Instantes, mirada de Phil Kelly,
el peatón que celebra la urbe
Merry MacMasters
La exposición, antología de 30 cuadros al óleo, se presenta en Naxica Galería de Arte
Las ventajas de ser transeúnte tienen que ver con lo táctil, lo cual quiero que se perciba en mis pinturas, que no sean distantes, explica
Adelantó que podría realizar dos murales en el DF
Cuando el pintor Phil Kelly (Dublín, 1950) llegó a México hace más de 30 años, cambió la lectura de los libros por la de las calles. El accidente y el instante de la vida cotidiana, al decir de Henry Miller.
Su mirada pictórica ha incluido referentes urbanos tan actuales como
Los cuadros de Kelly suelen ser de un colorido que dista mucho del gris plano de la urbe. Para el artista su obra equivale a una celebración encaminada a contrarrestar los pensamientos negativos de los que sostienen una relación de amor/odio con la otrora región más transparente.
Hace dos años Kelly sufrió una intoxicación que lo mantuvo varios meses en cama: Todo mundo me decía que tenía que pintar en acrílico y usar guantes, pero pinto al óleo, así es, es mi vida. Reconoce, no obstante, que ahora pinta menos con los dedos.
–¿Ése fue el problema?
–Aparte los olores de la trementina. Mi estudio está situado en la calle de Nazas y Circuito Interior, entonces está sujeto a la contaminación del tráfico. Tampoco ayuda, pero es la vida.
Kelly no se queja, al contrario, recuerda que este oficio fue nuestra elección. Queríamos ser pintores. Pasé tantos años trabajando de lechero, matador de pavos, panadero y chofer de camiones. Todo mundo me decía que nunca podría sobrevivir de pintor. Pero, ya tiene dos décadas de vivir de eso.
–¿La intoxicación cambió tu ritmo de trabajo?
–Cada día despierto y camino hasta el taller, que está a 25 minutos, pero los pobres puentes peatonales se están cayendo, porque todos piensan en el coche. Tiene mucha importancia esta caminata. Es un proceso que me fascina, porque ves a toda la gente furiosa en sus coches. Batallo por el peatón: ‘párate, voy a cruzar’. Y todo el mundo: ‘grrrr’.
Para Kelly, caminar 25 minutos hacia su estudio tiene mucha importancia, sus vistas no son encerradas y puede emprender una batalla por el peatónFoto Yazmín Ortega Cortés
–En general sí, son vistas del peatón.
–¿Cuáles son las ventajas de ser peatón?
–Tiene que ver con lo táctil. Quiero que en mis cuadros siempre se perciba lo táctil, que no sean distantes. Eso también tiene que ver con ser peatón. No estás en un lugar cerrado, con una vista encerrada también. Recuerdo una vez, al hablar con David Hockney sobre esto: dijo que el problema es que ya vemos todo cuadradito, en términos del televisor, de la pantalla de Internet, mientras nuestra manera debe ser y era, desde hace muchísimos años, de escanear, no de ver las cosas así. En los tiempos medievales se podía pintar un cuadro donde el señor y su caballo eran más grandes que el puente.
Aunque el tema predominante en Instantes –muestra curada por Rafael Pérez y Pérez– es la ciudad, también hay cuadros de Monte Albán y la costa de Nayarit. El entrevistado confiesa que le dan un poco de flojera las playas y los sitios arqueológicos, pero cuando va, dibuja. Luego, “la gente me dice: ‘Phil, tu trabajo siempre es de la ciudad’. Les contesto que de vez en cuando salgo. Y eso se tiene que pintar también. Son las reflexiones de mis viajes”.
En la actualidad La línea desnuda, exposición de dibujo de Kelly, itinera por el norte del país; en este momento se encuentra en Hermosillo. Entre sus proyectos para este año el pintor prepara una muestra para una galería en Guadalajara y estudia la posibilidad de hacer un par de murales en la ciudad de México.