Retrato literario de un artista,
sueño cumplido de Raúl Anguiano
Pendiente, el proyecto de crear un museo para el pintor y muralista mexicano
Queda material en más de 70 grabaciones en audio para hacer 5 tomos más
Merry MacMasters
El pintor y muralista Raúl Anguiano (1915-2006) quiso legar dos cosas a México: un museo con su nombre y sus memorias. Esto último ya es un hecho. El libro Retrato literario de un artista; Raúl Anguiano, mi vida, de la periodista Luz García Martínez, será presentado hoy a las 19 horas en
En la mesa redonda participan René Avilés Fabila (su fundación editó el volumen, junto con la viuda, Brigita Anguiano), Bertha Taracena, Guillermo Ceniceros, Juan Luis Díaz de León, Jorge Arturo Maciel Suárez, César Morales Hernández y la autora.
García Martínez fue a entrevistar al pintor en 1994 y allí mismo le pidió “hacerle una biografía”. Éste es un libro hecho durante más de una década, “en total complicidad con el artista, porque el último día que estuvo en México terminamos de hacer una segunda revisión. Es decir, donde se le leía línea por línea. Todo lo que está en el libro –incluida la selección de imágenes– se estructuró junto con el maestro”.
Inclusive, Anguiano escribió en julio de 2004 la introducción del tomo, donde consigna la necesidad de “registrar la memoria de cualquier hombre sin importar su origen o profesión, especialmente la de aquellos seres humanos que han legado a la posteridad su obra, como la del artista”.
El libro está hecho con base en diálogos y entrevistas, de ver el proceso de su obra, pero sobre todo “fue un libro que tiene como antecedente otro: Trazos de vida de Raúl Anguiano, llamado así porque conjuntó sólo 100 cuartillas de una biografía de la cual llevábamos ya 800 en 1998. Queda material del maestro registrado en más de 70 grabaciones en audio para hacer seguramente cinco libros más como éste”, apuntó García Martínez.
Respecto al otro legado, Brigita tiene obra suficiente “para llenar un museo de 10 pisos”, pero, dada la situación económica actual, dice contentarse con “una sala Anguiano en uno de los recintos existentes; en esto ya trabajo con el Instituto Nacional de Bellas Artes, pero para escoger su mejor obra”.
Brigita mencionó, en seguida, las salas y los recintos que ya llevan el nombre de su marido, como
“El deseo del maestro era que la obra estuviera a la vista en todas partes de la nación. Éste es mi proyecto, llevar la obra, donar a salas que siempre la mantengan. Pero el punto final es la obra que deja a la nación, depende del espacio, que por el momento vemos como una sala en los museos existentes. Ése es el plan ahorita, luego del centenario, porque, claro, mi propuesta era un museo para la segunda generación que cubre tanto a los artistas que realmente crecieron a la sombra de los ‘tres grandes’ y deben tener un espacio, como Alfredo Zalce y José Chávez Morado.
“Repito, no es posible ya un museo, será en el futuro porque esta idea la formé, pero lo han planteado desde Europa investigadores, por ejemplo, historiadores de Berlín, de la universidad, que dicen, ‘tanta riqueza que México tiene y dónde está’. No tanto a la vista”, acotó Brigita.
La ciudad de México cuenta con
Hasta en Lituania, país natal de Brigita, se construye un museo en Riga para albergar una colección privada de la obra de su esposo.
Bertha Taracena conoció a Anguiano en 1949, una tarde en que la crítica de arte e historiadora “salía de
La especialista nunca ha creído que la tendencia figurativa de Anguiano se deba de “inscribir en lo que se llama Escuela Mexicana de Pintura, porque más bien el ámbito del arte mexicano es enorme”. Continuó: “Anguiano es un representante magistral de su tiempo y su circunstancia. Con él trabajé ampliamente desde que empecé a escribir, en 1965, y me le acerqué mucho cuando estuvimos luchando para que le dieran el Premio Nacional de Arte, cosa muy difícil de conseguir aunque parezca que es muy ordenado, clasificado y todo va por el carril debido. Pero es tan difícil como publicar un libro u obtener cualquier otra plataforma o presea o categoría en nuestro ambiente cultural. Pero luchamos, luchamos, y conseguimos por fin que se lo dieran en