Los pantalones de «campana»…

Retrato de Martin Amis

con pantalones de campana 

Una muestra presenta al escritor y a la élite intelectual del Londres de los setenta  

PATRICIA TUBELLA     

El personaje de 30 años que mira a la cámara con la pose del que se sabe interesante estaba considerado en la época una suerte de Mick Jagger de las letras inglesas, tan talentoso como atractivo, seductor y asiduo de la vida social. Martin Amis ya era un autor emergente -tras su estreno con El libro de Raquel- cuando su novia de entonces, Angela Gorgas, tomaba el retrato en el París de 1979. La imagen forma parte de la colección privada de la fotógrafa y pintora, que se exhibe en la National Portrait Gallery londinense bajo el título Martin Amis y amigos y que coincide con la condición de sexagenario que el escritor adquirirá este año.   

Una veintena de fotos íntimas, todas en blanco y negro, de instantáneas familiares y del círculo de amigos que integraban la joven élite intelectual en el Londres de finales de los setenta. Gorgas conoció a Amis en una fiesta, inicio de una relación a caballo entre la capital británica y París. Llegaron a prometerse, pero sus caminos acabaron bifurcándose cuatro años más tarde. Al inicio de la convivencia, él compaginaba su vocación con la crítica literaria en la revista New Statesment, donde compadreó con el autor y comentarista político Christopher Hitchens y con el poeta James Fenton. 

La cámara retrata al trío frente al Sacré-Coeur, un invierno de 1980, cuando Amis ya había abandonado la publicación para volcarse en su cuarta novela, Otra gente, que sucedería a Niños muertos y Éxito. El joven con gafas redondas y flequillo que aparece en un café parisino el mismo día es Ian McEwan, el hoy respetado autor de Ámsterdam y Amor perdurable, con quien compartiera redacción en el New Statesment. 

Un partido de críquet organizado por la plantilla de la revista en un parque londinense permitió capturar una cálida pose de Kingley Amis, padre de Martin, abrazando a Pat Kavanagh, que con el tiempo se convertiría en decana de los agentes literarios hasta su reciente muerte. Años más tarde, el autor de Dinero, Campos de Londres y La información la plantaba en pro de un rival. Desde entonces, el también escritor Julian Barnes, marido de Kavanagh, no ha vuelto a dirigirle la palabra. 

El patriarca Kingsley -novelista, poeta, crítico- no acompaña a su hijo en ninguna instantánea, aunque el joven Martin sí aparece junto a su madre, Hilary Bardwell, en la casa de Ronda donde todavía reside. 

Aristócratas, artistas, académicos, escritores… Este álbum familiar se erige en el retrato de una juventud creativa y privilegiada, ajeno a la imagen del país en aquellos años de tensiones sociales. «Me asombra que cualquiera de nosotros consiguiera escribir una palabra sensata, teniendo en cuenta que éramos tan estúpidos como para llevar pantalones acampanados», ha bromeado Amis sobre una época que rememorará en The pregnant widow, que se publicará en otoño. El ascenso de su estrella fue meteórico, como ya insinúan las fotografías: «Tenía una firme opinión sobre sí mismo», sentencia Gorgas. 

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