Haciendas cacaoteras de Tabasco
Dentro de la finca se encuentran montículos Mayas que le dan valor cultural y turística a la finca cacaotera que ya es considerada por la familia como jardines mayas.
Foto: El Heraldo de Tabasco
Organización Editorial Mexicana
Azarías Gómez González
El Heraldo de Tabasco
Las legendarias haciendas cacaoteras Cholula y La Luz, que circundan esta ciudad, y que se dedican a la industria del cacao y al turismo ecológico, se encuentran listas para mostrar al turismo extranjero que arribe en el primer crucero, lo que aún queda del grano que un día sirvió de moneda entre los Mayas, y que se convierte en bebida de dioses.
A escasos 20 kilómetros del puerto de Dos Bocas, Paraíso, en donde echará anclas el primer navío The World, con empresarios expedicionarios a mediados del presente mes, y en marzo el crucero Zulderdam, se encuentran dos fincas en donde a manera de historia del cacao se cuenta con museos, y la exuberante vegetación compuesta con diversidad de flora, entre ellas plantas típicas de la región que el visitante podrá conocer después de un largo recorrido bajo las plantas de cacao, su sombra madre de mote, gigantescos samanes, y diversidad de plantas tropicales.
Sobre la carretera a Paraíso, a un costado de las ruinas de Comalcalco, se encuentra la Finca Cholula, donde el cuarto en la generación cultivadora del cacao en esa finca Manuel Antonio Valenzuela Roveroll, revela que Cholula perteneció a franciscanos llegados de Puebla a principios de 1800. La Finca ha conservado su nombre desde entonces, pero a la familia Riverol pertenece desde 1914 cuando ya era una finca cacaotera, tras ser hacienda, y donde operaba la famosa tienda de raya porfirista.
En los años sesenta los abuelos de Manuel Antonio Valenzuela Riverol, Juan Rivero Somellera Y Dolores Vizcaíno decidieron fabricar chocolate, a fin de darle al grano valor agregado, por lo que en el año 1948 se registra la marca de chocolate El Chontal.
Debido a la cercanía con la zona arqueológica donde se encuentran las ruinas se empieza a dar en forma natural lo que es el turismo, y en los años 60 Juan Riverol Somellera ya manejaba el turismo rural.
Los turistas tras visitar las ruinas, pasaban a comprar chocolate a Cholula, pero se interesaban en conocer el origen del chocolote, así, el finquero los llevaba a conocer las plantaciones de cacao cultivado en 12 mil metros cuadrados.
Con el tiempo adquirió experiencia hasta manejar grupos mayores que salían satisfechos con la explicación sobre el origen del chocolate.
En los años noventas, Marina Riverol Vizcaíno se hace cargo de la fábrica de chocolates, y con ello la tercera generación en lo que es el proceso del chocolate y la cuarta en el cultivo del cacao.
Proyecto sustentable
Cholula también forma parte del espacio científico. Muchas universidades visitan la finca cacaotera. No solo han llegado universidades del estado y del país, sino del extranjero para hacer proyectos, de ahí, que Cholula sea un proyecto sustentable dado que se maneja a través del cultivo orgánico. El chocolate fabricado en Cholula no lleva conservadores, ni químicos.
Dentro de la finca se encuentran montículos mayas que le dan valor cultural y turística a la finca cacaotera que ya es considera por la familia como jardines mayas.
Frente a Cholula aún se aprecia el rió Seco que un día fue navegable, y que sin duda los mayas buscaron el lugar para asentarse y realizar el trueque o intercambio de mercancía.
Las variantes en la flora en esa finca cacaotera van desde el platanillo, el tatuán, macuilis, cedro, caoba, guineo roatán, aguacate, chinin , cuajinicuil castaña, hoja de to, cañita agria, canela pimienta, entre otras muchas más plantas que el turista va conociendo con las explicaciones de los propietarios de la finca.
Y entre el follaje del samán, y de los árboles frutales elevados, al menos medio centenar de monos aulladores se balancean de rama en rama, vienen en manadas tras escuchar el llamado de Manuel Antonio, el cuarto de la generación Riverol que los imita para que se acerquen.
Tras casi hora de recorrido, con sus respectivos descansos en medio de la selva de cacao y fornidos árboles, el turista una vez oxigenado sus pulmones concluye su recorrido en Cholula conociendo los aperos de labranza para cortar el cacao, las maquinas para procesarlo, y la tienda donde se expende el chocolate El Chontal, en donde el visitante puede adquirir artesanías típicas de la entidad