Historia y crónica de Coyoacán

Sucesos de Coyoacán  

Uno de los rumbos más gratos de la ciudad es Coyoacán, importante enclave prehispánico y villa de prosapia durante el virreinato. Su antigüedad la hace acumular una rica historia plena de sucesos y personajes que tuvieron relevancia en la vida capitalina. 

Hasta la derrota en manos de los mexicas Coyohuacan era un destacado señorío. En ese sitio se instaló Hernán Cortés para preparar el ataque contra México-Tenochtitlán y en este lugar vivió en tanto se rehacía la ciudad de México, sobre las ruinas de la otrora magnificente urbe mexica. Sus piedras nos podrían hablar de los templos y palacios que destruyó el conquistador, muchos de los cuales adaptó para habitarlos. 

Quizá el recinto en donde Maxtla dio un banquete a los tenochcas para humillarlos obsequiándoles ropa “mujeril” haya sido el mismo en el que Cortés organizó un festín para celebrar el arribo de su esposa, la desdichada Marcayda, quien esa misma noche iba a morir en circunstancias extrañas, que muchos le atribuyen al propio conquistador. Las consecuencias de la humillación que confirieron los coyoacanenses a los mexicas originaron el feroz ataque que habría de convertirlos en súbditos de los mexicanos. 

El significado del nombre que identifica a esta añeja zona deriva del náhuatl cóyotl, que significa coyote, y hua, partícula que en conjunto significa “Lugar de quienes tienen o veneran coyotes”; a ello alude la fuente ubicada en el jardín Centenario. Desde la época prehispánica huertos y frondosas arboledas han rodeado la población, que según nos informa el notable cronista Bernal Díaz del Castillo, a la llegada de los españoles tenía seis mil casas edificadas y numerosos adoratorios en forma de torres. 

El conquistador y sus huestes dejaron huella de su paso en magníficas casonas, algunas de las cuales aún existen, aunque han padecido múltiples modificaciones a lo largo de los siglos. Para la Iglesia fue también sitio de importancia; ahí llevaron a cabo su labor evangelizadora el célebre Fray Martín de Valencia y los franciscanos, seguidos más tarde por los dominicos. De herencia tenemos el soberbio templo y convento de San Juan Bautista, por mencionar el más significativo. 

Durante los tres siglos del virreinato Coyoacán se caracterizó por sus fértiles tierras de cultivo, huertos altamente productivos y por su abundancia de agua, que le proporcionaban innumerables manantiales y los ríos que la cruzaban; lo anterior, aunado al buen clima, llevó a que en las primeras décadas del siglo XIX, la población, de mil 800 familias, comenzara a crecer con la llegada de personas que buscaban todas esas ventajas y la relativa cercanía con la ciudad de México. 

En el siglo XX Coyoacán entró a la modernidad; su zona pedregosa, adonde los chamacos iban de excursión, se convirtió en la Ciudad Universitaria. Sus ríos se entubaron y se convirtieron en avenidas, los manantiales se agotaron y los terrenos de siembra se convirtieron en fraccionamientos. 

Para abordar diferentes aspectos de la historia y la vida cotidiana de Coyoacán, la Casa de las Humanidades de la UNAM, situada en avenida Presidente Carranza 162, teléfono 55548662, organiza un ciclo de conferencias los miércoles de noviembre y los dos primeros de diciembre. El próximo 19 la que esto escribe hablará de “Personajes y sucesos”, en los siguientes, Carlos Martínez Assad trata “Vida cotidiana”, le sigue Luis Everaert con “Coyoacán en la fotografía” y concluye Patricia Galeana con “La batalla del Convento de Churubusco”. 

Antes de las conferencias vamos a darnos un agasajo marinero en la Marisquería del Valle, que se ubica en San Francisco 1912. Hay caldos, cocteles y arroces con lo que se le ocurra del mar y desde luego frescos pescados preparados al gusto. La pata de mula en su concha, el aguachile y los langostinos al mojo de ajo son mis favoritos. Cosa rara en este tipo de restaurantes, tiene buenos postres y cafés.  

Ángeles González Gamio

gonzalezgamio@gmail.com  

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