Valentín Frías y la Capilla del Pocito

La capilla de las rosas en la Villa de Guadalupe

Aparición Guadalupana. Grabado de la novena del padre Florencia de 1785.

Diario de Querétaro

José Rodolfo Anaya

Resulta de gran interés rescatar este artículo de Valentín F. Frías, por dos razones fundamentales. En primer lugar, para conocer la evolución de su trabajo de investigación y segundo, por la información proporcionada, que no coincide con la aportada por otros autores no contemporáneos de la capilla. Que cobra especial importancia, ya que de acuerdo a la tradición Guadalupana, fue el sitio donde se realizó «la cuarta aparición».

El artículo pretende ser una ampliación, de otro anteriormente publicado, a finales del siglo XIX, en El Tiempo de México (1883-1912), diario editado por Victoriano Agüeros. A falta de fotografías, Frías realizó a mano alzada una serie de valiosos dibujos testimoniales, con los que ilustró su escrito.

Frías siempre llevaba su vademécum, especie de libreta forrada de cuero, en la que hacía los primeros apuntes. Más tarde, en casa, armaba una segunda o tercera versión, añadiendo información documental, libresca u oral, para completarlo. Es casi seguro que el texto que hoy se da a conocer, pertenece a esas etapas del proceso de investigación. Faltando las versiones mecanográficas definitivas para su publicación. Se advierte en las hojas la presencia de otra letra, distinta de la de Frías. Pretenden ser notas aclaratorias, apostilladas, las cuales se incorporaron tal como fueron redactadas, con toda seguridad son de la pluma de José María Mesa, amigo y mentor de Valentín.

Los motivos de Frías para escribir el artículo, fueron entre otros, confirmar la maravillosa tradición, reseñar los cambios en el célebre paraje, frente al Pocito y elaborar una cronología coherente de los hechos.

Según la tradición, todo inició la mañana del martes 12 de diciembre de 1531, junto a un árbol de cazahuate (palo bobo), en cuya sombra se dice que la Guadalupana esperó a Juan Diego, con las rosas. Hasta los días del arzobispo virrey Alonso Núñez de Haro y Peralta (1772-1800) se erigió una columna conmemorativa, una vez que se secó el «árbol de la Virgen», esto en la última década del siglo XVIII. Y así permaneció por más de cien años.

Cercana a la columna se estableció una pulquería, tal como la vio Frías antes de 1900.

A principios del siglo XX, la familia Álvarez Icaza, compró el predio y construyó una primera capilla, que dignificó el lugar, y que fue la que conoció Frías en 1912. En ese tiempo, ya había desaparecido la columna, y los restos de la misma, a caso fragmentos del capitel, y la imagen, un relieve escultórico, se adosaron a un costado de la portada de la capilla, con una cartela y los textos que sintetizaban su historia.

Años más tarde, con toda seguridad después de 1914, se reconstruyó la capilla, con mejores materiales y con pretensiones estéticas y arquitectónicas dentro del neoclásico y el isabelino. Esta segunda capilla de una sola nave, con bóvedas de pañuelo, de cinco segmentos, se demolió en 1968, y en su lugar se levantó otra más acorde a los tiempos modernos.

El artículo no se publicó por falta de documentos fidedignos, además de las imprecisiones en la información recabada. Algo se subsanó con la información libresca y la tradición oral, pero no fue suficiente. El artículo quedó inconcluso y llegó hasta nosotros, como una muestra de los procesos en el trabajo del escritor queretano,

José Rodolfo Anaya Larios.

A continuación el artículo.

En la Villa de Guadalupe, frente al Pocito, existió una columna con una imagen de bulto, de cantera, de Nuestra Señora de Guadalupe, que según la tradición, indicaba el lugar donde la Santísima Señora entregó a Juan Diego las rosas; más como la casa inmediata se convirtió en pulquería, los briagos hacían sus necesidades corporales entre la pared y la columna. (1) (Dibujo 1) El que esto escribe (2) que lo vio y alentado por el señor don Miguel Mesa (entonces su principal) escribió un artículo en El Tiempo de México, lamentando aquello, y proponiendo se hiciese en aquel lugar una capilla. El que esto escribe (3) no sabe si aquel artículo influyó en el ánimo de la cristianísima familia Icaza; pero el hecho fue que como se deseaba y proponía, fue hecha la capilla, quedando la columna (según parece) incrustada entre la capilla y una tienda nueva que levantaron desde sus cimientos. (Dibujo 2) La actual columna figurada, es plana y tiene en la parte superior una placa de fierro vaciado incrustada, con la Guadalupana en relieve. El cuadro mide 40 centímetros de alto por 25 de ancho, según cálculo; y al pie se nota aún, parte del cornisamento de la antigua columna; (Dibujo 3) pero entre este cornisamento y el basamento, no se nota lo cilíndrico (4) de la columna, pues está plana, cementada (sic), teniendo al pie de la imagen, la inscripción siguiente, cuyas letras parecen de mármol o de mosaico:

La Inmaculada

Virgen Santísima

María de Guadalupe

esperó en este lugar

al felicísimo Juan Diego

cuando le ordenó subiera

a la cima del Tepeyac

a cortar las rosas

que recogidas en la tilma

del humilde neófito

fueron aquí presentadas

A nuestra excelsa Reina

quien tocándolas

con sus celestiales manos

verificó el portento

de pintar la maravillosa imagen

que veneramos

en la Insigne Basílica

de Guadalupe.

En grata remembranza

de favor tan insigne

el Ilustrísimo Señor Arzobispo

Núñez de Haro y Peralta

mandó erigir esta columna

en este mismo sitio (5)

en que se encontró el árbol

bajo cuya sombra

esperó a Juan Diego

nuestra excelsa Reina

María de Guadalupe.

Y las familias

Álvarez e Icaza e Icaza

en testimonio

de ferviente amor

levantaron a sus expensas

esta capilla (6)

para honor y gloria de Dios

y culto de su bendita Madre

María de Guadalupe.

Fecha en que la copié: marzo 22 de 1912.

Valentín F. Frías (Alter)

NOTAS

1.- Los Chavos, creo, se llamaba esa pulquería.

2.- Valentín F. Frías.

3.- Valentín F. Frías.

4.- No era redonda como creyó Frías, sino cuadrangular, como puede verse en [el] grabado (pág. 56 de la primera parte del Álbum de la Coronación) de «Exterior de la iglesia del Pocito». Está una como base o pedestal cuadrangular que forma la mayor parte del monumento y sobre eso un plinto como de dos cuerpos, que es otro pedestal redondo, parte estriado, y todavía hay otro zocalito o plinto en que se yergue la imagen.

5.- En el Álbum de la Coronación de la Santísima Virgen de Guadalupe (1895) de El Tiempo de Victoriano Agüeros, se dice (pág. 82, columna primera, en medio, primera parte), que en febrero de 1794, el bachiller don Miguel Hidalgo solicitó permiso del Cabildo de Guadalupe para erigir una pirámide (sic) coronada con la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, en el sitio en que según la tradición entregó la Santísima Virgen las flores a Juan Diego, sitio en que se dice existió un cazahuate ( entonces solamente restos de las raíces de él [se] veían y un cerco de piedras que en algún tiempo lo protegió) accedió a ello el cabildo. ¿Por qué no pondrían las fechas relativas a esa capilla, esto es, cuándo se comenzó y cuándo se estrenó etc., etc.?

6.- Se le denomina de Las Rosas y se ve que con razón tiene ese nombre.