Agua Potable en Querétaro, en
el siglo XVlll.
Se vuelve una obra monumental y su emblema:
74 arcos y 60 Cajas de Agua
José Félix Zavala
Los indígenas utilizaban, con magnífico repartimiento, el agua, ya desde entonces procedía de
Venían a Querétaro doce surcos salidos de la acequia principal del río que se repartían en diversas formas por la ciudad y sus contornos.
Adentrado el Siglo XVII, ya con el dominio y población española, los obrajes se fueron estableciendo a lo largo del río, donde lavaban y teñían, la lana y los despojos de los animales sacrificados y los sobrantes del teñido iban a dar al río, lo mismo que el agua usada para la curtiduría de las pieles.
Se estableció para mantener limpias las aguas, que en las cercanías de la acequia madre que partía del río hacia la ciudad, no debían de existir rastros, ni carnicerías, ni debían echarse despojos de ganado, ni se matara o se lavara, estando prohibido en las alcantarillas, hacer muladares, como los que alguna vez existieron en las cercanías del Convento Grande de San Francisco y del Convento del Carmen.
Más de alguna vez se tuvo que contratar al Alarife Francisco de Echavida para que revisara el paso de las aguas que venían de
Sin embargo para mitad del Siglo XVII, las aguas estaban contaminadas, principalmente por la actitud de los obrajes y tenerías “En el tiempo de doscientos doce años de la conquista de la referida Ciudad de Querétaro no se vendía a español alguno un palmo de tierra, ni menos se les permitía avecindarse y los indios eran ricos, libres, soberbios, audaces, atrevidos, y no se sujetaban a la doctrina ni enseñanza del cura“
Los indios usaron el agua,
Para que vivir limpios
De crueldades y torpezas
De inmundicias y hechizos
…de todos estos milagros del agua,
Lo que inferimos
Es que a imitación del agua
Los indios hacen prodigios
Los indios siembran los campos
Todo lo hacen los indios
Los indios de
Los indios en algún tiempo solicitaron conducir temporalmente el agua por la acequia de callejas, hacia los barrios de Pathé, de Tarascos, del Espíritu Santo, entre otros barrios pero los obrajes y tenerías seguían causando muchos problemas al contaminar el agua.
La introducción de agua potable para Querétaro se vuelve urgente, porque ya ni las cisternas, ni los pozos artesianos, ni el servicio de aguadores, ni el agua de lluvia eran suficientes para proveer a la ciudad. El agua del río estaba contaminada.
Los ojos de agua, considerados como los mejores y los más limpios, eran los del Capulín en
Para 1726 el Marqués Juan Antonio de Urrutia y Arana fue comisionado para las obras de conducción de las aguas puras y limpias del ojo de agua del Capulín y que diera lugar a la obra monumental y simbólica de la ciudad: El Acueducto.
Se construyó primeramente una alberca en los ojos de agua del Capulín y se procedió a la nivelación y construcción de la atarjea que llevaría el agua a la ciudad y aunque era más fácil arquitectónicamente que no llegara a
“Fueron necesarias cinco varas de frente, veinte de bogeo, y catorce de profundidad, como cimientos para los pilares de piedra de sillería, con distancia de dieciocho varas entre cada pilar. En la cima de la arquería corre un ducto donde el agua baja lentamente, que desembocará en una alberca en el interior del Convento de
Así pues el conducto del agua limpia para Querétaro desde los ojos de agua ubicados en El Capulín, tiene tres obras específicas: primero la construcción de la alberca, donde se capta el agua de los veneros, segundo la construcción del ducto o atarjea que conducirá el agua pasando por
El Marqués De
La obra del S. XVIII, funcionó hasta la mitad del Siglo XX como único surtidor de agua potable de
Antonio de Urrutia y Arana
Tu gran tesoro en agua convertiste
Volviendo a Querétaro,
un juego
de fuentes y jardines
Los arcos, – de admirable arquitectura en cantera roja, construidos por manos queretanas, en el término de doce años, 1726 –1738 -, son una de las obras de arquitectura más admirables de América.
Mide la arquería del acueducto,
La queja de la falta de agua de calidad en la ciudad de Querétaro, salió afortunadamente, del convento de monjas capuchinas, de San José de Gracia. Eran los días finales del año de 1721.
Llegaron estas religiosas, del Convento de San Felipe, en la ciudad de México, ya autorizada previamente la fundación, por Cédula Real de Felipe V, expedida el 8 de septiembre de 1718 y Bula Papal de Clemente Xl, con fecha del 10 de Marzo del año de 1718, llegando a la ciudad, acompañadas del Marqués, un 7 de Agosto de 1721 y logrando por su tenacidad, mas tarde, la fundación del Gran Convento de
Querétaro, ciudad estado, comenzando el siglo XVlll, el siglo de su esplendor, donde la agricultura, la ganadería, las haciendas, los obrajes, el comercio y el cruce de caminos, la tenían como una de las ciudades más importantes de la llamada Nueva España.
La respuesta a la queja de las monjas, tuvo en el Marqués, Antonio de Urrutia y Arana, la respuesta positiva esperada.
A partir del ojo de agua del Capulín, de 18 veneros, una alberca para almacenar, más la construcción de una atarjea de cal y canto, salida desde La Cañada , 74 arcos, 60 cajas de agua, con un costo de125 mil pesos, Querétaro obtuvo agua pura y cristalina.
Llegó a la ciudad, el agua pura y cristalina, un 22 de octubre de 1735, con una capacidad de 30 litros por segundo, partiendo de la huerta del Convento de Propaganda Fide, a la Caja de Agua llamada de la Virgen del Pilar en la Plaza de La Cruz.
La famosísima obra de cañería y arcos por donde venía el agua limpia a la ciudad, es ciertamente obra sin segunda y digna de la mayor admiración.
El viernes 17 de octubre de 1738, fue el día en que llegó la tan ansiada agua, a todos los rincones de la ciudad y el día 19 del mismo mes y año se cantó el Te Deum, en acción de gracias por tan portentoso acontecimiento.
No hay casa por pequeña que sea, que no tenga agua de pie o de la que brota de los pozos o de la que se les comunica por atarjeas de cal y piedra, que se pasea por las calles de la ciudad.
Del camino que tuvo que recorrer, ocho kilómetros, el agua traída de
Unas veces camina por un lado, otras por el otro lado del camino, unas veces por lo empinado de las cuestas, otras por lo profundo de las quebradas, unas veces dejándose ver sobre los arcos, para pasar lo profundo de los barrancos, otras escondiéndose totalmente a la vista, unas veces corriendo de norte a sur, otras de oriente a poniente.
El Marqués con su tesoro y dedicación, las monjas con su queja y el pueblo con su necesidad, dieron origen al acueducto, orgullo y símbolo de la ciudad.
Los primeros beneficiados fueron los frailes Crucíferos, no las monjas Capuchinas, como fuera de esperarse, pero estos frailes, también fueron los primeros agradecidos, al levantar la primera estatua de Antonio de Urrutia y Arana, en los patios de su convento.
Preciosas Cajas de Agua, aún se pueden encontrar por todo el centro de nuestra ciudad, son las cajas de agua que llevaron la salud y vida, es necesario por tanto dar un recorrido para contemplarlas y disfrutar de su arquitectura y leyendas.
Está
Por esos días se escribía acerca de la importancia de la ciudad de Querétaro, diciendo:
Era la confluencia de corrientes de tráfico increíble, era el bazar en que se cambiaban los productos de todo el mundo, todo para el surtimiento de la república. Querétaro era la garganta para el comercio exterior y sus cambios.
Es necesario contemplar y revivir, La caja de Agua de los Ahorcados, ubicada en
Las Fuentes de Querétaro se repartieron por todos lados, como
En
En el Jardín Guerrero, existe una fuente grandiosa de estilo queretano clásico, realizada por el escultor Abraham González; en
En el interior del Convento Grande de San Francisco se encuentran dos fuentes de hermosa factura y de época, una en el Patio de los Naranjos y otra en el patio de principal; en el Convento de San Agustín se encuentra
En el interior del claustro de santa Rosa de Viterbo se puede contemplar una fuente ochavada original y hundida, de hermosa factura; en el Convento de Propaganda Fide, lo mismo encontraremos, en la huerta, la fuente que recibía el agua de Los Arcos y las fuentes de los patios del claustro, entre otras más.