Murió Paco Ignacio Taibo I,
escritor que “siempre enseñó las artes
de resistir”
Arturo Jiménez
Evocación, más que tristeza, entre quienes acudieron a su casa para despedir al periodista
Para mi padre el periodismo era una mezcla de técnica y oficio con llama sagrada: Taibo II
Fue alguien que rendía tributo y homenaje constante a la vida, manifestó su hijo Benito
Pero, como él mismo lo hubiera deseado –según dijeron dos de sus tres hijos: el narrador Paco Ignacio Taibo II y el poeta Benito Taibo, así como su nieta Marina Taibo III, fotógrafa–, la atmósfera de la casa fue envuelta más por el buen ánimo y la evocación que por la tristeza, pues Taibo I vivió de manera “intensa, apasionada, generosa, honesta, congruente y con un sentido del humor muy potente”.
El cuerpo de Paco Ignacio Taibo I (19 de junio de 1924-13 de noviembre de 2008), colocado en ataúd en la sala de su casa, cubierto con un sarape, fue velado ayer y este viernes será cremado a las 11 horas en ceremonia privada.
Siempre una sonrisa
Generosos como su padre, Paco Ignacio Taibo II y Benito recibieron y atendieron a amigos y periodistas, y destacaron valores del fallecido y de la familia, como el espíritu de tribu, el cual, dijeron, es colectivo, comunitario.
“Para mi padre el periodismo era una mezcla de técnica y oficio con llama sagrada; no lo consideraba un negocio sino una misión, la voz de quienes no la tienen; él decía: trinchera que agarres, úsala”, dijo Taibo II, y compartió que siempre le enseñó “las artes de resistir”.
Recordó “su extraño respeto por la televisión”, su crítica a la izquierda por sólo satanizar a ese medio y dejar libre esos espacios para que “se cuele toda la mediocridad”, su conflicto con Emilio Azcárraga o sus aportes cuando dirigió los noticiarios del Canal 13.
“También usó el cine y la gastronomía para hacer sociología”, dijo, y resumió: “Fue un privilegio haber sido hijo de Paco Ignacio Taibo I, desde todos los puntos de vista: profesional, personal, amoroso.”
El poeta Benito Taibo dijo: “Mi padre deja una enseñanza moral y ética, que es lo más importante. Ha sido un privilegio ser su hijo y un verdadero honor, porque no era sólo un padre sino un maestro. Papá siempre pensó que este era un mundo maravilloso, a pesar de algunos de los habitantes del mismo. Él fue alguien que hacía un tributo y un homenaje constante a la vida. Pese a sus muchas enfermedades en los años recientes, te acercabas a él y siempre seguía sonriendo”.
Incluso la nieta, Marina, hija de Taibo II y de la promotora cultural Paloma Sáiz, directora de
Escribió varias novelas y deja una obra inconclusa que Benito y Paco II revisarán para publicarla.