Visita a las «Siete Casas»

 

La «Visita de las Siete Casas»

Entre el olor a manzanilla, música del tambor y la chirimía, en el centro de la ciudad de Querétaro se arremolina la multitud para cumplir con la tradición de las “Siete Casas” de “Anás a Caifás” 

Por doquier y entre los más de 20 monumentales templo del centro de la ciudad se ven Los Nazarenos custodiados de soldados romanos. 

Las calles están entorpecidas por cientos de “puestos” de alimentos, pan y dulces, para reafirmar la Costumbre 

«El Señor de La Columna» también se multiplica, mientras los niños aprenden y los mayores enseñan el como se celebra La Semana Santa y se admira el arte efímero en los monumentos levantados para la adoración de “El Santísimo” 

Las campanas han guardado silencio hasta el momento en que se entone el “Gloria” en la Misa de”Resurrección” 

El Sábado de Gloria los Judas tronarán por toda la ciudad

 

 

Es una costumbre popular que consiste en visitar siete lugares donde esté el Santísimo Sacramento expuesto el Jueves Santo. 

En una especie de peregrinación y de recuerdo de Jesús, que fue llevado de un lado a otro en su pasión. 

Generalmente se realiza yendo a visitar siete templos cercanos; recordando en cada templo el camino de la Pasión de Jesucristo frente al Tabernáculo.   

Alma de Cristo, santifícameCuerpo de Cristo, sálvameSangre de Cristo, embriágameAgua del costado de Cristo, lávamePasión de Cristo, confórtame¡Oh mi buen Jesús!, óyemeDentro de tus llagas, escóndemeNo permitas que me aparte de TiDel maligno enemigo, defiéndemeEn la hora de mi muerte, llámameY mándame ir a TiPara que con tus Santos te alabePor los siglos de los siglos. Amén  

Salió como de costumbre, fue al Huerto de los Olivos, y los discípulos le siguieron. Llegando al lugar les dijo: «Pedid que no caigáis en tentación.» Y se apartó de ellos, y puesto de rodillas oraba diciendo: «Padre si quieres, aparta de mi esta copa; pero no se haga mi voluntad sino la tuya». Entonces se le apareció un ángel que lo confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos, vencidos por la tristeza; y les dijo: «Levantáos y orad para que no caigáis en tentación». Lc. 22, 39-46. Segunda Visita Jesús llevado atado a la casa de Anás 

Tercera Visita Jesús llevado atado a la casa de Caifás 

Cuarta Visita  Jesús llevado ante Poncio Pilato 

Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mi. ¿Qué has hecho?» Respondió Jesús: «Mi Reino no es de éste mundo. Si mi reino fuese de éste mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí.» 

Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tu eres rey?» Respondió Jesús:» Si, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.» Jn 18,35-37 

Quinta Visita Jesús llevado ante Herodes  

Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de Él, y esperaba presenciar alguna señal que Él hiciera. Le preguntó con mucha palabrería, pero Él no respondió nada. Entonces Herodes con su guardia después de despedirla y burlarse de Él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato. Lc 23, 8-9; 11 

Sexta Visita Jesús es regresado con Pilato  

Díceles Pilato: «¿Y qué voy a hacer con Jesús el llamado Cristo?» Y todos a una voz: «¡Sea crucificado!». «¿Pero qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: «sea crucificado». Entonces Pilato , viendo que nada adelantaba, sino que mas bien se promovía tumulto, tomo agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.» Y todo el pueblo respondió «¡su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos! Entonces les soltó a Barrabás …» Mt 27,22-26 

Séptima Visita Jesús llevado a su Pasión   

Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de Él a toda la cohorte . Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; y , trenzando una corona de espinas se la pusieron sobre su cabeza y en su mano derecha una caña, y doblando la rodilla delante de Él le hacían burla diciendo «¡Salve, rey de los judíos!»; y después de escupirle cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de Él, le quitaron el manto, y le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarlo. Mt. 27, 27-31 

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