“AQUELLOS TIEMPOS”..
Por: Mario Rodríguez Estrada.-(Mario RE).-
QUERETARO INGRATO…
Dadas sus muy especiales características idiosincráticas…la ciudad de Querétaro es muy poco dada a enaltecer, o meramente reconocer los méritos personales de sus hijos o entenados, entendiendo como estos, a aquellos individuos que sin haber nacido en su seno, eligieron vivir, convivir y educarse en sus entrañas…algunos de sus muchos ejemplos los encontramos en un Ignacio Ramírez, que vivió entre los queretanos hasta los 18 años o de un tal José María Luis Mora , a una edad similar…ambos de los mejores hombres de la historia de México, para unos, para los otros, los clásicos conservaduristas, su sola mención los pone a temblar y hasta rechinar sus dientitos…de entre sus “hijos”, Querétaro solo escoge para su altar afectivo, a aquellos de ellos, que están, estén o estuvieron conectados de alguna forma, con el quehacer secular, religioso o simplemente espiritual …dejando para los que no…simplemente el olvido o el desdén…sin importarle que tales individuos, hayan sido de los mejores entre los mejores.
Uno de los casos entre los que la ingratitud queretana mas se manifiesta es con el excelso cantante mexicano JUAN ARVIZU…registrado en el año de su nacimiento, 1900, como: Juan Nepomuceno Arvizu Santelíces…en la ciudad de Querétaro…el que desde muy pequeño dio claras muestras de sus aptitudes musicales, heredadas de su señora madre, la que poseía una clara y fresca voz de soprano…desde los siete hasta los catorce años, pasó lista entre las mejores voces del Orfeón Infantil Queretano, a cargo del inolvidable padre Velásquez…las que tuvo que abandonar para ayudar a su padre con la economía familiar, dándose de alta como telegrafista del ferrocarril…mismo empleo paternal desde hacía ya varios años…aún con sus pantalones cortos, corrió grandes aventuras, ya que las facciones revolucionarias en conflicto, sin ver sus tamaños, le quisieron cercenar sus manos para que ya no transmitiera y sus orejitas, para que ya no oyera…su buena suerte le ayudó a sortear obstáculos y a los veinte años vivía, ya con mas calma en la ciudad de México…asistía con asiduidad a los teatros de la misma, especialmente donde pasaran Operas y operetas…donde fue captado por el maestro Pierson, al tararear las letras, muchas que de memoria sabía…que al saber de su “historial” artístico en la ciudad de Querétaro, le ofreció ayudarle casi sin cobrarle, ya que su “chamba” en el ferrocarril, poco le dejaba…Juanito, durante algún tiempo, para corresponder, se convirtió en ayudante de su maestro, apoyándole con sus clases a los mas jóvenes cantantes mexicanos…entre los que se contaron Pedro Vargas y Jorge Negrete…conminándolo después a que se inscribiera en el Conservatorio Nacional de Música de México, donde continuó puliendo su voz…donde pronto fue invitado para que se incorporara a las filas operísticas de las compañías mexicanas, debutando como tenor ligero en 1924, en las tablas del teatro “Esperanza Iris”…interpretando con acierto:”La sonámbula”, “Dinorah”, de Meyerbeer, “Don Pasquale” de Donizetti y algunas de las mas bellas de Verdi, como; Rigoletto y El Trovatore…aparte de las palmaditas y de las felicitaciones, Juan Arvizu se dio cuenta de que por ese camino, no ganaría ni lo poco que le daba su ya renunciado trabajo de telegrafista…la suerte hizo que en los corrillos se enterara, de que un gran maestro de orquesta, buscaba un tenor para que interpretase boleros, en su ya próxima gira de la misma por tierras cubanas…hizo, lo que ahora llamamos: “casting”, una prueba y salió elegido…las palmas del público cubano y después del mexicano, le orillaron, para siempre, a abandonar el “bel canto”, y entregarse a la música popular …buscando su estilo, interpretó tangos, boleros y hasta rancheras…alguna vez, muy sentimentalmente cantó “El Queretano”…acordándose de su tierra…pronto fue invitado a grabar discos y su popularidad aumentó…sobre todo al interpretar la canción de Joaquín Pardavé: “Varita de Nardo”…lo que constituyó un clamoroso éxito para ambos, ya que en “Aquellos tiempos”, en que no había “piratas” ni forma alguna de copiarlos…se vendieron mas de 35,000 discos…el mas famoso Cabaret, de “Aquellos tiempos”, llamado Salambó, le contrató como primera figura y necesitando un pianista acompañante, la bella hija del dueño, Angelina Brusquetta, le presentó a su esposo…un esmirriado y flaco personaje, que interpretaba, de oído, cualquier canción con singular estilo, además de que ya tenía registradas algunas cancioncillas de su autoría…a Juan Arvizu le agradó su desenfado y le contrató como acompañante y como compositor…y a partir de 1928 unieron sus destinos dos figuras, que el tiempo se encargó de agrandar y hasta gigantizar…¡perdón!, se me estaba olvidando que el pianista aquel se llamaba Agustín Lara y afirmaba ser de Tlacotalpan, Veracrúz …pronto Juan Arvizu convenció a un amigo de la disquera fuese a oir al tal Agustín…grabando, este, así, sus primeras composiciones…al año siguiente, 1929, en un acceso de inspiración, Lara le presenta una cancioncilla, que sin estar puesta en el pautado se la canta con su media voz…Arvizu se sintió electrizado, corrió en busca de papel y lápiz y prestamente la transladó al pentagrama…al terminar, cargó con ella y con el acompañante-compositor a los estudios de grabación…donde se encontraban grabando las integrantes del trío Garnica-Ascencio…que al escucharla en voz de Juan Arvizu les gustó tanto que le pidieron les permitiera grabarla…cosa que hicieron tanto ellas como Arvizu…la cancioncilla aquella se convirtió en un éxito tal, que ambas grabaciones, compitieron entre si por el favor y preferencia del público mexicano y de toda América…y tal fue su impacto que IMPOSIBLE junto con la canción cubana “Lágrimas negras” de Miguel Matamoros…elevaron el bolero a las máximas alturas..sitio del que ya nunca volvió a bajar…desde ahí Arvizu perdió a Lara,
Pues la fama se lo arrebató y tuvo que seguir solo su camino…fue llamado a grabar nuevos discos a Nueva York…fue requerido en Buenos Aires para que inaugurara una de las tres mas grandes estaciones de radio en América “Radio El Mundo”, en 1935, pues antes ya había sido solicitado para la inauguración de