importar sus diferencias, habilidades o discapacidades, puedan realmente amarse y despertar lo mejor del otro.
Nuestras comunidades del Arca desean enseñar que el mensaje del evangelio es una realidad, que las personas pueden aprender a vivir de un modo más simple, y que el más débil puede revelarnos el valor del amor y de la sinceridad hacia los demás en la sociedad.
El Arca desea ser un signo de que la paz y la unidad son posibles –si todos nosotros priorizamos la compasión y el servicio.