Tarcisio Bertone y México en Querétaro

El cardenal Bertone será testigo

de una nueva primavera

cultural en México  

Habla uno de los organizadores del encuentro del secretario de Estado con la cultura 

Jaime Septién  

QUERÉTARO 

ZENIT-El Observador 

Un nuevo protagonismo de católicos dedicados a la vida académica está apareciendo en México. Tanto en universidades públicas como en instituciones privadas surgen iniciativas para el diálogo, la discusión y el compromiso a favor de una nueva relación entre la razón y la fe. 

ZENIT-El Observador entrevista a Rodrigo Guerra, director del Centro de Investigación Social Avanzada (www.cisav.org) y miembro del comité organizador del encuentro que el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, mantendrá con el mundo de la educación y la cultura católica en México el lunes 19 de enero de 2009 en el histórico «Teatro de la República«, en la ciudad de Querétaro. 

–¿Cuál es la importancia del encuentro del cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Papa, con el mundo de la educación y la cultura en México? 

–Rodrigo Guerra:  

En México y en América Latina la fe generó cultura desde la primera evangelización del continente. Para hombres como fray Juan de Zumárraga, Tata Vasco, Toribio de Benavente o Bartolomé de las Casas el anuncio del Evangelio conllevaba la proclamación de un nuevo modo de vivir nuestra humanidad que generaba comunidad, lenguaje, arte, compromiso social e instituciones educativas al servicio de todos, en especial, de los más pobres. En el contexto actual es preciso reconstruir el puente que vincula la experiencia cristiana y todo aquello que educa al ser humano para que pueda vivir a la altura de su dignidad. Por eso, un encuentro de los principales responsables de la educación católica de México con el cardenal Bertone tiene un especial significado: hay que avanzar por un camino iniciado hace mucho y que hoy es preciso continuar en un nuevo contexto. 

–El encuentro que se realizará en Querétaro lleva por título «La realización de la razón en el horizonte de la fe». ¿No es acaso este un tema muy teórico para una realidad muy práctica y concreta que hoy se vive en México? 

–Rodrigo Guerra:  

La fe no es una teoría, es la certeza personal que brota a partir del encuentro con Jesús. Por otra parte, la «razón» siempre es la razón de alguien, de un sujeto concreto, con una historia singular. El tema del encuentro con el cardenal Bertone, por eso, no versa sobre conceptos o teorías. Las relaciones entre la razón y la fe siempre poseen un carácter personalista, es decir, son relaciones entre un yo humano y un Tú infinito que se revela libremente y que abre un horizonte nuevo para la vida. Cuando la razón reaprende a realizarse en el horizonte de la fe nada queda sacrificado. Al contrario: nuestra inteligencia queda potenciada ya que se le plantean nuevos temas, preguntas y desafíos a causa del encuentro con una realidad más grande que ella. 

–¿Cómo es el mundo de la educación y la cultura que va a encontrar el cardenal Bertone en México? 

–Rodrigo Guerra:  

No es fácil caracterizar un escenario grande y complejo en unas cuantas palabras. Por una parte, el pensamiento liberal mexicano ha marcado a algunas de las más importantes élites educativas desde hace más de un siglo. La idea de que el cristianismo no tiene derecho a existir en la vida pública y que sólo debe reducirse a práctica privada y folclore para los turistas ha ganado un amplio territorio. En algunas universidades ser científico y ser creyente son realidades prácticamente excluyentes. Por otra parte, hay que reconocer que los católicos dedicados a la vida académica en ocasiones hemos caído en el intimismo o en la reducción moralista de la fe cristiana a una propuesta de «valores». Ambos fenómenos se han entretejido y han dificultado que la fe proyecte su luz en el mundo de la educación, la ciencia y la cultura de un modo pujante, creativo y altamente incidente. 

Ahora bien, este escenario problemático está acompañado de un movimiento simultáneo sumamente esperanzador: una nueva generación de académicos católicos está emergiendo en diversos lugares y ambientes. Muchos son personas nacidas después de 1960 y que han quedado desencantadas por las ideologías que ofrecían salvación a través del Estado o del mercado. Otros son católicos que perseveraron en la fe en medio de ambientes educativos adversos y que hoy al mirar a Benedicto XVI encuentran motivos renovados para emprender un nuevo protagonismo. Finalmente están también muchos jóvenes que vivieron su infancia acompañados por la figura de Juan Pablo II y que al finalizar sus estudios universitarios saben que es posible y necesaria una fe que ilumine a la razón y una razón ensanchada que esté dispuesta a acoger la irrupción del acontecimiento cristiano. 

–¿Qué necesita México para que este incipiente movimiento de renovación de la cultura cristiana pueda consolidarse y dar frutos? 

–Rodrigo Guerra:  

mi hipótesis personal es que son necesarias tres cosas fundamentalmente. La primera es recuperar la centralidad de Cristo. El cristianismo sólo es significativo para la vida y para la razón de las personas cuando se descubre como una experiencia de encuentro, de comunión, de fascinación ante una Persona que cumple las exigencias de nuestro corazón y las excede. En segundo lugar, es necesario crear nuevos espacios y nuevos métodos para que la fe genere cultura, ciencia y pasión por la verdad. Benedicto XVI lo ha dicho recientemente: «El nuevo diálogo entre fe y razón, que se hace necesario hoy, no puede llevarse a cabo en los términos y modos como se realizó en el pasado». En tercer lugar, es preciso que los católicos entendamos que la colaboración entre diversos carismas e instituciones es fundamental para testimoniar la comunión que hace creíble la fe. Sólo cuando los diversos carismas eclesiales colaboran generosamente entre sí, superando desconfianzas, el único Cuerpo de Cristo se repropone ante el mundo y la experiencia educativa cristiana se vuelve vía para que todas las personas, todas las sensibilidades, todas las preguntas e inquietudes, puedan encontrar una acogida evangélica y así pueda surgir un nuevo protagonismo en la vida social de nuestros pueblos. 

–El Centro de Investigación Social Avanzada (www.cisav.org) es la institución anfitriona que la Conferencia del Episcopado Mexicano ha escogido para la realización del encuentro con el Cardenal Bertone: ¿qué significa para ustedes este evento? 

–Rodrigo Guerra:  

Para el CISAV este encuentro no sólo es un gran honor sino una ocasión providencial. Hemos nacido como una comunidad académica dedicada a la investigación avanzada en filosofía, bioética, estudios sobre familia y ciencias sociales. Monseñor Mario de Gasperín, obispo de Querétaro, y monseñor Carlos Aguiar, Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), han sido verdaderos padres que han alentado nuestro trabajo desde el comienzo, y nos han animado justamente a vivir plenamente nuestra identidad laical, a cultivar el máximo rigor científico y una verdadera apertura a la fe. Los discursos del Papa Benedicto XVI sobre fe y razón se han vuelto programáticos para nosotros. Por ello, el tener la oportunidad de colaborar junto con la diócesis de Querétaro y la CEM en la organización de este encuentro sobre «la realización de la razón en el horizonte de la fe» nos confirma en nuestra misión y nos anima a perseverar con humildad en ella. De esta manera, nos sumamos al camino que han recorrido antes que nosotros importantes instituciones como AMIESIC, que aglutina a las universidades de inspiración cristiana, la CNEP, que reúne a las escuelas privadas, y el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC). También nos sumamos al movimiento que está generando la nueva «Red Académica Fides et Ratio» (www.redfidesetratio.org.mx), que ya abraza a numerosos investigadores y docentes de universidades públicas y privadas de México y de algunos otros países. Como en otros momentos de la historia, nuestras pobres fuerzas y nuestros limitados planes son rebasados por el Espíritu que obra donde quiere y cuando quiere.

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